Una final inédita en todos los sentidos. Más defensiva España que Italia, aunque suene a blasfemia. Los planteamientos aplicados por Del Bosque suenan más conservadores que la agilidad táctica con la que Prandelli ha hecho crecer y motivarse a sus futbolistas. Podemos hablar de un nuevo catenaccio, el de los tiempos modernos, que no es italiano ni cede el balón al contrario para dedicarse a tapar todos los huecos cerca de la portería propia. El nuevo modelo encumbra, por encima de todo, la posesión del balón como mejor mecanismo defensivo. Si el rival no tiene el balón, imposible que te haga un gol. Tan sencillo y, a la vez, tan complicado como eso. Más vale correr con el balón que detrás de él. El mejor ejemplo de este novedoso estilo fue el España-Francia de cuartos de final. Los vencedores se dedicaron al tiqui-tacasin apenas intenciones ofensivas,  sin delantero, esperando una oportunidad para hacer gol, la colada por velocidad de Jordi Alba, y refugiarse luego en ese juego de toque intrascendente por su falta de profundidad. Más preocupados deben estar los franceses, aún buscando la pelota, no la vieron. No es la primera vez que alguien defiende así en la historia del fútbol, a través de la posesión, pero quizás sí sea España el equipo de primer nivel que pierde más profundidad si aplica su último método, paciente donde los haya. Hasta la última estirada de Casillas si es menester.

Pero los números salen. Al tiempo que crece la flor del seleccionador. ¡Y decían de Miguel Muñoz! A España no le meten un gol en eliminatorias directas, de Mundiales y Eurocopas, desde que Francia nos echó de Alemania 2006. Son nueve partidos sin batir a Casillas, una muestra de que el sistema funciona. Resulta que los italianos luchan por cambiar su estilo, y van por buen camino, hacia un juego más elaborado y ofensivo, más vistoso, lo que era España hasta esta Eurocopa, elaboración para atacar. Sin embargo, la selección española ha dado un paso más con Del Bosque. Habrá quien piense que hacia atrás, los habrá también que lo consideren un avance importante en el juego de los campeones del mundo y de Europa. Aunque nos fijemos más en nuestro portero que en el oponente. Si fuese balonmano, la España que jugó contra Francia incurriría continuamente en pasividad, infracción que aún no contempla el reglamento del balompié. Ahora mismo Italia posee un espíritu más ofensivo que España, cada vez más lejos de aquel equipo de Luis Aragonés, aún época pre-Guardiola, y también del que ganó en Sudáfrica ya con Del Bosque. Hasta dicen por ahí que esta España aburre, pero gana. De momento, no falla. Veremos qué pasa contra una Italia renacida de sus cenizas, competitiva como casi siempre, con intenciones hasta ahora casi desconocidas, al menos no acostumbradas. Un equipo moderno, dinámico y ofensivo. Y con mucha calidad.

Hay menos mordiente, con Villa en forma quizás sería otra la historia. Nunca se sabrá. Tampoco se sabe muy bien si queremos jugar con delantero o no. Unos días sí, otros no, se supone que dependiendo del adversario. Sin imponer nuestro afamado estilo, inconfundible estilo hasta llegar a este torneo, donde España cambia su look de partido a partido, sin que los aficionados acertemos a explicarnos convenientemente decisiones adoptadas y cambios realizados por Del Bosque. Fábregas y Torres aún no han coincidido en el campo, siendo el catalán uno de los mejores especialistas del mundo en el último pase. Pero los resultados mandan. Portugal estuvo muy cerca del gol minutos antes de que los penaltis lo mandasen para casa. Si Cristiano la hubiese metido, ahora el debate sería enorme, de los que le gustan al seleccionador, con la experiencia y el temple necesarios para tomar responsabilidades. Él conoce mejor que nadie cómo están los jugadores, algunos muy cansados, y piezas clave como Xavi o Silva, que harán el último esfuerzo, a no ser que gente como Cazorla o Mata entren en escena, poco probable salvo que la fatiga de los indiscutibles fuera extrema. Ambos ya fueron sustituidos frente a Portugal, algo más habitual en Silva que en Xavi, menos con el partido todavía por decidir. Iniesta tampoco alcanza su mejor nivel. Se trata de la España del doble pivote, con menos brillantez pero con un oficio y una competitividad irreprochables, además de la mentalidad ganadora y el compromiso colectivo que exhiben sus futbolistas. La España que pierde equilibrio para defender mejor. Distinta, insistimos, a las dos versiones precedentes y hasta a la del día anterior. Poco que ver el partido contra Portugal que el rondo ante Francia. Los lusos tuvieron posesión e intimidaron mucho más, cayéndose físicamente en la prórroga, pero España acabó sin toque, sin delantero, cuando había empezado con Negredo, y con Navas y Pedrito sin poder colgar ningún balón en el área.

A los italianos ya los conocemos. Fueron mejores que España en el debut, aquel partido en el que Xavi, Fàbregas, Silva e Iniesta se dejaron más de medio depósito. Del Bosque tendría que jugar sin 9, como hace tres semanas en Gdansk, pero esta vez parece que no va a ser así. ¿No es el mismo partido? Si todo fuera igual, quizás Prandelli colocara de nuevo a De Rossi como tercer central y mediocampista a la vez. Ese día Italia expulsó de su área a España. El técnico italiano le ganó en la pizarra al español. Y Del Bosque lo debe tener en cuenta. Si España juega igual, Italia lo volverá a aprovechar. Y Silva, Xavi y compañía no andan para replegar con rapidez, recuperar la bola, subirla, pasársela entre ellos y también meterla. Se impone un 9 para fijar a la zaga italiana, menos toque en zonas tontas y más coherencia. Más equilibrio para buscar el triunfo sin ser tan rácanos, tan especulativos. Ya contra Portugal hubo inequívocas señales de alarma. Faltó toque y asociación entre los magos, están cansados. Los mejores en esa semifinal fueron los de atrás, los que defendían, todo un síntoma, hasta en los penaltis, con Ramos, inconmensurable en su riesgo y descaro, y con Piqué, derrochando también personalidad.

Italia no duda en conceder a España el papel de favorita, pero cuidado, mucho cuidado. El propio Joachim Löw, seleccionador alemán, ha declarado que esta no es la mejor España, que es otra. Recordemos que no hemos ganado nunca a Italia en Euros (sí por penaltis en 2008) o Mundiales, lo mismo que les sucedía a los alemanes antes de los dos tantos de Balotelli y de la nueva lección táctica del preparador italiano. Y la cosa sigue igual, Alemania llorando por haberse tropezado con los transalpinos, que ganaron con justicia. Por fútbol y sensaciones, España no debiera figurar como favorita para conquistar el título. Pero dispone de muchos recursos, incluso de efectos que, a veces, parecen más psicodélicos que meramente futbolísticos. Ahora dicen que se vuelve a apostar por Torres, quien debe andar algo confuso. Buscando quizás la cábala, Fàbregas ha repetido con el penalti decisivo, esta vez en semis, no era Buffon el portero. Pidió tirar el último por un pálpito. Como si la historia y la gloria estuvieran aguardando de nuevo al discutido ariete del Chelsea. Simples suposiciones, que se podría decir. O no, ya se verá. El rival no será Alemania, aunque sí estará Buffon. Nadie acertó con Negredo contra los lusos. Italia jugará con Cassano y Balotelli, si están en condiciones, y con un sistema ágil, bien engrasado y rico en variantes. Con Pirlo y tres medios más con las ideas claras, los laterales que suben, los centrales que empujan… Parece como si Italia jugara con más de once, ha sido capaz de desactivar también a la temible Alemania y ahora quiere conquistar un torneo que nunca ha sido suyo salvo en 1968, en casa y con un estilo muy diferente, antiguo. Con Prandelli, los registros son otros y absolutamente fiables por lo visto desde que el balón echó a rodar.

   

P.D.  En plena crisis, en medio de tan cruda e inesperada hecatombe social, la gente del Ayuntamiento de Boadilla del Monte ha decidido instalar una pantalla gigante en la plaza del pueblo y coloca carteles y pegatinas por todas partes, anunciando la final del domingo. Buscando reunir a unos cuantos para llamar a Telemadrid, que está aquí cerca y Esperanza es muy colega. Seguro que mandan una cámara. Publicidad engañosa, propaganda barata. Esto sucede en la capital del Gürtel y se supone que en otros muchos rincones de la geografía española. Los políticos no se gastan el dinero en ayudas alimentarias para los necesitados, que cada vez son más, sino en desviar atenciones. Hasta dicen que Rajoy va a olvidar el boicot internacional a Ucrania y se escaqueará unas horitas para hacer otra vez el ridículo, dispuesto a todo por la selección. Eso sí, ya sólo les queda la final para continuar vacilando al personal… Acaba la Eurocopa, ah no, qué va, ahora empieza el Tour, qué pena lo de Nadal en Wimbledon, y luego los Juegos Olímpicos… ¡Cómo nos lo vamos a pasar! Muchos sin dinero, o agobiados por hipotecas traicioneras, los que desde hace tiempo piden comida en organismos varios, otros racionando muy mucho sus salidas, hasta las cañas. Hará calor, la gente se irá más al pueblo que a la playa… Y ni uno de los malos en el trullo, se creen que la gente decente es gilipollas, pero saben que no es así, que los golfos y chorizos son ellos, y que terminarán pagando por sus delitos, por muchos jueces que haya empeñados en encerrar a estafados y dejar en libertad a delincuentes.

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Sobre el autor
José Manuel Díaz
Una constante en mi vida profesional ha sido no engañar al oyente, telespectador o lector. Apuesto por internet convencido de que se trata del medio de comunicación más limpio, libre y democrático. Y con el compromiso de que todo lo que pueda aportar nunca buscará que mis intereses particulares prevalezcan sobre los generales. Una premisa me ha acompañado a lo largo de mi trayectoria profesional: cada vez que me he puesto ante un micrófono o he tenido que plasmar algo por escrito, lo primero que he tenido siempre en cuenta ha sido el destinatario del mensaje.