Noche de fiesta en París, dos aficiones dispuestas a animar a los suyos hasta el final. Por un lado el Girondins, tras una temporada gris, con la posibilidad de volver a alzarse con la Coupe de France tras veintiséis años. Por el otro, el Evian, con apenas seis años de antigüedad, en su primera final. Un título y la clasificación para Europa League en juego, todo o nada.

Diabate, c'est l'homme

Con el Stade de France a reventar, el ambiente fue tremendo a pesar de una primera parte que no dio el nivel que esta noche especial merecía. La afición del Evian teñía de rosa su parte del graderío, más llamativo que el azul oscuro 'bordalais'. Sin embargo, Diabate silenció a la colorida hinchada en apenas cinco minutos, con dos ocasiones que llevaron el miedo al cuerpo de cada uno de los aficionados del ETG. Si en la grada el tono de las camisetas llamaba la atención, sobre el campo la realidad era muy distinta. El Girondins dominaba un encuentro, simplemente con solidez defensiva y buscando en ataque a la referencia aérea, Diabate. El Evian no se encontraba cómodo. La pareja de centrales sufría a la espalda y por arriba y su medular no encontraba a un combativo Khlifa apartado a la banda. A pesar del dominio 'bordalais', la primera mitad no estuvo repleta de ocasiones. Se sucedían con cuentagotas y prácticamente en su totalidad del lado del equipo de Francis Gillot. Al borde del descanso, un error defensivo propició el primer gol de una final que guardaba sorpresas. Mariano envía un balón a la espalda de los centrales para Diabate, que totalmente solo dribla a Laquait y adelanta al Girondins. Wass, en el lateral izquierdo, rompe el fuera de juego.

La magia de las finales

El descanso trajo la magia que debe poseer este tipo de partidos, cuando todo hacía presagiar que la segunda mitad sería más de lo mismo. Otra vez Diabate salió enchufado y en únicamente dos minutos, logró provocar un penalti inocente por agarrón de Ninkovic, cuando el balón ya se perdía por la línea de fondo. Él mismo se encargó de lanzar la pena máxima, pero Laquait adivinó el lado y atajó el penalti, dando vida al conjunto alpino. Esta acción pudo ser el punto de inflexión para un victoria épica que no fue, ya que pocas jugadas después Sagbo igualó el encuentro. Wass se coló por la espalda de Mariano, mismos protagonistas, y sirvió en bandeja el gol a Sagbo con un pase de la muerte de libro.

Con el Evian crecido y la afición de rosa en pleno fulgor, el Girondins volvió a adelantarse, prácticamente sin dar tiempo al rival a saborear el empate. Falta lejana que peina Diabate y Saivet empuja en boca de gol. Dos goles y un penalti en menos de diez minutos, frenesí en estado puro sobre el campo. Con el Girondins otra vez por delante, la historia se repitió y Laquait tuvo que hacer de héroe con guantes para el ETG. El guardameta evitó por todos los medios la sentencia del equipo de Francis Gillot, y cuando falló, Cambon le echó una mano para sacar in extremis un remate de Diabate.

Todo el esfuerzo de Laquait tuvo su recompensa cuando, pasado el ecuador de la segunda mitad, Dja Djedje devolvió la igualdad al marcador. Asistió el recién ingresado y eterno Barbosa, tocó Khlifa y el lateral del Evian llegó para empujar a gol en el segundo palo. Locura alpina que volvía a soñar con el primer título de su corta historia.

El héroe que no fue

Con el partido igualado y únicamente veinte minutos por disputarse, cualquier error podría decantar la victoria de un lado u otro, aunque la sombra de la prórroga se cernía sobre el Stade de France. Ser el héroe o no serlo, pequeños detalles que arruinan un magnífico partido, Laquait, Diabate... Con el tiempo reglamentario a un suspiro de agotarse, balón de Maurice-Belay que pilla al Evian saliendo y a Diabate en carrera. Laquait duda y se mete bajo los palos, craso error. El delantero 'bordalais' llega al balón tan cerca de la portería que el arquero del ETG ya no pudo hacer nada por evitar el tanto de la derrota. Falló porque midió mal y terminó el encuentro en un mar de lagrimas, abrazado a la red. El que pudo ser héroe y no fue, frente al que pudo no serlo y al final se alzó como tal. Un penalti que pudo cambiar el signo del partido y de la gloria, colectiva y personal, que se quedará en una simple anécdota.

Diabate llevó de la mano al Girondins para alzarse con la cuarta Coupe de France de su historia, además del primer título de Gillot como técnico. El equipo 'bordalais' repetirá su participación en Europa League. El Evian, arropado por su colorida afición, llorará la derrota hasta que sea capaz de asimilar lo grande e histórico que fue este partido para un club de tan corto recorrido, a pesar de que se les escapó de las manos su primer título y clasificación europea.

Imagen del cuerpo tomada de: @etgfc