En 1652 Jan van Riebeeck fundó un pequeño destacamento en el Cabo de Buena Esperanza. Su misión era asegurar, desde aquel punto estratégico, el abastecimiento de las travesías de la Compañía de las Indias Orientales holandesas en su ruta hacia el este. En ese mismo instante comenzó la íntima relación que siempre han mantenido los Países Bajos y Sudáfrica. Con el paso de las generaciones aquel fuerte fue creciendo y los herederos de van Riebeeck, los afrikáners,  terminaron sintiendo aquella tierra como propia. Guerras, explotación de los recursos naturales y, para finalizar, el apartheid. Magnífico currículum el de los bóeres. Menos mal que entre sus logros tienen a Charlize Theron.

Aquel segregacionismo absurdo e infame hace tiempo que pasó. Y los Países Bajos y su  fútbol contribuyeron con su granito de arena para que eso sucediera. ¿Sentimiento de culpabilidad? Imposible de saber. Lo que es indiscutible es que en un ejemplo de multiculturalidad, Ruud Gullit es, hasta la fecha, el único capitán de holandés que ha levantado un gran trofeo. Que un año antes del triunfo en la Eurocopa 88, en su gala de investidura como mejor jugador europeo, dedicó su distinción con el Balón de Oro a Nelson Mandela, aún preso en Robben Island. Y que incluso se atrevió a cantar una canción con el grupo Revelation Time titulada “South Africa”. Un genio Ruud.

Y es que el fútbol tiende muchas veces puentes más sólidos que los que puede edificar la política. Tras haber cubierto su etapa como presidente de Sudáfrica, Mandela confesó a Gullit, en una entrevista entre ambos, la importancia de su figura en aquella lucha abolicionista. “Ruud, ahora que estoy afuera tengo muchos amigos, pero cuando estaba encarcelado, tú eras uno de los pocos que tenía” le reconoció el ex gobernante.  Por fortuna toda aquella sinrazón racial acabó ya en 1994. El traspaso de poder se hizo efectivo y con Nelson Mandela al frente de la nación los embargos y sanciones internacionales cesaron. Comenzaba una nueva época. El mundo volvía a poner sus ojos en Sudáfrica. Y también lo hizo este deporte.

Los primeros sudafricanos

Lucas Radebe fichó aquel mismo año por el Leeds United. Fue una leyenda de los peacocks y sin él los Kaiser Chiefs jamás hubieran compuesto “Ruby” o “Heat dies down”. En 1995 Quinton Fortune aterrizó en Mallorca para, tras pasar por el Manzanares para jugar en el Atlético de Madrid, terminar jugando un lustro en el Teatro de los Sueños.  Al año siguiente, 1996, el legendario Theophilus “Doctor” Khumalo firmó por el Columbus Crew norteamericano tras haber jugado cuatro partidos con Ferro Carril Oeste en una extraña aventura argentina. Poco a poco los futbolistas sudafricanos fueron saliendo a jugar al exterior y tras la Premier League, la Liga, y la MLS, le tocó el turno a la Eredivisie.

Así llegó 1997. Benni McCarthy era un joven delantero de 20 años con una tremenda proyección. Y no tardó de llamar la atención del Ajax. Fue entonces cuando surgió una gran idea. Rob Moore era presidente y propietario del Seven Stars de Ciudad del Cabo, club al que pertenecía McCarthy. Durante las negociaciones del traspaso del jugador, propuso a la directiva ajacied crear un club de desarrollo en Sudáfrica. El plan tramado con el presidente del Cape Town Spurs, John Comitis, fue suscrito por los dirigentes de Ámsterdam. Tras no pocas trabas de la Federación Sudafricana de Fútbol finalmente en octubre de 1998, nació el Ajax de Ciudad del Cabo.

En estos quince años de existencia los urban warriors se han mantenido en la ABSA Premiership, la primera división del fútbol sudafricano. Sus mayores logros en todo este tiempo han sido dos subcampeonatos ligueros y la conquista de la ABSA Cup, la copa local, y de dos Telkom Knockout, su versión de la copa de la liga. Además esos dos segundos puestos le permitieron participar en otras tantas ediciones de la Liga de Campeones Africana. Nada mal para un equipo de tan corta vida. Pero el primer equipo no es lo realmente importante de este club. Si no su apuesta por los jóvenes y por ayudar a la comunidad a través del fútbol.

Declaración de principios

Además de contar con seis equipos filiales que abarcan desde la categoría alevín hasta la sub-19 su Plan Comunitario contempla la ayuda para el desarrollo de 120 escuelas en toda el área de Ciudad del Cabo. En total, gracias a esta aportación, 8.000 niños son beneficiados de una educación integral con el deporte cono eje. La formación recibida está basada en fuertes e innegablemente beneficiosos valores. El trabajo en equipo y la diversidad racial, de género y social son algunos de ellos, pero todos giran en torno a un mismo lema. “No youth, no future”, sin los jóvenes no hay futuro.

La apuesta está clara. La cantera es fundamental para un club que se nutre, salvo puntuales fichajes, de futbolistas formados en sus categorías inferiores bajo sus valores. Igual que el Ajax original. La idea poder a llegar a competir en él alguna vez es lo que mueve a miles de niños cada año a perseguir el sueño que mueve el engranaje del equipo de Ciudad del Cabo.  

Thulani Serero fue uno de esos chavales. Nacido en Soweto, Johannesburgo, tras pasar cuatro años en los filiales del Ajax de Ciudad del Cabo accedió al primer equipo en la temporada 08/09. Su inclusión en la zona izquierda de la medular fue paulatina. En su primer año disputó una decena de partidos, llegando a los veinticinco en la segunda. La tercera fue la de su consagración. Un total de veintiocho encuentros ligueros, once goles y el subcampeonato pusieron a Thulani en el candelero. Reconocido como mejor jugador de la Liga, no tardaron en llamar a su puerta desde Ámsterdam.

Su traspaso se formalizó en verano de 2011 y deparó para las arcas del Ajax de Ciudad del Cabo un montante de 2,5 millones de euros. Un gran espaldarazo económico para tan encomiable proyecto. En Ámsterdam, Serero ha ido cogiendo minutos poco a poco. En la temporada de su debut únicamente pudo disputar siete partidos sin superar en ninguno de ellos la media hora sobre el césped. A la campaña siguiente, la 12/13, aumentó sus números hasta los doce encuentros, partiendo en dos de ellos de titular. Además anotó sus primeros tres goles, dos de ellos decisivos para rescatar un empate ante el Heerenveen. Este curso ya ha jugado más que en las dos anteriores juntos siendo además decisivo, como ante el Fútbol Club Barcelona.

De Pienaar a Serero

Serero es un caso claro del cumplimiento de un sueño. El de un viaje de Ciudad del Cabo a Ámsterdam que antes que él, hicieron otros. El más exitoso de todos ellos ha sido sin duda Steven Pienaar. Además de uno de los pioneros. El centrocampista toffee pasó un lustro como ajacied antes de probar suerte en un Borussia Dortmund que no atravesaba su mejor momento. Tras un solo año en Alemania terminó en Goodison Park donde es todo un ídolo. En la siete temporadas que ha estado en Liverpool, únicamente interrumpidas por un breve stop de dos años en White Hart Lane, ha jugado doscientos partidos con el Everton para el cual ha marcado veinticuatro goles en Premier.

Pienaar fue el que ha gozado de una vida deportiva más brillante, pero no fue el único que llevó a cabo esta aventura. Varios sudafricanos más o menos relacionados con el Ajax de Ciudad del Cabo pasaron por el de Ámsterdam. O viceversa. Un ejemplo de este último caso sería Hans Vonk. Este guardameta retirado hace tan sólo dos temporadas jugó para el RKC y el Heerenveen la mayor parte de su carrera. Fichó por los amsterdamers en la campaña 04/05, y tras dos cursos en la capital de Holanda, puso rumbo a su tierra natal para fichar por el club de Ciudad del Cabo. Cuatro cursos, separados por un regreso a la Eredivisie de dos, fueron los que pasó Vonk con los ajacied africanos.

Por su parte, Stanton Lewis y Daylon Classen pasaron por el Ámsterdam aunque sin mayor gloria. El primero tras pasar tres años en Holanda volvió al Ajax de Ciudad del Cabo de donde salió para terminar jugando en el Amazulu. El segundo, se ha consolidado en el fútbol europeo. Después de estar dos temporadas en la Eredivisie, el Lierse fue su casa durante tres campañas. Ahora defiende los colores del Lech Poznan polaco. Además hay que mencionar el caso de Eyong Enoh. El camerunés, que acaba de regresar al Arena tras un año de cesión en el Fulham, llegó al primer equipo de los amsterdamers procedente de la filial sudafricana del Ajax.