No sabe uno si obviar por completo lo de la cansina prima de riesgo, y centrar ya las miras en la Eurocopa, o apuntarse a alguna plataforma para lograr llevar ante el juez a los políticos más corruptos y desvergonzados de Europa. Cuenta el colega Maroto, de As, que por Austria y Suiza le preguntan si aquí hay alguno ya en el talego, después de tan flagrante desfalco. Sí, alguno debe haber, el mantero senegalés de Lavapiés y algún otro que pueda quedar de manifestaciones o celebraciones futboleras. No se puede esperar más de un país donde el presidente del Tribunal Supremo se monta sus fiestecitas a costa del contribuyente y no pasa absolutamente nada. Nadie dimite ni reconoce fechoría alguna, la justicia no investiga. Todo vale, aunque sólo sea así para unos cuantos estafadores. De momento, hablaremos de otra cosa, no anda ya el cuerpo, menos la mente, para batallas sociales. ¡Qué pena! De cualquier modo, con prima y sin ella, aunque se decrete rescate o el euro se vaya a tomar por culo, nadie podrá evitar que Pedrito luzca el 7 de España. Tampoco nadie podrá contener la ilusión de la afición española por alcanzar otro título, ni siquiera esos golfos que nos gobiernan.

Hablando del 7 de España, nos viene a la memoria Raúl, a quien Aragonés se refiere tan velada como inequívocamente en una entrevista publicada en Marca. Parece mentira que todavía haya gente que dé más credibilidad al futbolista que al entonces seleccionador. La tesis de Luis parece simple. Había que desterrar egos, hacer grupo, crear estilo, convenciéndose de que el equipo está siempre por encima de los individuos. Le dice Luis a Ortego que había quien ponía mala cara si no jugaba, que se iba a celebrar el gol sólo con ciertos jugadores del banquillo… No da nombres, pero se refiere a Raúl y a tres más. Los mismos que cantaban la noche de la derrota ante Francia en los cuartos de final del Mundial de Alemania (2006), dando ya por hecho que habría cambio de seleccionador. Pero no. Aragonés aguantó, entonces no había dinero para echarle, y los que no volvieron fueron esos jugadores, aunque para apartar a Raúl hubo que esperar a la debacle de Belfast y aquel lío tremendo que se formó en torno a la selección. Sí llama la atención que ningún internacional español haya salido en defensa expresa de su compañero y que todos alaben públicamente las artes de Luis y su influjo en una selección ya campeona del mundo y con un estilo envidiado por el resto del planeta fútbol.

Fueron Villa y Torres los que acabaron con la trayectoria de Raúl en la selección. Como pasó con Butragueño cuando él irrumpió en el Madrid. Parecía que España era Raúl y diez más, que él tenía que jugar por decreto. Hasta Aragonés había caído en las garras de ese axioma, lo que acabó llevándole al fracaso en el referido partido contra Francia. Torres, Villa y Raúl, por detrás, jugaron juntos. Xabi Alonso, Xavi y Fàbregas quedaban demasiado lejos. El equipo se rompió en dos, desequilibrio total y España a casa, con Makelele de mirandas y Vieira merendándose lo que salía a su paso. Todo por no ser injusto con dos jugadores que estaban mejor que un tercero. Dos años después, España ganaba la Eurocopa con un dibujo completamente opuesto, un solo delantero y un medio campo excepcional. Y nadie se quejó por jugar más o menos, todos lo disfrutaron y luego lo celebraron. Villa fue pichichi y Torres hizo el gol de la final. No se trata de discutir la calidad ni la trayectoria de Raúl, quizás perjudicado por las épocas que le tocaron con la selección. Metió muchos más goles decisivos con el Madrid que con España, debido quizás a que, con él, la selección nunca pasó de cuartos de final.

No nos queremos extender más acerca de Raúl, que ya está bien, aburre mucho, casi cinco años después de su adiós. Sí ha sorprendido siempre que los medios de comunicación hayan promocionado con fuerza cualquier alegato popular, que no profesional, a favor del famoso y legendario futbolista. Cuestión de representante, se supone. Y de la prensa madridista, deseosa de trasladar los éxitos del Madrid a la selección. Hasta el ministro Wert (el de Educación, Cultura y Deporte) se atreve a decir públicamente que echa de menos a Raúl en la lista para la Eurocopa. Otro político haciendo el bobo, desviando atenciones. Mientras tanto, la Aguirre vuelve a insistir en lo de jugar a puerta cerrada próximas finales si se pita el himno… Menos mal que empieza la Eurocopa y que España es la gran favorita, el rival que batir. Escudriñando entre las convocatorias de las distintas selecciones, no hay otra con tanta calidad. Da la sensación de que España sólo puede perder si el adversario de turno juega como el Chelsea y aprovecha alguna contra o algún balón aislado. Eso sí, la posesión de balón está garantizada. Así todo parece menos difícil. Ya veremos y hablaremos. Hoy no damos para más. Ciao.

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Sobre el autor
José Manuel Díaz
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