Grandes ocasiones merecen grandes ambientes. El Olympiastadion de Berlín no faltó a la cita para que Borussia Dortmund y Wolfsburgo llenaran de auténtica fiesta futbolera las graderías del estadio de la capital. A pesar del primer tanto de los borussers, los lobos se bastaron con 20 minutos de gloria en los que dieron la vuelta al marcador para asestar un 1-3 en la primera mitad. Con un gran trabajo defensivo del Wolfsburgo y un Borussia Dortmund demasiado estéril en ataque, los de Dieter Hecking consiguieron llevarse la final de la DFB Pokal.

Una final de copa no podía defraudar a nadie, y conscientes de ello, ambos equipos saltaron al terreno de juego sin complejos, dejando la especulación para otros momentos y conocedores de que solo marcar más goles que el rival les permitiría llevarse el trofeo a casa. Volcados ambos equipos al ataque desde los primeros compases, fue el Borussia Dortmund el que golpeó primero. Kagawa ponía un gran centro al punto de penalti para que Aubameyang, con la puntita del pie, abriera el marcador.

Con ese gol y con el paso del tiempo, ambos equipos bajaron un poco los brazos. El Wolfsburgo esperaba atrás buscando la contra, mientras que los borussers combinaban y combinaban sin prisa, mandando algún destello en momentos puntuales con pases largos e internadas por la banda. En una de esas jugadas, Marco Reus tuvo el segundo en sus botas, pero su remate salió por encima del travesaño. Pasado el cuarto de hora, Subotic concedió una falta en zona de tres cuartos que acabó siendo fatal para el Borussia Dortmund. El potentísimo disparo de Naldo lo rechazó un Mitchel Langerak. que no pudo hacer nada más que mirar como Luiz Gustavo ponía el empate.

Un lobo insaciable suelto por Berlín

A partir de ahí, se desató la locura lobera. El Borussia Dortmund se apagó por completo y el Wolfsburgo empezó a dominar tranquilamente el partido. Diez minutos después del empate, Kevin De Bruyne adelantaba a los suyos con un potente disparo desde la frontal del área que el belga dedicaba al desaparecido Junior Malanda. El Borussia Dortmund fue incapaz de reaccionar, acusando de manera exagerada su desacierto de cara al gol. Cinco minutos después del tanto de De Bruyne, en el 37, Bas Dost firmaba la sentencia para los lobos al rematar completamente solo un balón colgado al segundo palo.

Con el 1-3 en el marcador y solo cinco minutos por disputarse antes del descanso, el Borussia Dortmund intentó demostrar que el partido no había acabado, pero solo pudo constatar que no era el día de sus jugadores de cara a portería. Primero Hummels de cabeza y después Aubameyang, ante la presión de Ricardo Rodríguez, mandaron su oportunidad de recortar distancias directamente fuera.

El partido se durmió con un Wolfsburgo encerrado y un Borussia Dortmund estéril

La segunda mitad empezó con mucha igualdad. Caligiuri tuvo en sus pies la sentencia definitiva justo empezar el segundo tiempo, pero Langerak lo evitó con una gran intervención. Unos minutos después, era Reus el que ponía un pase raso precioso para que Kagawa tocara con la punta del pie y la mandara tan pegada al palo que se marcharía fuera. En el minuto 55, otra vez Reus volvió a ver como su gran disparo desde la frontal se marchaba por encima del travesaño. El partido se durmió, con un Wolfsbulgo muy bien cerrado atrás esperando las contras y con un conjunto borusser incapaz de transformar el peligro en gol.

Lobo en la cueva, lobo seguro

A partir del minuto 70, los hombres de Dieter Hecking empezaron a ver muy de cerca el título copero. Ante la impotencia y la efectividad nula de los hombres de Jürgen Klopp, el Wolfsburgo se dedicó de manera única a defender con uñas y dientes y esperando salir al contragolpe. Mkhitaryan demostró que no era el día de los aurinegros al mandar un disparo muy flojo desde la frontal a las manos de Benaglio.

Los últimos diez minutos de la final fueron un asedio completamente estéril de los aurinegros. Kagawa volvió a mandar un disparo desde la frontal a las manos del guardameta suizo del Wolfsburgo, y el propio Benaglio se llevó toda la gloria con un tremendo paradón a un disparo de falta de Aubameyang. A medida que se consumían los segundos Klopp veía como su despedida del Borussia Dortmund sería con las manos vacías. Fianlmente, el Wolfsburgo consiguió alzar el trofeo de campeón de la DFB Pokal por primera vez en su historia.