No eran muchos, poco más de media entrada, los aficionados latics que se congregaron en el DW Stadium para disfrutar del partido de ida de las semifinales del playoff de ascenso a Premier League. Aún así, se hicieron notar. No dejaron de alentar a su equipo en todo el partido, transmitiendo a los jugadores un empuje que estos no acertaron en devolverles.

Dominio estéril del Wigan

El partido empezó con el Wigan buscando el mando del juego. Los de Uwe Rösler tenían el balón, pero carecían de ideas en ataque, por lo que el dominio local era absolutamente estéril. De hecho, la llegada más clara de los primeros 15 minutos fue para el Queens Park Rangers. Una pelota colgada al área era bajada por el pecho de Austin, cuya dejada se convertía en un disparo de O'neil que se estrellaba contra un defensa.

Los minutos corrían sin que ninguno de los dos equipos lograra crear auténtico peligro. Algún remate desviado, como el de Traoré en el 36 y poco más. La ocasión más clara de la primera mitad llegó cuando ésta estaba a punto de concluir. Jordi Gómez se deshizo de la marca de un defensa con un control de pecho orientado y sacó un zurdazo que Robert Green desvió a córner. Antes de llegar al descanso, Hoilett, en una internada, apuró la línea de fondo y sacó un centro que, tras varios rechaces, no encontró rematador definitivamente.

Sube el ritmo, llegan las alternativas

Tras la reanudación, el guión del partido cambió moderadamente de la mano del Queens Park Rangers. Los de Harry Redknapp le arrebataron la posesión al Wigan e imprimieron un ritmo superior al partido. Comenzaron a llegar las oportunidades. Traoré lo probó desde la frontal, con un disparo cruzado que Carson logró atajar en dos tiempos. El ariete Austin remató un centro de Hill en los mejores momentos para el QPR, con Joey Barton distribuyendo balones a una y otra banda.

Tras unos minutos de asedio hoop, los latics reaccionaron. Primero con alguna cabalgada de McManaman por banda y un cabezazo lejano de McArthur. El mayor peligro empezó a llegar por banda izquierda, en la figura de Beausejour, primero con un buen centro que no halló rematador, y más tarde con otro buen pase al corazón del área que Fortune remató flojo, sin alma. Era la segunda oportunidad consecutiva para el delantero francés, quien instantes antes había rematado alto un balón que, tras varios rechaces, llegó a sus pies muy fuerte y no pudo frenar lo suficiente para que acabara entre los tres palos.

El último tercio de partido, el ritmo volvió a bajar, el miedo a perder agarrotó los músculos de los futbolistas de ambos equipos y, como en un pacto de no-agresión, dejaron todo pendiente para el partido de vuelta. Las intentonas en estos minutos finales fueron muy tímidas. Un disparo de Hoilett tras recortar hacia dentro, que salía desviado. O'Neil también lo probó tras una dejada de Ravel Morrison, y el balón se fue por encima del larguero. El partido moría en una carrera de Maynard, que peleando por el balón en el último chance para el Wigan, cometió falta sobre Onuoha.

Loftus Road dictará sentencia. El próximo lunes serán los hoops quienes se sentirán arropados por su gente. Los hombres de Harry Redknapp, tratarán de no defraudar a su hinchada, y los latics buscarán en territorio hostil darle a su afición la alegría de estar presentes en la final de Wembley.