España prosigue con su preparación para la Eurocopa con paso firme. A falta de conjugar todas las piezas del puzzle que buscará el asalto en Polonia y Ucrania, Del Bosque y sus pupilos han podido ir solventando con facilidad dos amistosos que valen para poco más que coger minutos de competición. Los coreanos, no obstante, se revelaron en unos minutos de descuido español, pero ellos mismos volvieron a condenarse con su cándida entonación defensiva.

La proximidad del pistoletazo de salida a la cita continental hizo reducir a dos la cifra de titulares que no acudirán a la Eurocopa. Con hasta siete novedades respecto al compromiso ante Serbia, España recuperó su fisonomía con Xabi Alonso por detrás de Beñat y Cazorla. Por delante, Mata, Silva y Torres confirmaban el 4-3-3 que España no presentó de inicio en Saint Gallen.
 
Discutido toda la temporada, Fernando Torres tenía ante sí el primer examen importante para argumentar su presencia en la lista final. Con la frescura y la chispa que anunciaba, el Niño cumplió a la perfección con su cometido: se movió, combinó, aportó alternativas e incluso marcó un tanto, el inicial, que le dio el poso de tranquilidad necesario para afrontar el resto del encuentro.
 
La empresa de España sobre el Stade de Suise no resultaba complicada, dada la escasa resistencia de Corea. Asumida su inferioridad, el combinado surcoreano trazó un plan inicial y único que consistía en acometer una defensa con el pleno de sus efectivos por detrás del balón. Sin embargo, Torres desabrochó la zaga asiática tras un preciso envío de Beñat, el cuál que no desaprovechó ante la parsimonia rival, que le dejó libre de marca en el corazón del área.  
 
España seguía a la suyo, con posesión y dominio del cuero pero sin la profundidad necesaria para asaltar la zaga rival. El argumento de Corea, fuera del guion del partido, pasaba por las internadas de Y. Ki-Hun por el costado zurdo, bien solventadas por Arbeloa. Sin embargo, a la media hora, La Roja se adentró en un estado de parsimonia que hizo crecer a Corea. Los asiáticos parecieron rebelarse ante la tiranía de su rival, algo que hicieron con un disparo de K. Do-Heon, el primero a portería, ante el que nada pudo hacer Reina.
 
Con apenas el entreacto para asimilarlo, el equipo español regresó de vestuarios con la misma idea de juego. El dominio volvía a ser un hecho, y solo era cuestión de madurar la jugada hasta dar con el tanto. Fue más fácil de lo esperado, puesto que el brazo de C. Yong-Hyung se interpuso en el disparo de Monreal, provocando un penalti que transformó con astucia Xabi Alonso.
 
A Corea se le fundieron los plomos y acabó entregada a España. La campeona del Mundo, sin oposición, se dio un festín de toques al que paulatinamente te fueron uniendo los tantos. Primero fue Cazorla, quien batió con astucia a la inocente barrera asiática que defendía un lanzamiento de falta; y finalmente Negredo puso el broche de oro merced a una asistencia excelsa de Soldado. A falta de los pretorianos habituales, Del Bosque puede darse por satisfecho, porque esta Selección sigue sin renunciar a su estilo.