Dura visita del líder, el PSG, al campo de uno de los equipos revelación de la temporada en su inicio. El Stade de Reims, que sumaba únicamente dos derrotas, se enfrentaba a un rival invicto en Ligue 1 hasta la fecha. El Auguste Delaune disfrutó de una gran entrada para presenciar uno de los partidos de la jornada, el sexto recibiendo al primero.

Una diferencia clara entre ambos. Los locales, con serios problemas para anotar goles en la mayoría de los partidos. Los visitantes, en cambio, podían permitirse el lujo de dejar en el banquillo a delanteros de renombre como Cavani y Lavezzi, contando con un Ibrahimovic en un gran estado de forma. A pesar de todo, la última victoria del París Saint-Germain en este territorio databa de 1977, por lo que el partido no se presagiaba nada fácil.

Sirigu, una vez más

El Reims tomó el mando del encuentro desde el comienzo, dispuesto a dominar el encuentro frente a un rival que tardó en asentarse en el campo. Mandi tuvo la primera del partido, con un cabezazo picado que obligó al guardameta italiano del PSG a salvar los muebles a su equipo. 

En los primeros minutos los de Blanc fueron un cuadro. Ibra aislado, Verratti no lograba mover al equipo, Rabiot no daba la presencia necesaria en su labor de 'todocampista', solo la electricidad de Lucas daba algo de luz a un partido gris de los parisinos. Agassa dio el primer susto a los suyos con sus dificultades para deshacerse del balón ante la presión de los atacantes del equipo capitalino.

Con el paso de los minutos, el PSG fue entrando en el partido, aunque no llegó a brillar en ningún momento. Los visitantes no llegaban a dominar, pero el encuentro se igualó. Y en este tipo de partidos que se deciden por detalles, la calidad y la pegada suelen marcar la diferencia. De un saque de puerta, Lucas e Ibrahimovic se inventaron un tanto de la nada. El brasileño peinó para el astro sueco, que le tiró la pared y Moura, tras romper en velocidad a Tacalfred, abrió el marcador con un disparo por arriba.

Al borde del descanso ambos equipos tuvieron la oportunidad de variar el marcador. Sirigu despejó un disparo lejano que se envenenó tras tocar en Digne. Lucas Moura pudo ampliar la ventaja, pero su remate con la izquierda llegó manso a las manos de Agassa.

Duro castigo

En la segunda mitad, el partido continuó por los mismos derroteros. Muchas imprecisiones, poco fútbol y menos ocasiones. Pero los grandes no necesitan jugar bien ni crear mucho, con una sirve. Condujo Jallet, Verratti asistió a Menez que batió, otra vez con un disparo por alto, a Agassa, poniendo el 0-2.

Este segundo tanto tampoco tumbó al Reims, que siguió empujando con más garra que brillantez. Albaek puso en apuros a Sirigu con una volea lejana, pero el italiano respondió bien. Minutos más tarde, Verratti derribó a Ayite en el área y el colegiado señalo penalti. Krychowiak fue el encargado del lanzamiento, pero su disparo se marchó por encima del larguero.

Este fallo hundió a los locales, que se fueron apagando poco a poco. Con espacios, el PSG fue creciendo y creando peligro, aunque el encuentro ya parecía sentenciado. La sentencia llegó en una desafortunada jugada de la defensa del Reims. Agassa sacó con la mano, el balón golpeó el muslo del central Tacalfred y le cayó a Ibrahimovic, para que marcara desde fuera del área.

A pesar del apagón final, la derrota tan abultada se antoja demasiado dura para un equipo que plantó cara e incluso dominó en el inicio del encuentro. El PSG, con un cómodo margen, dormirá a ocho puntos del Mónaco y siete del Lille, a la espera del partido de los monegascos con el Nantes.

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