España jugó de inicio sin delantero y no fue la de casi siempre. Buen resultado para cómo se había puesto el partido con el gol de los italianos. No salió el gran rondo planeado por Del Bosque, pero los daños fueron mínimos. El plan C delató desequilibrio en la selección española y causó precipitación entre los encargados de todo, de llevar la pelota al área y también de meterla en la portería. No tenían que descubrir espacios para dar el último pase al punta, además estaban obligados a hacer el gol, ellos eran los puntas. Salió una vez, jugada de salón con excelso balón último de Silva para Fàbregas, un tanto que significaba el empate, no la victoria, un solo punto. Pirlo, unos minutillos antes, con una simple aceleración y un pase genial a Di Natale, él solo, a su manera, había logrado lo que llevaban buscando desde el comienzo Xavi, Iniesta, Silva y Fàbregas, los escogidos para el experimento. El sistema facilitó la labor defensiva de los italianos, con un planteamiento muy distante del catenaccio y ¡con dos delanteros! Casillas estuvo enorme, como siempre, y se notó cierto descontrol defensivo, quizás producto más de la buena estrategia de Prandelli, también de la descompensación advertida en los campeones, que de la ausencia de Puyol.

Del Bosque esperaba un rival muy defensivo y le salió el tiro por la culata. Menos mal que se pudo arreglar el resultado y casi se gana con ese balón que a Torres se le va alto con Buffon ya batido. No era el día indicado para ensayos de tal calibre. Antes que jugar sin goleador, si se quiere acumular calidad y talento cerca del área contraria, se antoja preferible prescindir de un medio centro como Xabi Alonso, con carencias para incorporarse a ese juego de creatividad y toque (ver post España defiende título y estilo, 5 junio). Y que Xavi Hernández salga desde atrás, dejando ahí a Busquets. Entonces tendrá por delante, y se asociará con ellos, a Cesc, Silva e Iniesta, más un delantero que obligará a la defensa rival y también servirá para abrir espacios. Siempre con cinco, al menos, en ataque, y dejando sitio por los costados. Cuestión de equilibrio. No se puede llevar el juego allí donde tú llegas en inferioridad numérica.

La propuesta de España frente a Italia condujo a un 4 contra 6 por el medio (tres defensas más Pirlo, Motta y Marchisio), ya que las bandas estaban bien cerradas, debido al dibujo de tres centrales en el adversario y a que Busquets y Alonso están para otras cosas, además de que tampoco tuvieron su mejor tarde. El recorrido de los laterales italianos obligaba más de la cuenta también en el plano defensivo a Iniesta y los otros tres. Hacer la jugada, meter el gol y además trabajar en defensa. Demasiado. De Rossi, sin oponente que le fastidiara, sacaba el balón desde atrás con comodidad. Y si Jordi Alba se colaba alguna vez, no había entonces un rematador claro a quien encontrar, mucho menos por alto. Por si fuera poco, Fàbregas no podía además ser 9, más de mentira que de verdad, porque estaba obligado a elaborar y combatir esa inferioridad numérica. A Italia le daba para funcionar con dos delanteros, dos extremos que también eran defensas y medios, cuatro centrocampistas más, si salía De Rossi, y hasta tres centrales. Parecían 15 y no 11. España se vio sorprendida y no salía del extraño y atípico 4-2-4-0, lo que provocaba inferioridad en todas las zonas ante un rival muy superior tácticamente.

No debe extrañar que Luis Aragonés haya comentado que él habría jugado con delantero. Tiene todo el derecho a expresar su opinión, incluso en calidad de ex seleccionador. Y no pasa nada. Si revisamos los partidos de la anterior Eurocopa, la del gol de Torres a Alemania, observamos que el doble pivote español estuvo siempre formado por Xavi y Marcos Senna, que Xabi Alonso sólo fue titular ante Grecia, con el pase a cuartos ya en el bolsillo. Xavi ganaba metros y se encontraba con Iniesta y Silva, más Villa, que se vencía a un lado, y Torres. Juntos todos los partidos excepto en la final, cuando entró Fàbregas por aquella lesión muscular de Villa. Y siempre con delanteros, con especialistas. Marcos Senna se salió en aquella Eurocopa, se quedaba solo, pero el balón era siempre de España. La bisagra perfecta junto a Xavi, los dos creativos, muy distinta de la actual. El principal cambio que se produjo con Del Bosque afectó precisamente a ese doble pivote, pasando a jugar Xavi por delante y siempre Alonso por detrás, innegociable para el actual seleccionador desde su debut en Copenhague (agosto 2008). Se ganaba en seguridad, pero se perdía creatividad y también una pieza en ataque. Y se ganó el Mundial, con un estilo parecido, aunque no tan brillante. Pero siempre con delantero.

Dejémoslo en que Prandelli dio con la tecla, ayudado por el rival, y fue mejor que Del Bosque, que tomará nota. Y en que estas dos selecciones deben ser las que pasen a cuartos de final. Buen resultado para ambas, eso sí, obligadas ahora a ganar a croatas e irlandeses. El técnico italiano supo sacar provecho de ese desequilibrio flagrante de un rival que fue víctima de la pizarra. La squadra azzurra creó más peligro del deseable y eleva enormemente su cotización mientras que España debe despejar dudas varias. Las derivadas de un mal planteamiento táctico ante un equipo siempre competitivo, sea mejor o peor, más o menos defensivo, y esta vez con las ideas más claras que nunca.

La figura del doble pivote puede resultar determinante en esta Eurocopa. La exhibición de los daneses Zimling y -Kvist contra Holanda, pulverizando al tándem Van Bommel-De Jong, de recorrido similar al doble pivote español (en cuanto a desplazamiento e influencia en juego ofensivo), constituye más que un síntoma. Mejor no reparar en la implicación ofensiva de Khedira y Schweinsteiger. Lo de los rusos va aún más más allá con su número 7, Denisov, que se las apaña él solito, como hacía Senna, otorgando movilidad ofensiva plena a Zyryanov y Shirokov, quienes además de replegarse con rapidez se juntan con Arshavin y Dzagoev para sembrar el pánico en el área contraria, como sucedió con Chequia (4-1), hasta ahora la goleada del torneo. Se supone que España no repetirá frente a Irlanda, que jugará con un delantero específico. También con Alonso. Se ganará un goleador, se perderá un medio creativo, de los de fútbol sala, inventores de espacios. Habrá que ganar como en Sudáfrica, no como en Austria hace cuatro años. La clave está en el doble pivote. Debe evolucionar, movilizarse, modernizarse, no debe servir sólo para defender. Del Bosque decide.

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Sobre el autor
José Manuel Díaz
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