Se citaban en Old Trafford dos auténticos colosos del fútbol británico y europeo. Sobre el césped del Teatro de los Sueños el Manchester United de David Moyes y el nuevo Chelsea de José Mourinho disputaban el primer gran partido de esta Premier League, un duelo entre aspirantes al título. Y no faltó nadie, por suerte. Rooney, envuelto en diferentes rumores sobre su posible marcha del club de Manchester, precisamente destino al barrio rico de Londres, estaba en el campo. Bueno, sí, faltó Mata, que aún no está bien físicamente, pero con su triste ausencia ya contábamos desde las horas previas. 

Como no puede ser de otra manera tras más de 25 años disfrutando al mayor mito de los banquillos del fútbol británico moderno y no tan moderno, el Manchester United de Moyes sigue una línea continuista. El ex del Everton es un técnico aún más directo que Sir Alex, pero es difícil que veamos ese estilo que se puede asociar con el kick and rush en un equipo tan grande como los red devils. Simplemente no se lo podrían permitir, pues en Premier se ven obligados a dominar y en Europa esa propuesta tan rudimentaria ya no funciona. Así pues, Moyes se maneja en el 4-4-2 marca de la casa, con un doble pivote más sólido que creativo, el eternamente infravalorado Carrick a los mandos del equipo, dos extremos profundos y trabajadores, de los que llegan a línea de fondo y centran, todo tan british. Rooney picando entre líneas, y Van Persie, que aunque parezca increíble empezó como extremo, ese centrodelantero capaz de convertir un melón en un golazo por la escuadra, sembrando el pánico en el área. Es ya un equipo hecho, experimentado y sólido.

Moyes sigue una línea continuista respecto al trabajo de Sir Alex Ferguson, pese a ser un técnico aún más directo

La impronta de Mourinho es notoria. Sus equipos tienen un altísimo nivel de dinamismo, velocidad, movilidad, intensidad y otras cuestiones relacionadas con la entrega física en el juego. Este Chelsea está construido a medida por y para Mourinho. Buen ejemplo de ello es su pareja de centrocampistas, dos llegadores natos. Lampard, más pesado pero de golpeo dominante, y Ramires, un brasileño que es puro dinamismo, o su mediapunta, Óscar, otro futbolista con una alta cuota de llegada al área rival, pese a que puede parecer el menos Mou del once por su falta de intensidad. Además, tiene en Terry un seguro a la hora de defender en área propia, y no está exento de talento, pues tiene en sus filas a uno de los mayores desequilibradores de la Premier, como es Hazard, o a uno de los futbolista más ilusionantes del fútbol europeo, Kevin de Bruyne, aparte de complementos interesantes como el poderoso '9' Lukaku.

Mourinho salió con falso 9

La única sorpresa en la alineación del de Setúbal fue la presencia de Schurrle como punta. El alemán tiene ciertas virtudes útiles para ese puesto, pues es dinámico, rápido y profundo, ataca al espacio de maravilla y niega una referencia a los centrales. Y hasta ahí las novedades. Mientras tanto, en el United, Phil Jones se situaba en el lateral derecho, posición en la que ha actuado en numerosas ocasiones pese a ser central natural. Jones es un jugador limitado, que en la banda sufre por su lentitud y falta de agilidad. Y, evidentemente, Rooney era de la partida. Fue el mejor de los suyos.

No se puede negar que en Old Trafford se vivió un partido lento y en el que se generaron pocas ocasiones

Hay que reconocer que el partido fue bastante flojo. No tuvo ritmo Premier, fue lento, pesado, plomizo. Dominaron los de Moyes, que encontraban en la actividad de Rooney en la zona de tres cuartos su mejor arma. Wayne estuvo muy activo, recibió en incontables ocasiones entre líneas, superó al doble pivote blue y solo le faltó filtrar algún pase definitivo. Se puede decir que el de Liverpool tuvo el partido en sus botas. Qué bien se mueve en ese rol de segundo punta, alejándose del área, siendo protagonista en la gestación de la jugada... Una delicia.

El Chelsea estuvo espeso con balón. Dubitativo y falto de ideas en la salida, su único peligro fue Hazard, que veía reducidas sus posibilidades de crear ventajas al tener que afrontar hasta duelos 3vs1 en algunas ocasiones. Valencia hizo un trabajo enorme ayudando a Phil Jones, más la colaboración del central de ese lado, habitualmente Ferdinand, pues ni él ni Vidic tenían un delantero que les hiciese fijar la posición. Kevin de Bruyne dejó dos o tres detallitos de calidad, pero poco más. A los blues les faltaba una referencia que eliminase el proceso de salida de balón, bajase la pelota y aguantase para la llegada de la segunda línea. Lukaku se adaptaba a este perfil a la perfección.

Torres, desacertado

Sorprendió que Mourinho apostara por Torres como primera alternativa, pues en ese guión de partido encajaba mejor Lukaku, a priori. El madrileño estuvo errático, apenas aportó al juego de su equipo y no logró generar absolutamente nada. Mal partido de Fernando, en la línea del sistema ofensivo de los blues. Tampoco es que en ataque los red devils estuvieran siendo brillantes, realmente, más allá de Rooney y de Van Persie, que siempre sabes que mínimo una va a tener para mandarla a la red, seguro. Ambos equipos crearon muy pocas ocasiones de peligro real, muestra de lo que fue el encuentro.

Terry fue el mejor del partido, absolutamente imperial en área propia

Los de Moyes tenían el balón, mientras el Chelsea esperaba agazapado para robar y salir al contragolpe, con Óscar retrasándose hasta la base de la jugada para ejercer de lanzador de las transiciones, y Ramires descolgándose para pisar el último tercio. El partido defensivo de los londinenses fue prácticamente perfecto, eso sí. Terry estuvo titánico defendiendo en área propia, como a él le gusta, sacando todos los balones frontales y laterales, evitando tener que correr hacia atrás. Es más, fue elegido como mejor jugador del partido, merecidamente.

Al final, Mou prefirió asegurar el 0-0, sacar un punto de un campo complicadísimo ante un equipo mucho más sólido, hecho y experimentado, en una decisión plenamente comprensible. 0-0, todos contentos a medias, y a casa. Ritmo lento, máximo orden táctico, sin excesivas transiciones... Una tónica que recuerda mucho a los duelos entre Ferguson y el primer Mourinho, que habitualmente eran muy tácticos, algo nada habitual en el fútbol británico, lentos y de caudal ofensivo limitado. En definitiva, lo de Old Trafford no pareció Premier.

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Sobre el autor
Alejandro Rodríguez
Una persona es juez de sus actos, y árbitro de su destino. Un cabezazo de Basile Boli en Munich, una volea de Zidane en Glasgow. Escribo sobre fútbol internacional en VAVEL.