Para escribir este texto me debato entre la alegría y la eternidad y aunque la eternidad constituya la intemporalidad, el tiempo sin tiempo, el eterno presente que hemos vivido en el Olímpico de Kiev, he optado finalmente por la alegría para describir una metáfora que se disfraza de ausencia de tiempo e inmortalidad con los colores rojos de nuestra selección.

Y elegí la alegría por la sencilla razón de que posiblemente estos chicos tan sencillos como eternos, valoran en gran medida la felicidad y la alegría vivida. Pues en cierto modo la alegría es la juventud eterna del espíritu, es el valor de tener con quién repetirla.  Es la virtud de dejar de enumerar nuestros pesares para comenzar a vivir nuestras alegrías. Es un pase de Xavi Hernández, es la carrera atómica de un grandioso lateral que os mata al Ocaso y al Alba, es una parada de Iker, es un penalti de Cesc, es un panenkazo de Sergio Ramos, es una salida de balón de Sergi Busquets, es un amago de Silva, es un Deja Vu de Torres, es el tiempo, el balón y los rivales detenidos ante los pies de Don Andrés. Es nuestra selección, la triple corona que la adorna, Don Vicente como eterno entrenador, e iker Casillas como único portero en alzar al cielo dos Eurocopas y un Mundial en la historia del fútbol. Es simplemente nuestra selección.

Es pura felicidad, un fin en sí misma, pues el mejor momento para ser feliz es ahora, justo noventa minutos después de que España haya entrado en la historia del fútbol al pulverizar records y estadísticas consiguiendo un hito jamás presenciado: la triple corona del fútbol con un brillante e inédito 4 a 0 a Italia. Es la indescriptible sensación de que en tres finales hemos derrotado a Alemania, Holanda e Italia, selecciones a las que en otros tiempos sentíamos además de respeto bastante miedo. En cambio ahora son ellos los que nos temen, los que cambian y dudan de su estilo y filosofía para jugar ante nosotros.

España es eterna y feliz, como decía Pitágoras “La felicidad consiste en poder unir el principio con el fin” y la selección de Don Vicente ha cerrado el círculo en estos maravillosos e inolvidables cuatro años. Cuatro años que han constituido la más sólida demostración de que los sueños pueden ser realidades y guiarnos por la vida hacia una gran felicidad.

Una utopía viva

Nos ha costado pero por fin hemos comprendido que nuestra selección es una utopía viva que se ha cruzado en nuestra línea temporal, nuestra línea existencial. Cuando el desván del tiempo espolvoreé de olvido nuestra memoria, recordaremos orgullosos que fuimos coetáneos de la más maravillosa y humilde generación de la historia de nuestro fútbol. Será entonces cuando su condición efímera se batirá en duelo con su condición eterna e inmortal. Y por tanto será el momento de recordar este inolvidable uno de julio de 2012, cuando en un cielo azul de estrellas brillando en la inmensidad de Kiev;  se alzó al firmamento la Copa y nos postramos ante tu inmortalidad. Pues en estos tiempos en los que solo enumeramos desgracias en nuestra egoísta sociedad, noventa minutos de felicidad, una hora y media de opio del pueblo, constituyen al menos un descanso para una familia que se pregunta cada día si llegará a final de mes.

Y aunque los problemas seguirán acuciándonos y el fútbol nada arreglará, la victoria de España nos debe servir para comprender que nadie dijo que la vida sería fácil, solo que los Iniesta, Xavi, Casillas, Sergio y compañía prometieron que valdría la pena vivirla. Ellos, unos magos de la pelota que hacen de cada tarea una expresión sublime y única. Unos jóvenes que demuestran que podemos hacer mucho más cosas de las que creemos poder hacer. Nosotros seres privilegiados de poder haberlos disfrutado, admirado y querido, vosotros cumbre de luz en la existencia y estela inmortal del fútbol.

Y así de esta manera sencilla quise expresar mi admiración por una selección, que es pura alegría y eternidad. Pura poesía un compendio de recursos estilísticos trasladados a la hierba, anáforas de Xabi y Busquets que lanzaron al equipo partiendo desde una posición centrada, la palindromía de Iniesta y Silva por la izquierda y la derecha, la metáfora de Xavi en tres cuartos de cancha y la prosopopeya de Cesc con el balón en el área rival.

Los versos de un libro de sabios silencios del fútbol, la música del gol de cierta tarde de julio, un poema sin tinta, sin palabras, pero repleto de metáforas,  una idea inmortal que permanece y la prevalencia del talento que siempre vencerá.

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Sobre el autor
Mariano Jesús Camacho
Diez años escribiendo para medios digitales. Documentalista de la desaparecida web Fútbol Factory. Colaboré en la web deportiva italiana Sportvintage. Autor en El Enganche durante casi cuatro años y en el Blog Cartas Esféricas Vavel. Actualmente me puedes leer en el Blog Mariano Jesús Camacho, VAVEL y Olympo Deportivo. Escritor y autor de la novela gráfica ZORN. Escritor y autor del libro Sonetos del Fútbol, el libro Sonetos de Pasión y el libro Paseando por Gades. Simplemente un trovador, un contador de historias y recuerdos que permanecen vivos en el paradójico olvido de la memoria.