2013 será un dulce año que quedará en el recuerdo de la afición del Swansea City por mucho tiempo. La consecución de un título, la rápida consolidación en liga y la clasificación para Europa han sido los principales alicientes para seguir a un conjunto que, además, quiere jugar bien a este deporte. Y es que uno de los más modestos equipos de la Premier League, que se encuentra disputando su tercera temporada consecutiva en la máxima categoría del fútbol inglés, no ha dejado a nadie indiferente con su imparable ascenso desde que el bueno de Roberto Martínez cogiera a un conjunto galés relegado a la discreta League One y lo convirtiera en un club de Championship, 24 años después.

Los éxitos logrados por el técnico español los recogió Brendan Rodgers, tras un breve período mancado de suerte con Paulo Sousa. Con Rodgers, el actual entrenador del Liverpool, el Swansea ascendió a la Premier League, una herencia que se encontró el hoy técnico de los cisnes, el danés Michael Laudrup. El ex futbolista de Juventus y Barcelona, entre otros, ha sabido mantener la esencia que ha hecho de este un equipo diferente al resto. Juega en la liga inglesa, pero ni es inglés ni juega el clásico fútbol británico.

Laudrup, digno heredero del testigo de Martínez y Rodgers

La ilusión con la que recibieron a Michael Laudrup en Gales era un pequeño anticipo premonitorio de lo mucho que les esperaba. Sin saberlo, una temporada y media después, ese desconocido intruso en la Premier daría mucho que hablar. No importaba que los cisnes no tuvieran apenas historia en la primera división inglesa, que fueran considerados un equipo débil con pocas opciones de hacer nada bueno, ni tan siquiera que su feudo fuera el más pequeño de los estadios de la categoría. Lo importante fue el proyecto que se estaba creando de puertas adentro. Y ahí, Laudrup volvió a demostrar su valía, como ya hizo en el banquillo del Getafe, otro modesto desconocido con el que vivió un sueño europeo que ahora quiere repetir en Gales.

El primer curso del danés en el Liberty fue algo más que sobresaliente. Tenía el listón muy alto, pues Brendan Rodgers acababa de situar a un recién ascendido undécimo en la Premier, siendo la gran revelación de la liga y quedando por encima de prácticamente todos los humildes que no aspiran al trono. Su progresión a lo largo del año, además, fue más que notable, pues pasó la primera vuelta del campeonato en posiciones más bien cercanas al descenso, sin pasar del décimo puesto, y realizó una segunda parte mucho más tranquila. Laudrup recogió el testigo con más confianza que temor, y con él en el banquillo, el Swansea apenas bajó de la novena posición en la que finalmente quedaría. Un auténtico hito que reafirmaba que el éxito de ese equipo no era flor de un sólo día, sino un proyecto en ascenso que, al mismo tiempo, se estaba consolidando en una liga muy difícil.

No le vino nada mal a Laudrup que, en el verano de su llegada, se firmaran a varios nombres que, a la postre, resultarían piezas fundamentales en su nuevo puzzle. Ahí empezó un proceso de españolización con más cabeza que corazón. No se trataba de incorporar a españoles porque Laudrup no supiese tratar con otras nacionalidades, simplemente era una apuesta segura que el danés sabía que le permitiría desarrollar con mayores garantías el juego que él quería implantar en el Liberty. Más control y posesión, y menos balones altos sin sentido. De esta forma, de la Liga llegaron los españoles Pablo Hernández, Chico y Michu, además de Jonathan de Guzmán y Lamah. Todos ellos resultarían claves para desarrollar el estilo de un Swansea que quería crecer a partir de la diferencia, de no querer ganar al resto con las clásicas armas que siempre ha tenido el fútbol británico, sino creando un estilo propio y apostando firmemente por él. Y la apuesta salió redonda.

Primer trimestre: a Europa gracias a la Copa de Inglaterra

El inicio de 2013 fue más que triunfal para los de Laudrup, que se habían clasificado para las semifinales de la Copa de Inglaterra tras eliminar a Crawley Town (2-3), al Liverpool (1-3) y al Middlesbrough (1-0). El rival en su último escalón para llegar a la soñada final era el Chelsea de Rafael Benítez, equipo al que logró apear del camino con un global de 0-2, gracias a los tantos de Michu y Graham en la ida en Stamford Bridge. Tras esta eliminatoria, el Swansea tuvo que esperar un mes para que llegara la esperada final de la Copa de Inglaterra, nada más y nada menos que en el nuevo Wembley, ante un rival, el Bradford, que había eliminado a equipos como Wigan, Arsenal o Aston Villa. Así pues, a pesar de partir como favorito en todas las apuestas, más les valía no confiarse en exceso a los hombres de Laudrup.

Aquella fue una oportunidad histórica para los cisnes, que se pusieron su mejor traje y bordaron una soberbia actuación. La recompensa, más allá de la primera Copa de Inglaterra de la historia del club, era un billete para la Europa League de la siguiente temporada. Ante más de 80.000 espectadores, los galeses realizaron un sensacional encuentro, dominando de inicio a fin y sin dar una mínima opción al Bradford. Dyer adelantó a los galeses al cuarto de hora, y Michu puso el 2-0 al poco para llegar al descanso. La ventaja fue ampliada nuevamente por Dyer nada más empezar el segundo tiempo, y De Guzmán puso el colofón final a la fiesta del Swansea con dos goles para terminar con un 0-5 para la historia.

Con la resaca copera, aún quedaban varios meses de competición liguera, y el equipo no se relajó. Entre diciembre y marzo, encadenó distintas victorias ante Fulham (1-2), Stoke City (3-1), Queens Park Rangers (4-1) y Newcastle United (1-0), que intercalados con varios empates, supusieron un colchón de puntos que permitió al equipo afrontar el final de temporada con gran tranquilidad y con la sensación de tener los deberes hechos.

Segundo trimestre: la tranquilidad del que ha hecho los deberes

Con Europa en el bolsillo, el principal objetivo que tenían los hombres de Laudrup era cerrar cuanto antes su permanencia en la categoría, conscientes de que optar a la Liga de Campeones era una meta inalcanzable, y que con cumplir en los partidos restantes la temporada sería dada por buena. En la segunda vuelta de esa campaña, el Swansea logró sumar algo más de veinte puntos, los necesarios para no pasar apuros y consolidarse en una meritoria novena plaza. Gran parte del mérito de la situación del club en aquel período la tuvo su referencia en ataque, el sorprendente Michu, que por la módica cantidad de tres millones de euros había pasado de levantar la afición de Vallecas a hacer soñar el Liberty. El español sumó dieciocho goles, sólo por detrás de Van Persie, Luis Suárez, Gareth Bale y Christian Benteke, convirtiéndose de esta forma en una de las revelaciones de la temporada y siendo un reflejo personificado de lo que estaba viviendo su equipo. Ambos siguieron la misma receta, aquella que les condujo al éxito a partir de la modestia.

Con poco más que el honor en juego, apenas importó que, de abril a marzo, los galeses cayeran derrotados de forma consecutiva ante West Brom (2-1), Arsenal (0-2) y Tottenham (1-2). Sin embargo, el orgullo del equipo, y la obligación de conseguir cuanto antes los puntos imprescindibles para cerrar la temporada de forma plácida, llevaron a los galeses a levantarse y encadenar tres partidos consecutivos sin perder, los justos para ponerse unos pocos puntos por encima del resto de conjuntos de media tabla.

Tercer trimestre: el desgaste por la Europa League

Los 46 puntos obtenidos y la clasificación para la Europa League hacían presagiar que el segundo año del proyecto Laudrup sería, cuanto menos, igual de ambicioso. Las ilusiones y la esperanza en el equipo se dispararon en verano con la llegada de varios nombres que venían a competir con las piezas ya asentadas en un once que daría un salto de calidad importante. El sello Laudrup se volvió a notar con las incorporaciones de los españoles Cañas, Amat, Pozuelo o Álvaro Vázquez, todos ellos jóvenes con mucha proyección, que percibían un complicado futuro en la Liga española y que veían en el Swansea una oportunidad de oro para dar un salto de calidad en sus carreras. A estos les acompañaron, entre otros, dos nombres que se han convertido en auténticos puntales del Swansea actual: el centrocampista Jonjo Shelvey y el punta Wilfried Bony. Las nuevas incorporaciones dotaron al conjunto de Laudrup de nuevos perfiles que reforzaron lo presente y abastecieron al equipo de un fondo de armario muy necesario para la campaña que estaba a punto de empezar. Más solidez en el centro del campo y dos nueves para acompañar arriba al sensacional Michu. Así pues, el Swansea también hizo los deberes en el mercado veraniego.

La pretemporada transcurrió de forma plácida, midiéndose ante rivales de poca entidad en una gira holandesa primero, y luego ante dos modestos del fútbol británico. Las sensaciones estaban siendo buenas, pero eran poco significativas dado el nivel de sus oponentes. El primer test serio llegó temprano, con la eliminatoria ante el Malmö FF, al que derrotaron de forma contundente por 4-0 en el Liberty, para luego empatar 0-0 en Suecia. Superada la primera ronda previa de la Europa League, el Swansea tuvo que afrontar un duro inicio liguero que lo midió a Manchester United y Tottenham, conjuntos ante los que cayó derrotado por 1-4 y 1-0 respectivamente. La siguiente ronda clasificatoria para la competición europea le midió al Petrolul Ploiesti de Cosmin Contra, el alumno aventajado del maestro danés. El 5-1 logrado en la ida fue garantía suficiente para afrontar con tranquilidad una vuelta en la que perdieron 2-1. Entonces, los galeses parecían tener más puesta la cabeza en Europa que en la competición doméstica, aunque a partir de septiembre empezarían a ponerse el chip de la Premier y lograron sumar sus primeros puntos de forma consecutiva al ganar a West Brom (0-2) y Crystal Palace (0-2) y empatar ante el Liverpool (2-2). En el mismo mes, cayeron derrotados 3-1 ante el Birmingham en la Capital One Cup, por lo que el vigente campeón no podrá revalidar título.

La trayectoria en liga en el primer tramo de la nueva temporada se ha mantenido irregular desde aquella corta racha de partidos sin conocer la derrota. El cansancio que se deriva de jugar muchas semanas jueves y domingo fue uno de los motivos que impidieron al Swansea terminar de centrarse en la competición doméstica, pues cada tres o cuatro días tenía que pensar en otros menesteres. Disputadas las primeras 16 jornadas de la Premier League, el Swansea City ha conseguido cinco victorias, dos de ellas como local, ante Sunderland (4-0) y Newcastle United (3-0) y tres de ellas como visitante, frente a West Brom (0-2), Crystal Palace (0-2) y Fulham (1-2). A su favor, se puede argumentar que los siete partidos que ha perdido han sido contra equipos de la zona alta de la tabla: 1-4 ante el United, 1-0 frente al Tottenham, 1-2 contra el Arsenal, 2-0 con el Southampton, 1-0 en el derbi de Gales con el Cardiff, 3-0 ante el Manchester City y 1-2 contra el Everton. A excepción del Cardiff, ha sumado ante todos los equipos de tabla media y baja. Es por eso que el inicio de la temporada 2013-14 no puede considerarse negativo, pues está cumpliendo los mínimos que se le piden, manteniéndose en la zona media en tierra de nadie.

Su asignatura pendiente este inicio de curso es hacerse fuerte en casa, donde sólo ha sumado diez de veintisiete puntos. Los mismos que ha sumado como visitante. En ese sentido, es destacable su irregularidad, pues en liga aún no ha conseguido sumar dos triunfos consecutivos. Al desgaste provocado por la competición europea, además, se le añadió diversas lesiones de hombres importantes, y que constantemente hicieron que Laudrup tuviera que arreglárselas para ir encontrando piezas de recambio. La más significativa fue la ausencia de Michu, que sufrió un duro golpe en el tobillo en el encuentro ante el Newcastle del que aún está recuperándose. A pesar de que ya ha vuelto a entrenar e incluso a jugar en partido oficial, el ex del Rayo notó que los problemas prosiguieron días después, y podrían llevarle a pasar por el quirófano.

Mejores sensaciones está encontrando el Swansea en la Europa League, donde a pesar de ir de más a menos, terminó logrando una histórica clasificación para la fase de dieciseisavos de final en la que se medirá al potente Nápoles de Rafa Benítez, el mismo entrenador al que ya eliminaron en la semifinal de la Copa de Inglaterra del año pasado. El camino del Swansea en Europa hasta el momento, a partir de la fase de grupos, ha sido bastante positivo considerando que ganó los dos primeros encuentros, ante Valencia (0-3) y St. Gallen (1-0), empató (1-1) el doble duelo consecutivo ante el Kuban y terminó la fase cayendo derrotado por la mínima ante valencianistas (0-1) y suizos (1-0), dos resultados que no impidieron que el equipo terminase accediendo a la siguiente fase, que se disputará en febrero. Ante el Nápoles, pues, el Swansea tendrá la oportunidad de seguir escribiendo una de las páginas doradas más importantes de su historia.

Año, pues, de ilusión y alegrías para el club de Swansea, que saboreó el éxito tras la consecución de la Copa de Inglaterra y la consecuente clasificación europea a la vez que realizó una más que digna temporada en liga. Ahora tiene ante sí un reto de altura para el que debe ponerse de nuevo el mono de trabajo y sacar lo mejor de sí mismo. En liga, se le exigirá, por lo menos, mantenerse en la zona tranquila, sin pasar apuros al final de la temporada. Serán las eliminatorias ante el Manchester United, en la FA Cup, ante el United, y frente al Nápoles, en la Europa League, las que pongan techo a los sueños y aspiraciones de un conjunto modesto que conoce sus orígenes pero aún no sus límites. Los cisnes quieren seguir volando alto.

Fotos vía Zimbio