El PSV vuelve a perder sobre la hora con el Dinamo Moscú

La última jornada de la fase de grupos de la Europa League llegaba al Philips Stadion, donde PSV y Dinamo Moscú iban a medir fuerzas en un partido sin mayor relevancia, puesto que ambos ya habían asegurado su aparición en la ronda de 32 y con el orden en el que lo harían además.

Ante este escenario poco atractivo para desarrollar el fútbol, ambos estrategas entendieron que se hacía pertinente hacer uso del banquillo para que jugadores que usualmente no tendrían tantas oportunidades vieran acción.

Para Phillip Cocu la oportunidad de dar descanso a un equipo que está teniendo una temporada con un ritmo muy agotador era imposible de pasar por alto. La aparición de Remko Pasveer, Joshua Brenet, Andrés Guardado y Florian Jozefzoon se hacían apariciones lógicas dentro de estos cambios; aunque además de estos lógicos se le daba la oportunidad a un joven Nicolas Isimat-Mirin, quien llegó durante el verano, pero que prácticamente no ha jugado con el conjunto de Eindhoven. Tenía su oportunidad esta noche.

Stanislav Cherchesov desde el otro banquillo también veía con buenos ojos la posibilidad de rotar, pero con mucha cautela, puesto que las aspiraciones de los rusos en su visita a Holanda eran claras: sacar los tres puntos para irse de la fase de grupos con el puntaje perfecto. De esta manera, salvo por el portero, teníamos al equipo estelar del Dinamo sobre el césped.

El partido se daba por iniciado en el Philips Stadion y ambos equipos empezaron presionando. La presión dejó de verse en toda la cancha y se concentró justamente en el medio sector, donde Hendrix, Guardado y Maher iniciaron una batalla con Vainqueur y Noboa por el control del balón. Durante todo el encuentro se hizo bastante difícil determinar qué equipo había sido el ganador en esta férrea batalla.

La banda izquierda

Durante todo el primer tiempo los tiros no se hicieron esperar, siendo muchos más los locales, aunque no tan precisos. El extremo Balazs Dzsudzsák había tomado un rol muy importante en estas aproximaciones hasta el fondo, y cada vez que tocaba el balón se escuchaba a parte de la afición local aplaudir u ovacionar, recordando los buenos años que el húngaro tuvo con el equipo de Eindhoven. Se había vuelto el motor de ataque durante 45 minutos iniciales, pero sus despliegues fueron infructuosos.

Cuando el húngaro no podía avanzar, de atrás llegaba Stanislav Manolev. El búlgaro se convirtió en un dolor de cabeza para Brenet por el sólido trabajo que estaba haciendo en el aporte ofensivo. Al igual que su compañero más adelantado, recibía una ovación por parte de la tribuna cuando recibía el balón. La banda izquierda del visitante era muy querida.

Luego de irse en blanco al descanso, en la segunda mitad ambos equipos salieron decididos a que el partido no terminaría sin goles. Los locales tuvieron la posibilidad con Rekik de cabeza, Depay desde fuera del área, inclusive con Wijnaldum que entró en los minutos finales. Los visitantes igualmente buscaban la puerta con Valbuena, Kuranyi... Nada, de ninguno de los dos lados.

El inevitable cansancio físico y mental afectaba a los jugadores de ambos equipos en la parte final del partido, justo momento para darse el gol. Dzsudzsák vio que su compañero Alexei Ionov, quien tenía poco más de 20 minutos en el partido se colaba entre los defensores locales, por lo cual le puso un balón englobado, que recibiría de buena manera y haciendo un buen movimiento para quitarse al guardameta Pasveer lograba anotar el único gol del partido a los 89 minutos. Los rusos volvían a ganarle al PSV en el último suspiro del encuentro.

Tras este partido, el Dinamo Moscú finaliza primero del grupo E con 18 puntos, mientras que el PSV termina en la segunda plaza con ocho unidades. El sorteo de la siguiente fase será el próximo lunes.

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