La noche de ayer fue muy especial en el Moustoir. El Lorient recibía al PSG y sus estrellas, pero todas las miradas estuvieron puestas en Ludovic Giuly, en el que fue el último partido profesional de uno de los mejores jugadores franceses del siglo 21. Con 37 años y 401 partidos en Ligue 1, Giuly pone a fin a una carrera llena de éxitos y títulos, anotando goles espectaculares como aquella volea acrobática frente al Lens en 2003 que dio la vuelta al mundo. En Barcelona se le sigue teniendo mucho cariño y todos los Culés se acuerdan de su gol ante el Milan que otorgó el pase a la final a los Blaugrana. Fue el primer francés que triunfó en el equipo de la Ciudad Condal, rompiendo una "maldición" que azotaba a todos los Galos que llegaban al Barça (Christanval, Dutruel, Petit, Blanc, Déhu, Dugarry etc...). Quizás le haya faltado ser más regular con la selección francesa, en la que nunca logró imponerse como un jugador importante, pese a haber ganado la Copa de las Confederaciones con los Bleus en 2003. Se perdió la Eurocopa de 2004 por culpa de una lesión y su mala relación con Raymond Domenech le impidió ser convocado para el Mundial 2006. Nunca volvió a ser llamado por el aquel entonces seleccionador francés. Firmó un contrato con el Lorient el verano pasado, pero no ha gozado de muchos minutos esta temporada y sus actuaciones han sido bastante discretas.

Ni la contundente derrota de los locales pudo estropear la fiesta que se había montado en el modesto estadio del Lorient. El momento culminante del partido surgió en el minuto 72, cuando Giuly fue sustituido, saliendo bajo una ovación tremenda de la afición y de los jugadores de ambos equipos. Sylvain Armand, jugador del PSG y intimo amigo suyo, se fue al banquillo a por una camiseta del PSG con el nombre de Giuly a la espalda para regalársela mientras el Merlu se retiraba del campo, los ojos llenos de  lágrimas. Bonito homenaje para uno de los jugadores mas infravalorados de esta última década.