Hace tres semanas, el Manchester City dependía de sí mismo para ganar la Premier y daba la sensación de que Liverpool y Chelsea le estaban guardando el sitio hasta que llegara el momento inevitable en que los de Mánchester recuperaran el cetro con los partidos aplazados. Los de Pellegrini han sido máximos candidatos a llevarse la Premier durante toda la temporada, pero los reveses sufridos en las últimas semanas, con solo una victoria en cuatro encuentros, le habían trastocado los planes. El empate ante el Sunderland fue el frenazo total, en un partido que tenían amarrado y vieron escaparse en el último tramo. 

Salida fulgurante del City

Contra el West Brom, los cityzens estaban sobreaviso, pero el inicio fue idéntico al del pasado miércoles, con un gol que pillaría a muchos entrando al estadio aún. Fue Zabaleta quien inauguró el marcador, improvisando un cabezazo en plancha ante el rechace que deja suelto Foster a un disparo duro de Nasri. El West Brom, acostumbrado a que le levanten los partidos en los que marca muy pronto, parecía querer practicar la fórmula contraria, regalando dos goles al City para amargarle después. Así, se explica la empanada trasera en los baggies, que no por defender con más jugadores y más colgados del larguero, conseguían limitar la producción ofensiva de su rival, que le quitó la correa a un Kun Agüero hambriento. El argentino sacó la furia para marcar el segundo gol, un disparo ajustado desde fuera que supera a Foster.

El contexto era ideal para que el City se luciera para sorprender con ataques mortíferos cuando el West Brom tuviese que variar el libreto, que, de inicio, proponía unas líneas muy juntas y sus dos puntales retrasándose para obstruir la circulación local. Ocurrió todo lo contrario en un error de bulto nacido en una falta a favor cerca del área. Silva y Fernandinho se lían en la ejecución, Zabaleta la recibe en banda y se le echan encima con medio equipo en el área. A partir de ahí, carrera de Sessegnon y el balón le llega a Dorrans, que realiza un toque exquisito para cambiarse el balón de pierna ante Clichy y fusilar al palo de Hart.

Demichelis apacigua las dudas

Ahí, salió a relucir la penumbra en el balance defensivo de los cityzens, un equipo acostumbrado a conceder muchos metros tras pérdida y a resolver con poca eficacia más allá de Kompany. Las conducciones de Sessegnon resonaban en la pradera que ni Javi García ni Fernandinho abarcaban de forma coordinada. La amenaza estaba ahí, con un West Brom al que le cuesta mucho recuperar el balón. Le falta contundencia defensiva, pero el punto mayor de agresividad bloqueó al City. Las opciones de los de las West Midlands se disiparon cuando otro despiste, de Ridgewell en un córner, posibilitó que Demichelis empujara a la red solo en el segundo palo. El clásico oportunismo del zaguero a balón parado.

La pegada estaba salvando al City en un partido que no controlaba. Pellegrini fue consciente y ordenó a su equipo para no dar vida al West Brom en los contragolpes. Los de Mánchester salieron mucho más asentados tras la reanudación y manejaron el balón con más seguridad. Monopolizaron el centro del campo con un Javi García mucho más enchufado en la segunda mitad. Los balones ya no llegaban con tanta facilidad a Vydra y Sessegnon. A todo esto, David Silva seguía danzando sobre el tapete del Etihad Stadium haciéndose con la batuta del partido.

Toda la acción que había tenido el primer acto no existió en la segunda, donde el City acaparó el protagonismo y las llegadas para poder reflejar un marcador más abultado. Nasri las tuvo en sus botas. También, un dinámico Dzeko en el último tercio del campo. Pepe Mel reaccionó introduciendo a Anichebe para ganar metros con la referencia del nigeriano, pero la idea no trajo resultados y los baggies se dejaban ver en contadas excepciones por las inmediaciones de Hart. El partido ya no dejaba lugar a sustos.

Victoria a un alto precio

Los sustos, la angustia mejor dicho, llegó más tarde en forma de lesiones. El Manchester City no podía contar con su hombre más determinante de la temporada, Yaya Touré, por lesión. Sobre el césped se marcharon con cara de dolor y otros dos ases del equipo: Agüero y Silva. El Kun se marchó cabizbajo a la hora de partido a sabiendas de que se había vuelto a resentir de sus problemas musculares en la pierna. Casi de forma inmediata, fue Silva quien cayó de su tobillo en una jugada fortuita y sin que se apreciara un mal gesto.

El City se enfrió después de la bajada de tensión de las lesiones. En el último cuarto de hora fue Jovetic, recién ingresado, el único que buscaba la portería con ahínco. El West Brom pudo acortar distancias con algún que otro disparo a puerta que motivó la aparición exitosa de Hart en el choque. Entregado, el equipo de Mel agotó sus minutos corriendo detrás del balón en campo propio. La batalla ya estaba perdida. Lo conveniente para Mel ahora es incidir en que cuando se adelantan pronto, no vale dilapidar la ventaja. El City aprendió la lección esta vez, pero ya puede no ser suficiente ante una liga que pinta a red.

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