Domingo 24 de agosto o, mejor dicho, día de fútbol. En Ámsterdam, Países Bajos, y en buena parte del territorio neerlandés los focos mediáticos deportivos estaban especialmente puestos en el gran acontecimiento de la jornada y del fin de semana, el Ajax – PSV. Sólo quedó ir contando los minutos que iban faltando hasta el comienzo de un enfrentamiento entre dos colosos de la Eredivisie que prometía mucho. 16:45 de la tarde, las gradas del feudo ajacieden a rebosar, ambiente de esos partidos que no pueden pasar desapercibidos y que fue la mejor previa para el pitido inicial. La pelota echó a rodar, las ocasiones empezaron a fluir, a llegar, porque poco se tuvo que esperar para que Depay empezara a hacer de las suyas.

En los primeros compases del juego, los visitantes tuvieron varias ocasiones en las que inquietaron el arco defendido por Cillessen mediante contras y otros ataques en los que, principalmente, participaron Depay y Narsingh, dos de los futbolistas destacados del encuentro. Sin embargo, no fueron los de Cocu los primeros en golpear. Klaassen, en una muestra de inmensa calidad, mandó desde la banda izquierda un centro medido hacia El Ghazi que el jovencísimo atacante aprovechó para cabecear a gol desde la frontal. El Arena retumbó de euforia, apenas había pasado un cuarto de hora y ya marchaban por delante en el marcador.


El PSV, por su parte, tenía que continuar remando, aunque, en ese momento, con la desventaja del 1-0. Los de Eindhoven no se rindieron y el Ajax buscaba la sentencia, por lo que los ataques no pararon de llegar. Los hombres de De Boer dejaron hacer demasiado a sus rivales pero sin quedarse atrás en la creación de peligro. Así, hasta el momento en que ambos tuvieron que marchar hacia el túnel de vestuarios sin que volviera a moverse el marcador.

Drástica revolución

Finalizados los primeros, los segundos 45 minutos fueron una historia totalmente diferente. En la primera mitad los que se las prometían felices fueron los ajacieden, pero con el paso del tiempo tras el descanso se les fue borrando poco a poco la sonrisa.

El PSV decidió hacer muestra de su capacidad ofensiva y la figura de Narsingh resplandeció por encima de la mayoría. El atacante neerlandés, cuando no habían pasado aún ni diez minutos desde la reanudación del encuentro, realizó una espectacular cabalgada que terminó con un pase hacia Depay para que éste rematara a placer. No fallaron, y buena parte del Ámsterdam Arena quedó mudo por momentos.


Aún les quedaban fuerzas a los hinchas locales para continuar alentando a los suyos, pero estas no tardarían en volver a ser debilitadas por otro golpe maestro. El Ajax reclamó varios penaltis que no fueron pitados, el tiempo corrió, el partido se volvió en una locura de venidas y llegó el minuto 63. Fatídico para unos, muy dulce para otros. De Jong, en uno de los numerosos contraataques que se estaban trazando, pudo conducir el cuero hasta una zona avanzada para terminar mandando un pase al hueco que descolocó a la defensa del Ajax. El esférico fue en dirección a Narsingh que, de nuevo, sería protagonista cruzándolo e introduciéndolo en la portería.


1-2, se le había dado la vuelta al marcador. Parecía que nada podía ir a peor para el Ajax, pero aquellos que lo pensaron pronto se darían cuenta de su equivocación. Las sensaciones comenzaron siendo buenas tras el segundo en contra, los de De Boer hicieron trabajar duro a Zoet mediante un cara a cara de Boilesen en el 76’ y, más tarde, a través de un disparo de Schöne que rozó la madera, entre otras acciones.

Las cosas volvían a pintar bien, se estaba alimentando la esperanza de retener algún punto, pero no. Se volvió a fallar cuando más se necesitaba la impecabilidad. El guardameta visitante sacó en largo y Jozefzoon, ante la pasividad de la zaga ajacieden, pudo controlar y estrellar el balón contra las mallas. 1-3, resultado definitivo, y las caras largas locales contrastaron con la alegría del PSV. Lo habían hecho, habían vencido al vigente campeón de la Eredivisie y se colocan junto al PEC Zwolle como líderes del campeonato.