El encuentro enfrentaba a dos equipos muy dispares, tanto en su forma de concebir el juego, como en su posición clasificatoria. Los hammers, contra pronóstico, ocupaban una séptima plaza antes de comenzar la contienda, mientras los clarets, perdidos en el descenso, remaron para alcanzar mayores cotas. Con el remo de la mano y la corriente en dirección opuesta, los de Sean Dyche salieron en su feudo a ganar, a llevarse los tres primeros puntos y a dar una alegría a su afición.

Pues bien, los primeros coletazos tuvieron un claro color violáceo. Boyd realizaba una jugada de ensueño desde la banda zurda, internándose paulatinamente en la frontal sin alguna oposición. Su disparo fue repelido por el larguero, para tranquilidad del meta español Adrián. Pasados unos minutos, cuando la ofensiva local mareó definitivamente a la defensa del West Ham, llegó el gol de Jutkiewicz.

Un pobre disfrazado de rico

El delantero marcaba a placer tras un rechace defectuoso del arquero visitante. La jugada, oriunda de los pies de Boyd, quedó invalidada por posición antirreglamentaria. Un claro fuera de juego que dejaba el marcador a cero y puso la cremallera a la ensordecedora hinchada del este de Lancashire.

Los aficionados clarets se lo pasaban de lo lindo viendo como el equipo más humilde de la categoría estaba exprimiendo a su rival. Los londinenses, ante el vendaval atacante, dejaban alguna pierna en la trayectoria de la carrera del oponente, o simplemente cortaban la jugada con una dura entrada. El partido, pese a tornarse bronco, siguió teniendo un protagonista con el día acertado: el Burnley.

Fuente: West Ham

Por medio de Boyd llegaban todas las oportunidades que entrañaban peligro. El ex jugador tiger disfrutaba de sus mejores minutos como nuevo integrante del plantel de Dyche, y era parte sustentante de la mejor cara que ha mostrado el equipo desde que volvió, cual hijo pródigo, a la Premier. El gol siguió siendo la asignatura pendiente, aunque el maravilloso juego de tú a tú, al primer toque, mirando la portería de Adrián constantemente hizo olvidar esa carestía y lastre continuo que arrastra este pobre disfrazado de rico.

Sakho lo intentaba para los de Allardyce, pero no conseguía conectar con ningún compañero. Las filas estuvieron muy separadas, como le pasaba al Burnley en jornadas precedentes. El juego ofensivo era realmente difícil sin la disposición de fluidez en la salida del cuero. Song no tenía la velocidad para sorprender y cuando intentaba volcar pelotas a la banda diestra de Amalfitano, Mee estaba listo para cortar el pase alto telegrafiado.

El Burnley, cada vez con más impaciencia y ganas de adelantarse en el marcador, salía disparado a la contra desde la efectiva banda Trippier-Boyd. Jutkiewicz bailaba un vals con la endeble zaga que hoy vestía de azul celeste, auspiciada por un horrible Song que no ayudaba ni ofensiva ni defensivamente. Sin dificultades, el delantero ex del Middlesbrough disparaba a las manos de Adrián; acción que clausuraba la primera mitad.

Fuente: West Ham

Rigoletto: ilustre melodrama

En la reanudación, la pesadilla volvía a instalarse en el verde de Turf Moor. Un saque de falta desembocó en un centro medido al corazón del área. Cuando parecía que Shackell iba a poder despejar el peligro, Sakho se alza imponente sobre la cabeza del capitán local y remata con un testarazo ajustado al palo derecho. Dyche animaba a sus pupilos desde el rectángulo técnico. Debieron de no ser suficientes las buenas palabras y aplausos del carismático entrenador, porque pasados apenas cuatro minutos, Enner Valencia se sumaba a la fiesta.

Esta vez es Duff quien defiende mal a su par. Centro de Jenkinson al centro del área chica. El ecuatoriano ex del Pachuca espera en solitario a que la parábola suavice y quede a merced de su cabeza. El balón se topa con la redes defendidas por Heaton. Segundo gol. Pero no la sentencia, porque el Burnley nunca da un partido por perdido.

El 0-2 se consumó en escasos cuatro minutos

La afición es primordial para el devenir del Burnley. Dos abajo en 10 minutos y el respetable gritaba aún más. La 'Donna è mobile' impregnaba con sus acordes todo Turf Moor. A su manera, los allí presentes coreaban ese himno italiano compuesto por Verdi. Y entonces, cual profecía, el partido se volvió mobile (voluble), como reza la canción. Los tres tenores se personaron para cantar con fuerza el himno de la remontada. Saque de esquina que llega a las manos de Adrián. Nerviosismo en el área, barullo monumental. La pelota se escapa de sus guantes, traviesa. Boyd aclara su voz y se erige como condottiero de aquella versión inglesa del cántico italiano. Boyd marca y maquilla el resultado. Rigoletto: ilustre melodrama.

Sean Dyche bebía agua. Los nervios se cernían sobre él, sabedor de que su puesto está en el aire. Ings, en su vuelta tras la lesión, estuvo a punto de hacer el segundo y, por tanto, la igualada. Su remate salió desviado y el correcalles continuaba. Nuevo lío en el área, pero ahora en la salvaguardada por Heaton. La defensa claret se mostró irrisoria y Barnes, delantero recién ingresado, permite a Shako asistir de cabeza a Carlton Cole, que hacía escasos minutos entró por Valencia. El remate entra nuevamente, por tercera vez. Hilarante zaga, que desmereció el trabajo de los de arriba. La sentencia llamaba a la puerta y el tiempo apremiaba. Pavarotti seguía cantando y la ópera no terminaba.

Fuente: West Ham

El morado solo es del West Ham

Hoy vestían de blanco, pero su color, tradicionalmente, es el morado. De hecho, el Burnley lleva ese atildado lila en honor al buen juego que el West Ham derrochaba en sus buenos tiempos, cuando esto aún se llamaba Football League. Los hammers lo han dejado bien claro. Como ocurrió en el Mundial, 'La Roja' es Chile y no España, y en la competición inglesa, el morado es londinense y no de Burnley. Carlton Cole asistía de chilena a Cresswell, que, de volea, regalaba el balón a Heaton.

El público seguía aplaudiendo y cantando. Los visitantes se relajaban más de la cuenta. De Apolo en la primera mitad, los de Allardyce se vistieron en la segunda de Dionisio. Festival de goles y relajación final que aprovecharon los clarets para intentar poner más rimmel a unos ojos cansados y polvos maquillantes para ocultar arrugas defensivas mediante buenas acciones en ataque. Barnes, para demostrar a Dyche que sí tiene fondo de armario, se armaba de valor y sacaba un disparo fuerte desde la lejanía, precedido de un fallo del mismo autor desde el punto punitivo de los 11 metros. El larguero se interpuso entre Barnes y el 2-3.

El West Ham se pone 4º y accede a plaza Champions, mientras el Burnley es penúltimo a falta de que QPR juegue su partido

La locura reinó en Turf Moor en los cinco minutos que Friend decretó de descuento. El recién ingresado Nolan a punto estuvo de hacer el cuarto. Un disparo ajustado al palo izquierdo que se marchaba a córner gracias a una genial intervencion de Tom Heaton. El encuentro finalizaba en el 95, pero esta vez no hubo milagro para los locales, como ocurrió en la pasada jornada, con ese gol de falta directa de Wallace en el 96. Finalmente, se impuso el equipo grande, el equipo al que todas las apuestas sonreían. El Burnley se queda otra vez sin saborear la victoria, y ya van ocho veces sin catar sus mieles.

Por su parte, el West Ham se pone en cuarta posición y accede a plaza Champions. El morado 'de verdad' - aunque azul esta tarde -, salió triunfante de la pequeña localidad obrera que con más garra que calidad, puede celebrar momentáneamente no ser la última en la tablilla, si es que QPR no decide lo contrario.

Puntuaciones VAVEL Premier League

Burnley (1) West Ham (3)

Heaton 4 Adrián 4
Trippier 6 Reid 6
Duff 4 Cresswell 5
Shackell 4 Downing 4
Mee 5 Sakho 7
Kightly (82') 6 Noble 5
Jones 4 Jenkinson 6
Arfield 5 Collins 6
Boyd 7 Amalfitano 6
Ings (82') 6 Song (83') 3
Jutkiewicz (64') 6 Valencia (58') 6
Suplentes
Barnes (64') 6 Cole (58') 7
Sordell (82') - Nolan (83') -
Chalobah (82') - - -