El Olympiakos de Míchel hizo historia al vencer 2-0 a un pobre Manchester United, que pierde por vez primera ante los griegos y que sigue de capa caída. Cada vez le quedan menos opciones para salvar la temporada. Eliminado de las dos copas, con la Premier casi imposible, Europa se complicó también tras una dura derrota, forjada gracias a una gran actuación de los griegos, que pasaron por encima de los ingleses, discretos y pasivos a partes iguales. El United se complica la vida, y tendrá que buscar la machada en Manchester, donde podría tener la última oportunidad de soñar este año.
Primer tiempo de paciencia y respeto
El partido arrancó con dos encuentros muy parejos, que se mostraban un gran respeto mútuo. El United, algo más precavido, esperaba algo atrás a un Olympiakos que empezó con más iniciativa, que no tardaría en transformarse en llegadas. La primera, que fue la más clara del primer tiempo, la tuvo Chori Domínguez, quien en el minuto 8 recuperó un balón en el centro del campo y, tras deshacerse de tres rivales en una espectacular internada por el medio, sin casi oposición, se internó en el área, donde se le faltó rapidez en la definición y permitió a un defensa blocar su disparo, rompiengo la magia de tan bella acción. La jugada terminó en nada, pero suposo el primer aviso serio del Olympiakos, una acción que arengó a su hinchada.
Los griegos permanecieron muy seguros atrás, sin conceder al conjunto de David Moyesespacios, y mostrando que aquello del ‘infierno griego’ no sólo se refería a la grada. Carentes de creación, sin Mata, y con Januzaj en el banquillo, el 4-4-2 del Manchester United apenas lograba romper las líneas rivales. Tras unos primeros veinte minutos de control griego, el United empezó a dejar los nervios iniciales atrás y a entrar un poco en el partido, manteniendo un poco más el balón, aunque sin terminar de generar peligro alguno.
Ante el poco riesgo que le generaban los ingleses, el Olympiakos se permitió el lujo de adelantar líneas, y a pesar de no conseguir crear ocasiones muy claras, tuvo varios acercamientos lejanos que incomodaron a De Gea. Tras el susto inicial de Domínguez, fue Maniatis quien lo intentó con un inocente tiro raso, y pocos minutos después, en el minuto 25, fue Hernán Pérez quien, tras una gran diagonal partiendo desde la izquierda, disparó al lateral de la red en el que fue el tercer aviso local.
La fortuna, para el que la busca
Ante un United muy simple y rocoso, con pocas alternativas en ataque y muchas dudas, el conjunto de Míchel tomó el control del encuentro con más fuerza en los minutos finales del primer tiempo, llegando a encerrar a su rival, que en algunas acciones llegó a acumular hasta nueve jugadores en su frontal del área, un signo claro del pobre momento por el que pasa el equipo británico
En el minuto 37, los de Moyes pagarían cara su pasividad y el hecho de mantenerse tan rezagados, pues un disparo con la zurda de Maniakis desde la frontal, que aparentemente no llevaba peligro, fue desviado ligeramente por Chori Domínguez dentro del área, lo justo para que no llegase De Gea y se colase en el fondo de la red. De una acción inofensiva, sacó un gran premio Olympiakos, merecido visto el ímpetu de los de Míchel, que le pusieron más ganas.
Ni Rooney ni el resto de diablos conseguían crear juego en la zona ofensiva del United, que parecía un muñeco a manos de Olympiakos, que se creció con el gol. Aparentemente, lo mejor que le podía pasar a los hombres de Moyes era que llegase el descanso y, con él, un cambio de mentalidad o de actitud de los suyos. Sin embargo, el encuentro se reanudó con la misma pasividad del United, y con once griegos que salieron a buscar el segundo.
Y no le fue nada mal el planteamiento valiente a Míchel, pues los suyos apenastardaron nueve minutos en anotar el 2-0. Lo consiguió el costarricense Joel Campbell, quien tiró un sensacional caño a Carrick en la zona de tres cuartos y, libre de marca, se buscó una posición de tiro algo lejana para colocarla pegada a la base del palo con un tiro enroscado de gran belleza estética.
Baile griego
El delirio en el Georgios Karaiskakis no hacía más que ir a más tras el segundo gol local. Viendo el repaso de los suyos a un equipo de la entidad del Manchester United, la hinchada griega no podía hacer más que celebrar y deleitarse del meneo que estaban viendo, y su equipo, lejos de conformarse, se fue a por un rival hasta que el físico se lo permitió.
Pasada la hora de partido, Olympiakos, que había empezado muy intenso tras la reanudación, empezó a bajar un poco el ritmo, algo lógico tras las entradas de Welbeck yKagawa, que obligaban a mantener más la posesión y no romper las filas. Antes de eso, sin embargo, aún habría tiempo para que Olaitan tuviera el tercero en sus botas. El delantero enganchó un potente disparo con la zurda que salió desviado por poco, muy cerca de la escuadra de la meta de De Gea.
Míchel, entonces, decidió resguardar algo más a su equipo, primando la posesión a la profundidad. Para ello quitó a Campbell y Domínguez, dos de los mejores de los griegos, para dar minutos a Fuster y Machado, dos jugadores de claro perfil más conservador. Ante los indicios de repliegue griego, que se conformaban con el resultado, elUnited, presionado por el 2-0 y por el paso de los minutos, no tuvo más remedio que avanzar filas y dar un paso adelante.
Sin embargo, no fue hasta los últimos diez minutos de encuentro en el que los diablos rojos recuperaron la iniciativa y buscaron recortar distancias. Primero fue Van Persie, que en el minuto 82 recibió un centro desde la derecha y, tras controlar y orientarse el esférico dentro del área, se sacó un fuerte disparo con la diestra que se marchó alto. Ni el holandés ni Rooney estuvieron inspirados, y sin su magia el United difícilmente brilla, y menos en campos tan exigentes.
Algo mermado físicamente, y con la voluntad de que el tiempo pasase rápido,Olympiakos se echó hacia atrás, sufriendo un bajonazo que el United estuvo a punto de aprovechar, apretando con intensidad en unos últimos minutos en los que el partido se disputó cerca del área local por los intentos a la desesperada de los ingleses, que lo probaron, pero no lograron ver puerta. El United entró tarde y mal al partido, esfuerzo tardío e insuficiente para conseguir más que una merecida derrota. Olympiakos hizo todo bien, todo lo contrario que el conjunto de Moyes, que se quedó sin reacción ni recursos para levantar lo que fue un gran encuentro de los griegos, que dan un gran paso para acceder a los cuartos de final.