El Tottenham Hotspur levantó este jueves en Chipre un partido que parecía abocado al desastre. Tras encajar un gol tempranero, no lograron reaccionar hasta bien entrada la segunda mitad. Larnaca fue un paraje adusto y pesado para los de Londres, que se perdían entre un mar de camisetas amarillas, y su fútbol solo fluyó con la entrada de hombres vitales en el esquema de Pochettino.

Empezó asediando levemente el Tottenham, como era de esperar. Primero un disparo de Harry Kane repelido por Fegrouche, cuyo rechace no llega a rematar Soldado. Posteriormente, un disparo de Paulinho y una falta botada por Kane que se perdía por arriba fueron las únicas ocasiones de los ingleses en estos primeros compases del choque.

Pero en el minuto 14, saltó la sorpresa: error en la línea defensiva inglesa, que permitió quedarse solo a Adrián Sardinero, y el ex del Getafe, tras una carrera formidable, no perdonó ante la portería de Lloris. Ver para creer. El campo chipriota se vino abajo con el gol local, al contrario que su equipo, que se animó a raíz del gol.

Minutos en el letargo

En el guión del encuentro no estaba escrito el gol del AEL, y quizás fuera por eso mismo que los spurs no reaccionaron al imprevisto. Imprecisiones y balones largos a ningún lado fueron la tónica general de los hombres de Pochetino en estos minutos del crono. Harry Kane era el único que parecía intentarlo arriba, pero sin demasiado éxito en su empresa.

De hecho, la siguiente gran ocasión volvería a ser del AEL, en el minuto 33: Sardinero vuelve a tenerla ante Lloris, esta vez tras un desmarque por la derecha, pero esta vez el cancerbero francés resuelve brillantemente ante el ‘nº 77’ del AEL Limassol.

Incómodos con el balón

En la segunda mitad, las imprecisiones se volvieron a adueñar del juego spur, pero también en el rival. Es por ello que los londinenses pudieron disfrutar de algún robo de balón interesante, pero les faltó clarividencia de tres cuartos de campo para arriba.

El dominio del balón era claro, no así el dominio del encuentro. Una incursión de Townsend y un córner rematado arriba por Kane acercando algo al área a los visitantes, pero la defensa local estuvo soberbia en todo momento, así como su ataque. Mención especial tanto para Adrián como para Diego Barcellos. El brasileño trajo de cabeza al centro del campo de Pochettino.

Lamela fue la revolución

Los cambios fueron absolutamente claves para que el Tottenham recuperara la sensación de peligro. Y el nombre propio de la remontada fue Erik Lamela. Nada más entrar al campo, en su primera jugada de ataque, recibió un balón de Harry Kane, y regaló un genial pase a Soldado para que éste fusilara a Fegrouche. Cinco minutos después, Lamela volvió a asistir, esta vez a Harry Kane, para el segundo gol de los ingleses. Dos pinceladas de inspiración del talentoso argentino bastaron para tapar una hora y cuarto de improductividad del juego de su equipo. White Hart Lane respirará tranquilo a la vuelta.