Tras cerrar el ciclo más glorioso y exitoso de su historia, y también el más largo de un entrenador en un club grande de verdad, en un club campeón, en la máxima élite europea, poniendo fin a más de 25 años con Sir Alex Ferguson, una de las figuras más veneradas y respetadas del fútbol mundial, el Manchester United solo podía seguir una línea continuista. En la parte toffee de Merseyside llevaba una década destacando otro técnico escocés, tan british como Sir Alex o incluso más. El Everton de David Moyes se recuerda como un equipo de apertura a banda y centros laterales, de remates de cabeza, de defensa cerrada y dura, de kick and rush moderno, con el 4-4-2 por bandera y el fútbol directo por norma. Conscientes de que el de Glasgow era el perfil más similar a la leyenda escocesa, y pese al descontento de Rooney, la directiva red devil, en base a las indicaciones de Ferguson, no tardó en contratar a Moyes como sucesor de Fergie.

En aquel Everton uno de los hombres clave fue un altísimo centrocampista, de casi 1'95 metros, que hace gala de una capacidad de llegada y un poderío físico sin igual. En el último día de mercado, llegó a Old Trafford ese espigado belga de melena alocada, Marouane Fellaini. En principio, Fellaini encaja a la perfección en el estilo directo de Moyes. Como se está viendo en las primeras semanas de competición, este United va a seguir siendo un equipo de pronunciada preferencia por el balón largo. Una de las jugadas más repetidas es el centro lateral, buscando alguna referencia en el juego aéreo. Cabe destacar que no es solo que la principal idea de Moyes sea esa, sino que no tiene un perfil de mediocentro para jugar en un estilo de mayor elaboración. El Manchester sufre una carencia importante a la hora de atacar en posicional y de generar ventajas a partir de fases afianzadas de posesión. Solo Rooney, genio rebelde e incontrolable, puede producir cosas en este aspecto desde su rol de '10', gracias a su inigualable talento y calidad para el desplazamiento.

Fellaini es un salto de calidad importante para la plantilla de Moyes, pero no la solución al problema en la creación de juego

Fellaini supone un activo importante para los planteamientos directos y verticales de Moyes, por supuesto. Es alto, fuerte físicamente, y sobre todo, condiciona cargando el área. Abre a bandas, se suelta, vuela y hace daño llegando desde segunda línea a rematar en el área. Ya sea como mediocentro en el doble pivote o como mediapunta, si bien siempre ha rendido más como enganche. En el doble pivote no termina de convencer plenamente, pues su nivel defensivo es más bien bajo, pese a su físico, y tampoco es que sea un futbolista ordenado a la hora de mantener la posición. Eso sí, actuar junto a Carrick le permitiría prácticamente total libertad para soltarse y hacer lo que más le gusta y en lo que más suma, que no es más que pisar el último tercio. Que le veamos en la mediapunta cuando esté Rooney parece difícil, pues el carril del '10' es su zona. En líneas generales, es un salto de calidad importante para la plantilla en el centro del campo.

Pero el belga no es la solución al problema base. Pese a que es correcto con balón y siempre sabe qué hacer cuando tiene la pelota en los pies, Marouane no tiene ni talento ni imaginación para ser creador de juego. En esas labores, queda reducido a ser un interior de apoyo, pero nunca el faro ni el organizador. Moyes tendrá en Fellaini tendrá a uno de sus futbolistas clave para la idea, pero no a quién resuelva las carencias en la creación. Así pues, queda la duda de si a Moyes le funcionará ese estilo tan directo, ante la ausencia de un centrocampista creador. Ferguson triunfó con él durante más de un cuarto de siglo, y David es tan de Glasgow como Sir Alex. Pero es incluso más british cuando un balón rueda en el césped de Old Trafford, frente a la tribuna Sir Alex Ferguson.