La 30ª jornada de la Bundesliga cerraba el telón con un partido que, en los últimos tiempos, viene convirtiéndose en un clásico moderno del fútbol alemán. Borussia Monchengladbach y Wolfsburgo, o lo que es lo mismo, dos proyectos ambiciosos, con sello de identidad propio y un futuro muy prometedor, se batirían en duelo. Todo ello, con la lucha por los puestos Champions y el título liguero como telón de fondo. Y es que, una no victoria del Wolfsburgo, no solo les acercaría a sus máximos perseguidores, sino que también daría al Bayern el campeonato de forma matemática.

Igualdad y alternancia

Fiel a los que suele venir siendo costumbre los últimos años entre ambos equipos, el partido arrancó muy igualado. Respetando su fisionomía, potros y lobos trataron hacerse con el balón desde bien pronto, para así poder dominar el encuentro. En ese sentido, el equipo de Lucien Favre demostró haber salido del túnel de vestuarios algo más agresivo, lo que le permitió, transcurrido ya el tiempo de tanteo, ser el primero en enganchar una fase de dominio duradera.

El Gladbach monopolizó el primer tramo de choqueCon Raffael muy activo, siendo parte muy activa del proceso de creación de los locales, más la aportación de Herrmann y sus constantes desmarques de ruptura, el Gladbach monopolizó el primer tramo de choque. Fruto de ese dominio, una jugada made in Gladbach, con pase frontal de Xhaka al desmarque de Kruse, cerca estuvo de convertirse en el primer gol del encuentro, pero Herrmann no llegaría al pase de su compañero. Ambos cuadros eran conscientes del potencial ajeno, hecho que provocó que los dos equipos estuvieran muy cautos atrás, permitiendo muy pocos espacios al rival.

Acabada la fase de control local, sería el turno de los visitantes. Era el minuto 30 de partido, y el Wolfsburgo poco a poco fue liberándose del dominio local. Bendtner tendría la primera ocasión para los de Hecking, pero su remate forzado se marcharía muy alto; y minutos después, de nuevo el danés no sería capaz de culminar el tres contra dos. Pese a las oportunidades, la igualdad era total y se hacía difícil pronosticar quién sería el primero en adelantarse. Ya en los minutos finales, el Wolfsburgo volvió a pisar el pie del acelerador, forzando varias jugadas a balón parado que cerca estuvieron de permitirle abrir la lata. Sin embargo, el marcador no se movería, concluyendo el primer periodo con el 0-0 inicial.

Ambición premiada

La segunda mitad arrancó igual de agitada que acabó la primera, pero esta vez el protagonista sería otro. Aprovechando la empanada loba, los chicos de Favre salieron a por todas del túnel de vestuarios, imprimiendo una velocidad mayor a su juego posicional. En el 49, Herrmann tendría de nuevo el gol en sus botas, y dos minutos después, Wendt remataría alto una maravillosa jugada de tiralíneas por el perfil izquierdo. Tal era la superioridad del Gladbach que Hecking, viéndole las orejas al lobo, retiró del campo a Perisic para dar entrada a Guilavogui para así ganar en solidez en el medio. 

El Gladbach salió a por todas del túnel de vestuarios, imprimiendo una velocidad mayorNo obstante, el cambio, lejos de cambiar la dinámica del choque, acentuó más si cabe el dominio del Gladbach, quien tenía a los lobos totalmente acorralados. Entorno al minuto 70 Kruse estaría muy próximo a marcar por doble ocasión, pero Benaglio volvió a demostrar estar muy ávido de reflejos para alejar el peligro. Ya en los últimos diez minutos, los potros, cansados de toparse con su falta de acierto, bajaron el pistón varias revoluciones, condenando al partido a un empate. O al menos, eso debieron pensar los espectadores allí presentes.

Pero al Gladbach aún le quedaba una última bala. Una última bala que Kruse, con el minuto 90 ya cumpliéndose, no iba a desaprovechar. Era el último intento de jugada elaborada por parte del Gladbach. Kramer hizo llegar la pelota a terreno rival, Xhaka cambió el juego a izquierda hacia Taoré para que éste centrara; Jonhson tocó dentro del área y Kruse, tras toparse con el balón, fusiló a Benaglio.  

Justa victoria final del Borussia Monchengladbach que, tras el empate del Leverkusen en el Rhein-derbi, recupera la tercera plaza. Los de Favre, tras un primer tiempo muy igualado, fueron mucho más ambiciosos que un descafeinado Wolfsburgo, haciéndose justos merecedores de la victoria. Además, este resultado da matemáticamente el título liguero al Bayern de Munich, el cual necesitaba, tras su victoria de ayer ante el Hertha, que el Wolfsburgo no venciese en Monchengladbach.