Un estilo con la misma raíz de nacimiento, acunado entre las mismas sábanas y que un fiel seguidor, Pep Guardiola, elevó a una categoría suprema en el FC Barcelona, para después llevarlo con él a Baviera e implantarlo en el Bayern de Múnich. El prestigioso juego de posición, nacido a principio de los años 70 en Holanda, vivirá un choque histórico en la Champions League entre sus dos máximos exponentes en la actualidad. La idea es dominar el balón, porque solo hay uno, y así el rival no lo puede tener. Veremos quién de los dos impone su supremacía con el esférico en esta apasionante eliminatoria camino a Berlín.

Luis Enrique ha conseguido que, después de su época más gloriosa, el Barcelona vuelva a rendir a un gran nivel, y ahora deberá mantenerlo. Los mecanismos ya estaban inventados, pero el técnico asturiano ha enriquecido al equipo de recursos complementarios, ha devuelto la actitud a la plantilla, y ha conseguido que Lionel Messi esté motivado y haga girar a todos sus compañeros tras su eje. Si en su día fue la mayor arma de Guardiola, ahora mismo es su mayor preocupación. Su equipo llega muy mermado en su vuelta al Camp Nou para enfrentarse al mejor ataque del momento, para el que no existe mejor antídoto que el ‘fútbol control’.

El protagonismo

Se enfrentan dos equipos valientes, atacantes y a los que les gusta llevar el peso de los partidos. Desarrollan su idea de una forma muy parecida: salida del balón fluido, construcción elaborada en el medio, ataque posicional por dentro y por fuera, presión adelantada tras pérdida… El juego de ambos es indisoluble (todo depende del todo). En la fase ofensiva ensanchan el campo y reúnen muchos jugadores alrededor del balón, y en la defensiva reducen los espacios y presionan de forma unida. Son dos conjuntos con mucha personalidad y que buscarán ser protagonistas, por lo que, será clave quién domine realmente la posesión del balón.

“La mejor forma de defender a un gran ataque es tenerlo alejado de tu propia área”, Pep Guardiola

Las bajas de hombres claves en el Bayern reducen su potencial y sus posibilidades de cara a la eliminatoria. Guardiola deberá elegir entre ser pragmático (como hizo en el Signal Iduna Park para ganar al Dortmund hace unas semanas) o apostar por la posesión y el control del juego. Conociendo los ideales del técnico de Santpedor, parece que la segunda opción es la más probable. Para él, la mejor forma de defender a grandes jugadores es tenerlos lo más lejos posible de tu propia área. Así que, el planteamiento del Bayern en el Camp Nou irá encaminado al monopolio del balón con la fuerte presencia de jugadores capacitados para ello.

El Barça ha recuperado con Luis Enrique la gran activación tras pérdida y el buen trabajo sin balón.

Aunque el Barça de Luis Enrique llega en un excepcional momento de forma. El equilibrio táctico se ha logrado con Messi partiendo al inicio desde la derecha. El poder del equipo ha pasado a su tridente ofensivo y el juego de posición gira en torno al genio rosarino. La suma de calidad, solidaridad, actitud, frescura física, y la recuperación del nivel de pilares básicos y mecanismos borrados hacen que el Barcelona esté volando en la fase definitiva de la temporada. La dinámica del conjunto es muy positiva y su grandeza histórica le llevará también a buscar el mando del partido. Quién lo consiga tendrá mucho terreno ganado.

Los moldes                                             

La escuela holandesa diseñó un sistema 4-3-3 como forma de partida del ‘Fútbol Total’. Un molde que da especial importancia a los extremos y a un buen mediocentro de posición. Esta estructura evolucionó con la llegada de Johan Cruyff al Barça como técnico. El genio tulipán impuso un 3-4-3 para dar aún más poder a la zona central del equipo. Luego, Guardiola, que fue alumno del gran maestro Johan y que se fijó en el trabajo de La Volpe en México, ha desarrollado también las defensas de tres, por el mero convencimiento de que así se completa de mejor forma la fase inicial de juego del equipo (salida desde atrás) al generar superioridad ante la presión de los delanteros rivales. Esta idea de juego se basa en las superioridades y la buena ocupación de los espacios ante el rival.

“Si sales bien puedes llegar a jugar bien. Si no lo haces no hay ninguna opción”, Johan Cruyff

En el Bayern la introdujo a finales del curso pasado, añadiéndole matices que lo hacen todo más indescifrable. Y en éste ha intercalado con uno y otro molde. Ante la imperiosa necesidad de salir bien desde atrás para instaurarse en campo rival y dominar la posesión, los bávaros tendrán que desarrollar el inicio a partir de tres jugadores en el fondo. Puede ser Xabi Alonso entre los centrales (salida lavolpiana) o jugar con tres directamente. Dependiendo de lo que decida ahí Pep, el sistema (que es siempre una incógnita con él) será uno u otro. La falta de los extremos lleva a pensar que apostará por el 3-5-2, con un Rafinha como posible defensor de Messi, y Lahm y Bernat como carrileros, pasando a Schweinsteiger como interior.

Para Guardiola es fundamental que el Bayern salga bien desde atrás. Y la mejor forma de hacerlo es con tres de partida.

También habrá que esperar qué decide hacer con Lewandowski. Si ponerlo titular junto a Müller, o apostar por Götze para aportar más capacidad a la hora de retener el balón. Al igual que con Javi Martínez, un jugador recién recuperado de su larga lesión, pero que puede ser clave jugando como central. Los interrogantes son múltiples. No así en el Barça. Donde todo hacer prever que Luis Enrique saldrá con el once de gala, sin grandes cambios tácticos en su sistema (4-3-3). Aunque a Rakitic se le vio algo perdido ante el Real Madrid, y ese costado es clave para enchufar a Messi en ataque, puesto que el equipo funciona a partir de él, y ayudar a Dani Alves en defensa, ya que es ésa la zona más vulnerable del conjunto culé.

Complementos al estilo

Para ganar hay que jugar. El desarrollo del juego de posición necesita del dominio del balón. Y éste último se consigue a través de la buena salida y circulación, la falta de errores, y la valentía, personalidad y convicción para defender el estilo. Pero unas semifinales de Champions son eliminatorias muy igualadas normalmente y que se deciden por pequeños detalles. Y, si hay algo que diferencia a los grandes equipos de los mediocres, es añadir complementos a su identidad e idea. Es decir, tener recursos necesarios para adaptarse a cualquier circunstancia adversa y sacar provecho de varias situaciones del juego, y no solo de una. Eso es ser un equipo competitivo.

“Ambos equipos queremos el balón, pero solo hay uno. Veremos quién lo consigue dominar”, Luis Enrique

Cuando Pep Guardiola llegó al Bayern, se encontró con un equipo con un fuerte carácter alemán: poderoso físicamente, letal al contragolpe, con capacidad para el juego directo, mucho potencial en el juego por bandas y una gran pegada. El técnico español implantó su ideario en Múnich, pero no dejó que el conjunto bávaro perdiera todas esas armas con las que gobernó de la mano de Jupp Heynckes. Ahora debería adoptar la idea del fútbol basado en la posesión del balón, sin embargo, cuando pudieran correr, lo harían. Además, Pep ha utilizado los balones largos, el juego por fuera y el poderío físico como recursos ante situaciones de necesidad. Es un equipo muy camaleónico, que puede adoptar diferentes formas en un mismo encuentro.

El estilo debe prevalecer siempre, adoptando los recursos como buenos complementos al mismo.

En el Barcelona también se ha trabajo mucho durante el año para enriquecer la idea primaria. Y es ahora cuando Luis Enrique y sus ayudantes están recogiendo los frutos de la cosecha. El conjunto culé ha ganado una gran solidez en la defensa del balón parado y contragolpes, y un gran potencial en las jugadas ensayadas y en las transiciones. La llegada de Luis Suárez ha aportado ese ‘Plan B’ que tantos pedían desde hace tiempo. Con el uruguayo el Barça tiene la alternativa de salir con un envío largo y de atacar de forma más vertical, aprovechando también la velocidad de Neymar y Messi y la capacidad de asistir de Rakitic. Es un equipo completo. Aunque no deberá caer en el error de anteponer los recursos al estilo.