Un histórico como el Hamburgo continúa de capa caída en la Bundesliga en los últimos tiempos. Nada parece funcionar en el club del Norte de Alemania, hasta el punto de haberse convertido en un equipo impotente y agónico que lucha por evitar el descenso. Ayer recibía al conjunto de moda de la antigua Germania, el Wolfsburgo de Dieter Hecking. Los lobos consiguieron adelantarse pronto en el marcador y dominaron el partido en toda su totalidad. Los goles de Guilavogui y Caligiuri consagraron una nueva victoria del equipo verde, que mantiene una dinámica muy positiva desde el mes de noviembre, con una sola derrota en su haber.

Espejismo inicial

Con el apoyo de su afición, la llegada del nuevo entrenador y la motivación de jugar frente a unos de los equipos punteros en la Bundesliga, el Hamburgo salió de inicio con una propuesta valiente. Pretendió llevar la iniciativa del juego, sacar el balón jugado desde atrás y atacar la defensa verde. En los primeros compases mantuvo la posesión, se mostró bien asentado en el campo e incluso profundizó en alguna acción, aunque sin llegar a generar el suficiente peligro en la portería defendida por Benaglio.

Foto de (www.bundesliga.com)

El Wolfsburgo, en cambio, se mantenía como una manada de lobos, esperando para poder robar y correr. Poco tardaría el equipo local en acusar su mal momento y errar en la salida del balón. De Bruyne robó, conectó con Dost, que hizo de pivote para la llegada como un tren de mercancías en segunda línea de Guilavogui que adelantó al conjunto visitante en el minuto 9 de partido. En esa jugada se vio la confianza y dinámica de uno y otro equipo con bastante claridad.

La cruda realidad

A partir de ese instante las aguas volvieron a su cauce. El Hamburgo perdió la poca confianza que tenía al principio y, a pesar de tener más posesión que su rival en el primer tiempo, se veía impotente a la hora de atacar al sólido bloque verde. El único recurso viable era el de optar por enviar balones largos y aprovechar las segundas jugadas. Pero ni así fue capaz el conjunto local de construir alguna ocasión. Era un equipo sin dar muestras de capacidades, aún teniendo a jugadores de nivel.

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En el Wolfsburgo todo era diferente. Los lobos daban sensación de peligro en cada oportunidad que tenían para ser verticales. Vierinha y Rodriguez subían constantemente al ataque y aportaban profundidad por bandas. Ya en la segunda mitad consiguieron hacerse con el mando del partido, con un Arnold llevando la manija en el centro y acompañando el gran despliegue físico de Guilavogui. El partido lo cerraría Caligiuri empujando una gran acción colectiva en el minuto 73 tras un saque de banda.