Quién hubiera dicho en enero, o mismo en septiembre, que el Mónaco cerraría el año 2014 entre los dieciséis mejores equipos de Europa. Tras cumplir sobradamente en su vuelta a la Ligue 1, tras dos temporadas en el abismo de segunda división, el Mónaco culminaba su vuelta al Olimpo europeo al terminar en segundo lugar la temporada regular por detrás del PSG. Sin embargo, el sueño de Dmitri Rybolovlev, magnate ruso dueño del AS Mónaco, pareció tornarse en la pesadilla de una afición ilusionada con volver a pasear el nombre del Principado por los terrenos de juego de toda Europa.

Las ventas en verano de Radamel Falcao o James Rodríguez, entre otros, supusieron un duro mazo para una afición que entendió aquello como el fin de un ciclo muy corto de éxitos, aun sin levantar ningún trofeo. Los dos colombianos y Emmanuel Rivière fueron las salidas más sonadas de un Mónaco que a principios de año se vio obligado a pagar 50 millones de Euros por participar en la liga francesa. Más de 140 millones de euros fueron a parar a las arcas del club monegasco, que apenas invirtió ocho millones de euros en el fichaje de Tiémoué Bakayoko del Stade Rennais. 

Entonces, y con el pie izquierdo, comenzó la temporada del Mónaco. Dos derrotas en el inicio liguero hacían presagiar una temporada de transición, con su participación en la Liga de Campeones como escapatoria. Y así fue. La máxima competición continental se conviertió en el escudo de Leonardo Jardim y los suyos, consumando en diciembre su clasificación para octavos de final después de muchos años alejados de la élite. Cuatros goles a favor y tan solo uno en contra bastaron para pasar como primeros y reilusionar a una parroquia monegasca que centra ahora sus esfuerzos en alcanzar las posiciones punteras de la Ligue 1.

Del subcampeonato a la venta de Falcao y James

Así, el presente año comenzó con la previsible lucha de poder a poder entre Paris Saint-Germain, gigantes económicos del fútbol francés. Con el inicio del 2014, el Lille quedó estancado en la cuneta del camino hacia Le Championnat, rumbo que tomaría poco después el Mónaco del entonces técnico Claudio Ranieri. Pese a tener la oportunidad real de proclamarse campeón de Francia durante buena parte de la temporada, éste no partía como el objetivo principal de los dueños del Mónaco, que no era otro que clasificarse para la Liga de Campeones y asentar un proyecto que en enero recibió un duro mazazo en forma de 50 millones de Euros como contraprestación por disputar la Ligue 1. 

Pero, tras tocar el cielo logrando su vuelta a Europa, la afición monegasca no tardó en poner de nuevo los pies en polvareda. El Mónaco perdió en el mercado de fichajes de verano a Radamel Falcao (Manchester United) y James Rodríguez (Real Madrid), encumbrados como dioses en el Principado, llenando de decepción al entorno del club monegasco, que veía estas ventas como una vuelta al punto de partida. 

Los rumores referentes al fin de la inversión rusa en el Mónaco se sucedieron, desmentidos entonces por una directiva con la idea clara de no tirar la casa por la ventana. Esto se tradujo en una pobre inversión financiera, lo que unido a un inicio titubeante en la Ligue 1 con cuatro puntos de quince posibles, llevó al desánimo generalizado... hasta que llegó la Liga de Campeones

Europa, la escapatoria perfecta

El inicio de la máxima competición continental lavó la imagen del Mónaco, que parecía otro con el balón de estrellas impreso en la manga. Afiliados al método de Jardim, el Mónaco comenzó a sacar los partidos adelante asentados en una defensa más que seria, evidenciada en el bagaje de un solo gol en contra en los seis partidos disputados. 

Con la defensa como baluarte del equipo en la Liga de Campeones, fueron ellos, los defensas, los encargadas de decidir el futuro del Mónaco en un grupo en el que quedó encuadrado junto a Bayer Leverkusen, Benfica y Zenit de San Petersburgo. Con todo por jugarse en la última jornada ante el Zenit, Abdennour y Fabinho (junto a Raggi y Carvalho las claves del éxito de este Mónaco) abrieron, con sus goles, las puertas del Olimpo de los octavos de final.

El Mónaco certificó de esta manera su clasificación para la siguiente ronda, lo que parecía una utopía con el cierre del mercado de fichajes, y la continuación de un sueño que, por qué no, puede reeditar el vivido en la temporada 2003/04, cuando el conjunto del Principado alcanzó la final de la Liga de Campeones, que finalmente perdió por 3 a 0 ante el Oporto portugués.