La destitución de Michael Laudrup sorprendió ayer al mundo del fútbol. 18 meses ha durado la aventura del técnico danés en Gales. 18 meses en los que el ya ex técnico del Swansea City 'españolizó' en futbolistas y en juego a un equipo modesto al que logró situar en media tabla de uno de los campeonatos más igualados y competitivos de Europa, la Premier League, y haciéndolo con un estilo futbolístico propio, que contrasta con el clásico fútbol británico de balones altos y salidas al contragolpe, y que seguía la estela que habían iniciado Roberto Martínez y Brendan Rodgers años antes.

Duodécimo, con 24 puntos, dos por encima del descenso; clasificado para los dieciseisavos de final de la Europa League (se las verá ante el Nápoles de Rafa Benítez) y para la quinta ronda de la FA Cup (les espera el Everton de Roberto Martínez). Así deja Michael Laudrup el Swansea City tras las 24 jornadas que llevamos disputadas de liga. Un técnico que llegaba con un atractivo proyecto bajo el brazo que a todos en Gales gustó, pues más allá de la expectación que generaba tener la figura del propio Laudrup en el banquillo, interesaba ver cómo encajaría la idea de juego del danés, que ya había entrenado, y con buena nota, a modestos como Getafe o Mallorca.

"Es una decisión tomada en favor de los intereses tanto del Swansea City como de nuestros seguidores"

La irregularidad en los resultados ha sido la tónica dominante en la presente campaña en liga. Dos únicas victorias en los dos últimos meses han sido insuficientes para alejar al conjunto del descenso, que queda a dos puntos. Además, la derrota 2-0 en la cancha del West Ham, y un viaje a París, en plena crisis deportiva, precipitaron la decisión de una directiva comandada por Huw Jerkins, que decidió ayer que la solución para poner fin a la inestabilidad por la que pasaba el equipo las últimas semanas era destituir al danés. "Es una decisión tomada en favor de los intereses tanto del Swansea City como de nuestros seguidores", se justificaba Jerkins, que tras agradecer a Laudrup los servicios prestados instó a su afición a entender una decisión sorprendente por el modelo de club que ha venido siendo el Swansea los últimos diez años. Diez años en los que, tal y como reconoció el propio Jerkins: “No se había quitado al entrenador por lo que rodea al club”.

La preocupación que mantenían parte de la directiva y, según algunos medios de Gales, tambien algunos de los jugadores más veteranos del equipo, sobre los métodos de entrenamiento y de gestión del club del danés, crecieron de forma ostensible tras perder en Upton Park. La desilusión generada tras este resultado, apunta la prensa galesa, ha terminado pesando más que el proyecto de futuro que lideraba el técnico, hasta el punto que el mismo Jerkins declarase: “Sentí que (con Laudrup) era improbable conseguir el clima estable necesario para lograr los objetivos”. La directiva ha creído que Laudrup ya no era capaz de levantar un equipo en caída que había perdido la fe en sus métodos. De poco sirvió que en verano el danés renovase hasta 2015 y mantuviese su compromiso con el Swansea pese a los rumores que le vinculaban con el Tottenham.

Un proyecto que queda en el aire

Sorprende, por encima de todo, la poca paciencia que se ha tenido con el técnico danés. Especialmente porque si por algo se ha caracterizado el Swansea City en la última década es porque no ha sido un equipo resultadista en el que sólo interesasen los puntos o si el balón entraba o no. Si algo viene definiendo al Swansea en los últimos años es el hecho de que se ha diferenciado de la mayor parte de clubes británicos, especialmente los de la zona baja de la tabla. Sorprendió que el Swansea City, un brillante ejemplo de que la estabilidad puede llevar a un club modesto a pelear por retos que pocos soñarían, tomase esa decisión tan rápido.

Frente al fútbol poco aseado, de balones altos, jugadores físicos, salidas al contragolpe y ritmo incesante, el Swansea, en sus distintas etapas con Bob Martínez, Brendan Rodgers y, hasta ayer, Michael Laudrup, ha apostado de manera significativa por darle al balón un trato diferente del que se le da habitualmente en las islas británicas. Más control, jugadores más técnicos y atacar a través del dominio y la posesión. Premisas fundamentales que han venido definiendo al club de los cisnes, aquellos que hace diez años dejaron atrás la vetusta tradición del balonazo alto y empezaron a jugar por el suelo con criterio, unos conceptos que les llevaron nada más y nada menos que a la Premier League.

Su legado: un equipo 'españolizado' que logró la Capital League One, una histórica novena plaza en la Premier y alcanzar los 1/16 de Europa League

Sin Laudrup, el hombre que llevó al Swansea a la consecución de su primera Capital League One el año pasado, en la que tras apear del camino a equipos como Liverpool o Chelsea, goleó en una final de ensueño al Bradford por 5-0, lo condujo también a la Europa League, en lo que suponía la vuelta del club galés a una competición europea tras 22 años sin salir de las islas.

El debut del club en Europa League, además, puede valorarse hasta la fecha como positivo, pues tras superar con solvencia a Petrolul y Malmö, Laudrup clasificó al Swansea como segundo en un grupo en el que quedó encuadrado con el Valencia, el St.Gallen y el Kuban. Dos victorias, dos empates y dos derrotas fueron balance suficiente para clasificar al equipo para la siguiente fase, donde ya espera el complicado Nápoles. No menos mérito tiene el paso del equipo en la FA Cup, donde eliminó al Manchester United en Old Trafford gracias a una victoria 1-2 conseguida en el último minuto, cuando Bony marcó el tanto que certificaba el pase de los galeses.

Poco más se le puede pedir pues, en lo que a participación en copas se refiere. Lo único achacable hasta el momento, la temprana eliminación en la Capital League One ante el Birmingham, en Primera Ronda. Algo sorprendente porque era la competición en la que el Swansea defendía título, pero a la vez, hasta cierto punto intrascendente, pues es la menor de las cuatro competiciones en las que tomaba parte el conjunto galés.

Lesiones, rotaciones y falta de gol

Muy diferente está resultando esta campaña con respecto a la anterior, en lo que a la liga se refiere. Varios factores han impedido que el equipo que comandaba Laudrup alcanzase el nivel de antaño. Entre ellos, destaca la multiplicación de partidos, algo nuevo para un equipo nada acostumbrado a jugar jueves y domingos, y que le obligaba a rotar constantemente. Al cansancio acumulado, tanto por los partidos intersemanales, como por los desplazamientos y la proximidad entre unos partidos y otros, se les sumó otro factor que dificultó la labor de Laudrup: las lesiones.

Michu, primero lesionado varias semanas y después casi dos meses de baja al ser operado del tobillo, unos problemas de los que se espera que se recupere en pocos días, ha sido la baja más significativa, pues ha sido el jugador insignia del club en la temporada y media que lleva aquí, el mismo tiempo que Laudrup, su principal valedor. A los problemas físicos del ex de Celta y Rayo, se les unieron otras varias inoportunas lesiones de hombres importantes en zonas claves como Pablo Hernández, Michel Vorm, Nathan Dyer o José Cañas, entre otros. El factor físico pesó de forma considerable en un equipo que no estaba acostumbrado a tal carga de encuentros, y el esfuerzo ha pasado factura. No es el primer equipo al que le ocurre, pues es algo habitual en clubs que no suelen disputar cada año competiciones europeas, sino que les suele ocurrir a equipos que participan muy de vez en cuando, y que por tanto se ven obligados a readaptar la plantilla para sufrir lo menos posible el sobreesfuerzo añadido que comporta jugar cada jueves y domingo.

A pesar de haber logrado una plantilla mucho más competitiva que la del año pasado (en verano llegaron refuerzos de nivel como Jonjo Shelvey, Wilfried Bony, Álvaro Vázquez, Alejandro Pozuelo, José Cañas y Jordi Amat), lo cierto es que hasta la fecha han resultado insuficientes para lograr mantener el nivel demostrado la temporada pasada. Los retos de este año están siendo mayores, y mayor también está siendo la exigencia que vive una plantilla que no debería, a priori, tener problemas para mantener la categoría, pues cuenta con jugadores de nivel de sobras para lograr los objetivos planteados a inicio de temporada. El equipo se mantiene aún fuera de los puestos de descenso, pero también es preciso observar que es duodécimo, a tres puntos del décimo, un puesto menos del logrado el año pasado. No están, pues, tan lejos de donde deberían estar.

Aparte de los problemas físicos y de la acumulación de minutos, otro factor está resultando clave en la mala racha del equipo: la falta de acierto goleador. El Swansea juega bien, practica un fútbol atractivo de control y toque, de pausa y dominio, algo que le ha permitido ser uno de los cinco equipos de la Premier con más posesión del balón (5º, con un 53%, por detrás de Arsenal, Manchester City, Tottenham y Chelsea). Esta, sin embargo, está siendo en la actual campaña una posesión poco efectiva, y son ya repetitivos los partidos en los que, pese a jugar más y mejor que su rival, termina empatando o perdiendo ante rivales que le penalizan en demasía sus carencias ofensivas. Tiene mucho tiempo el balón, pero le cuesta llegar, y cuando lo hace, perdona a su rival. Sus rivales, por el contrario, llegan menos, y con un mayor porcentaje de efectividad, lo que termina por decantar la balanza en contra del conjunto galés.

Al Swansea le falta gol: Bony, con 7 goles, Shelvey y Dyer con 4, máximos goleadores

La llegada de Bony (7 goles en 20 encuentros en liga; 16 tantos en 33 partidos en todas las competiciones), no ha sido todo lo positiva que se esperaba, en términos anotadores. El marfileño aporta mucho al juego del equipo, especialmente cuando baja a recibir y se asocia con los hombres de segunda línea, algo que hacía Michu cuando estaba disponible, pero a nivel ofensivo no ha terminado de destaparse aún como el goleador que deslumbró en Vitesse marcando 35 tantos en 36 partidos la temporada pasada, y 31 en 34 duelos en la 2011-12. Shelvey y Dyer, con 4 goles ambos, son los siguientes máximos goleadores del equipo, seguidos por los defensas Chico y Ben Davies, y el lesionado Michu, con 2. 29 tantos en las 24 jornadas disputadas es un registro que los galeses deben mejorar si quieren evitar pasar apuros en el tramo final de temporada. La recuperación de Michu, la confirmación de Bony, la llegada de N’Gog o la reivindicación de minutos del joven Álvaro Vázquez deben contribuir a ello. Por sus botas pasan gran parte de las aspiraciones del Swansea en lo que resta de temporada.

Ellos cuatro y el resto de sus compañeros tendrán que trabajar duro para que el vuelo de los cisnes dure algo más de tres años. Lo tendrán que conseguir sin Laudrup, que ya es historia del club. Garry Monk, hasta ayer capitán del equipo, será provisionalmente, a sus 34 años quien se haga cargo de la dirección del equipo, junto con Alan Curtis, miembro del cuerpo técnico. La primera prueba, el duro derbi de Gales ante el Cardiff City, que ya les ganó en la ida por 1-0. Llegan nuevos tiempos a Swansea. Veremos qué rumbo emprenden a partir de ahora los cisnes.

La lesión de Michu ha mermado significativamente el rendimiento del equipo