Ambos equipos llegaban con los deberes hechos a este partido. Permanencia asegurada y poco más que el honor estaba en juego. Lo hecho hoy por el Newcastle ha sido el vivo reflejo de la desidía, la dejadez, la sosez. Equipo plano con la mente puesta en las vacaciones y con poco que ofrecer en los cuatro partidos que aún restan de temporada. Ante esta situación, el Stoke se ha aprovechado de las condiciones de su rival para sumar una victoria más en casa y hacer esbozar una sonrisa a sus seguidores tras esta gran temporada que esta haciendo.

El equipo de Mark Hughes cuenta con una herramienta clave para conseguir sus objetivos. No es otra que su delantero. Tener a un alguien como Peter Crouch en tu equipo facilita mucho las cosas. Un jugador capaz de fijar a los centrales, mantener el balon de espaldas a la espera de soluciones más sencillas y rematar a puerta cualquier centro. De sus pies llegó la primera oportunidad para adelantarse en el marcador. El público del Britannia Stadium suspiraba al ver marcharse aquella pelota lejos de la portería rival tras ser repelida por el palo.

La primera parte transcurría sin sobresaltos. El Stoke llevaba la iniciativa ante un inoperante Newcastle, que lleva ofreciendo esta misma imagen desde hace ya varias semanas. Quizás Pardew no ha sabido darle a sus jugadores ese afán competitivo que deben tener todos los equipos que practiquen este deporte. El caso es que el Newcastle no estaba... ni tampoco se le esperaba.

A dos minutos de terminar la primera parte, un centro de Pieters aderezado con Agua Tofana, acabó por colarse en la escuadra de la portería defendida por Tim Krul. Resultado justo al descanso tras unos primeros cuarenta y cinco minutos en los que la falta de intensidad ha sido la caractéristica principal. El Newcastle tan sólo trato de tímidamente, intimidar al rival con sendos disparos lejanos de Anita y Tioté.

La segunda parte tuvo un pequeño cambio respecto a la primera: La intensidad ha sido menor. El Stoke City, sabedor de que con cierto orden en materia defensiva tenía los tres puntos asegurados, controló el partido hasta el final. Ni siquiera la honra, la dignidad, la camiseta, el escudo, hizo despertar a las urracas el orgullo suficiente para tratar de darle la vuelta al partido.

Y así llegó el pitido final. Victoria justa local ante un equipo que acabó el partido con un tiro a puerta en noventa minutos. Ninguno se jugaba nada pero cada equipo emana una sensación diferente. El Stoke es consciente de lo buena que está siendo esta temporada y le quedan cuatro jornadas por mejorar todavía más las cifras. El Newcastle se ve ya tumbado al sol, dispuesto a comenzar una nueva temporada. Algo debe de cambiar en Saint James Park para el año que viene porque este equipo esta muy necesitado de tensión competitiva.