La Grecia campeona de la Eurocopa 2004, el Alavés que llegó a la final de la UEFA, el EuroGeta, el Villarreal de Juan Román Riquelme… Son muchos los equipos que han dado la sorpresa, que han hecho que al fútbol no se pueda ganar sin bajar del autobús, que han conseguido llegar a los corazones, que son la esencia de este deporte.

El pobre contra el rico, el conjunto humilde luchando entre gigantes, tumbando a más de uno. El club sin historia que derrota al que gana por costumbre. No siempre se alcanza la gloria, a veces se muere en la orilla y no por eso es menos grande la gesta. No es el caso del Montpellier campeón de Ligue 1, el que devaluó los petrodólares alzándose contra pronóstico con l’Hexagone.

Después del dominio con mano de hierro del Lyon, siete campeonatos consecutivos entre 2001 y 2008, se abrió un abanico de ganadores, alguno de ellos por sorpresa en la liga francesa. El Girondins de Laurent Blanc y el mejor Gourcuff rompió con la tónica en la 2008-2009. La temporada siguiente llegó el turno del Olympique de Marsella, uno de los habituales en las competiciones europeas y, el único club galo que ha levantado la Champions League. Posteriormente, el Lille de Rudi Garcia, liderado por Eden Hazard y el máximo goleador Moussa Sow, se alzó con el tercer título liguero del club.

Esa temporada, el Montpellier finalizó en la posición decimocuarta y llegó a la final de la Coupe de la Ligue, que perdió contra el Marsella. Un club con presupuesto muy limitado, de los que compran a coste cero y necesitan vender para seguir costeando fichajes más baratos. En el periodo de traspasos, dio salida a Emir Spahic, rumbo al Sevilla, utilizando el dinero para obtener el fichaje de Henri Bedimo, a la postre fundamental en el título siendo el que más minutos disputó. También llegó Hilton, gratis, del Olympique de Marsella.

De esta manera, el conjunto de Rene Girard no entraba siquiera en las apuestas por entrar en puesto de competición europea. Con una plantilla que mezclaba veteranos con oficio con jóvenes talentosos con todo que demostrar aún, nadie podía pronosticar que el modesto Montpellier haría historia en 2012, levantando el primer título liguero del club de la Mosson.

El camino al éxito

Fueron varias las circunstancias que les llevaron al campeonato. Por un lado, los jóvenes valores que dieron un paso adelante, asumiendo llevar las riendas del equipo. Fundamentalmente Belhanda y Mapou Yanga-Mbiwa. El marroquí en la manija del equipo, respaldado por el doble pivote, el francés acompañado por Hilton en el centro de la zaga. También Remy Cabella dio un paso al frente durante el tiempo que Belhanda pasó lesionado, haciéndose con un hueco en la rotación.

16 victorias, 2 empates y una derrota en la Mosson

Por otra parte, la explosión goleadora de Giroud. En la campaña 2010-2011 ya aportó 12 goles y 5 asistencias. En la 2011-2012, llegó el salto de calidad que se presagiaba podía dar: 21 goles y 12 asistencias en 36 encuentros. Máximo goleador del equipo y máximo asistente, secundado por Belhanda con 12 tanto y 6 asistencias y Camara con 9 dianas y 7 pases de gol. El delantero se convirtió en la referencia en la delantera del equipo y llamó a las puertas de los grandes de Europa.

Sin embargo, el factor primordial fue que el Montpellier hizo de la Mosson un fortín. Únicamente el PSG en la octava jornada, fue capaz de sacar los tres puntos del estadio del campeón. Un empate contra el Toulouse y otro frente al Evian, que a punto estuvo de dar al traste con los sueños de toda una ciudad. El resto victorias locales, 50 puntos de 57 posibles, algo solamente al alcance de los grandes.Partido a partido, siempre sumando, con toda la liga esperando el bajón de rendimiento característico de los equipos que luchan por encima de sus posibilidades, se plantaron en las últimas jornadas como líderes de la clasificación. El PSG, impotente, trataba de recortar los dos puntos que les separaban. En la penúltima jornada, el Montpellier empató a dos en casa contra el Evian y los parisinos se colocaron líderes, igualados a puntos. El París Saint-Germain tenía visita al norte, al siempre difícil Metropole de Lille, del que salió derrotado. El Montpellier habría sido campeón con un empate, pero logró la victoria en Toulouse, tocando por primera vez la gloria en liga.

Vuelta a la realidad

El Montpellier del juego alegre, sólido defensivamente y ataque eléctrico, perdió la química que tenía. Es cierto que salió Giroud en el periodo de traspasos veraniego, rumbo al Arsenal, pero se mantuvo la columna vertebral del equipo. ‘El tanquecito’ Herrera no fue capaz de llenar el vacío que dejó el delantero. Camara en punta fue sólo un parche para enmendar el problema con el gol. Belhanda se quedó, a pesar de los cantos de sirena de la Premier, pero una mitad suya sí había partido rumbo a las islas británicas. Nada fue igual.

A raíz de la salida de Giroud, comenzó la desintegración del bloque

Rene Girard no pudo repetir el milagro. La exigente UEFA Champions League dispersó a la plantilla. No ganaron ningún partido y quedaron eliminados. En Ligue 1, empezaron con dos victorias en los ocho primeros encuentros, despertando del sueño a jugadores y aficionados. La Mosson dejó de ser el fortín que era, el balón dejó de entrar y el equipo sólido que fue empezó a desmembrarse. El Montpellier acabó noveno, posición comprensible para una plantilla escasa en recursos.

Ya había salido una de las piezas claves, Giroud. Yanga-Mbiwa fue el siguiente, en el periodo invernal 2012-2013, al Newcastle de sangre ‘bleu’. En el verano de 2013, la desbandada fue general. Belhanda, que perdió caché, tuvo que hacer las maletas rumbo a Kiev. Estrada se marchó al Al Wahda de Abu Dhabi. Bedimo optó por firmar por el otrora gigante Olympique Lyonnais, Utaka por el Sivasspor turco. Rene Girard no renovó y ocupó el banquillo del Lille, en sustitución de Rudi Garcia.

A día de hoy, el Montpellier se encuentra luchando por no descender, con 17 puntos en la primera vuelta de campeonato. Dos victorias, once empates y seis derrotas es su bagaje en esta temporada 2013-2014. Aunque a final de curso, no se cumpla el objetivo y el club descienda, nadie podrá quitar de la retina de los aficionados la imagen de los jugadores levantando el Hexágono.