Nueva jornada europea para el Tottenham, en la ‘revancha’ por lo sucedido en White Hart Lane. Y de nuevo, Roberto Soldado en el banquillo, superado por el gran momento de Harry Kane, el delantero-portero de los Spurs. Dominio totalmente inglés en los minutos iniciales, en los que los londinenses buscaron atacar con el ejercicio de la posesión. Con dos bandas abiertas, especialmente el ala izquierda, el conjunto de Pochettino buscó abrir la lata lo antes posible, para evitar malos encuentros como el del Belgrado o sustos como el de Villa Park.

Lamela, recordando su extraordinaria rabona ante el conjunto griego, tomó el mando con varias incursiones por su costado, triangulando con Eriksen y buscando varios centros que no encontraron rematador. La salida del Tottenham al campo no daba lugar a dudas, llegó a Grecia a vencer y hacerlo lo antes posible. Algo a lo que, con el paso de los minutos, no daría continuidad. Sin embargo, el primer susto del encuentro lo dio el Asteras, a la salida de un córner del Tottenham. Los locales, en una habilidosa y afortunada salida de balón tras robo, armaron un contraataque con un envío sobre Pablo Mazza que, debido a un mal control, no pudo rematar frente a Vorm.

La calma la ponía el conjunto blanco, y la rapidez el Asteras. Ambos conjuntos tenían un guion muy claro a seguir. Excesivamente calmado el Tottenham, que en sus acciones denotaba una falta de chispa un tanto preocupante, pues hiló bien los pases entre sus jugadores de ataque, pero no logró durante los primeros compases llegar hasta posiciones de peligro, salvo aquellas progresiones de Lamela. Precisamente, fue el argentino el primero en probar a Kosický, que anteriormente había tenido una salida un poco precipitada. El tiro del zurdo no llevó peligro.

El Tottenham comenzó mandando, pero el paso de los minutos le adormeció, a pesar de marcar dos tantos

No pasaba nada en el encuentro, los bostezos aparecían y las ocasiones brillaban por su ausencia. Hasta que, en una acción que no parecía entrañar peligro, Zisopoulos derribó a Townsend en el lateral del área y el colegiado español, sin dudarlo un segundo, señaló la pena máxima. El propio Townsend, decidido, disparó el penalti a la izquierda del portero, imposible para Kosický que a pesar de ello, adivinó la intención del inglés. Casi sin merecerlo demasiado, ejerciendo un dominio estéril, el Tottenham se puso en ventaja, ante un Asteras que no se iba a rendir.

Pero Harry Kane tenía mucho que decir en ‘su’ competición, pues apenas cinco minutos después, se elevó con maestría en un centro de Townsend, el más participativo según avanzaban los minutos, para cabecear a la red ante un Zisopoulos desafortunado. Apenas dos fogonazos del habilidoso inglés, sumados al buen momento de Kane, pusieron el encuentro muy de cara para el Tottenham, que dio un golpe casi definitivo a su rival griego. Poco más dio de sí la primera mitad, más que un balón al larguero que, de haber sido en posición legal, hubiera bajado de la nube en la que se encuentra Kane, pues remató con la puerta despejada. Un 0-2 sin apenas esfuerzo para los londinenses, en contrastes de un Asteras inofensivo.

Desacierto heleno

A la vuelta de los vestuarios, el Tottenham regresó con una pequeña siesta, algo que permitió dos acciones consecutivas del Asteras, en sus primeros tiros. Ni Tsokanis ni Parra acertaron a disparar a puerta con la zurda, en dos posiciones con ventaja sobre los defensores. Además, Roberto Soldado ingresaba al campo, en una permuta algo extraña de Pochettino, retirando a Lamela por el valenciano. Siguió perdonando el Asteras Tripolis, errando Facundo Parra un disparo franco sobre la portería de Vorm. No se cansó de fallar el bonaerense, pues acto seguido volvió a mandar al limbo un chut en área rival.

El equipo local llevaba más ímpetu que los Spurs en ataque, encontrando algún que otro disparo más, apareciendo Vorm muy seguro en todos los tiros. La sensación era que el Tottenham, en cuanto forzara la marcha, podía sentenciar de forma definitiva el choque; mientras que el Asteras, por mucho que apretaba, no tenía precisión en la definición. Incluso el palo se cruzaba en el camino de los griegos, en el mejor chut de Mazza, con el arquero holandés ya vencido.

Un revolucionario Badibanga, que ingresó pasada la hora de partido, fue el factor diferencias del Asteras Tripolis, aunque sin éxito. El jugador congolés, nacido en Bélgica, puso una marcha más en ataque a su equipo, pero sus compañeros no le acompañaron con la precisión y eficacia necesaria. En el otro lado del campo, Soldado seguía intentándolo, con varios disparos desde la frontal y remates en el interior del área, todos ellos desviados.

El paso de los minutos favoreció a los londinenses, que transmitió su sueño al propio encuentro. Tan solo los fogonazos de unos locales irreductibles, como aquellos griegos de la antigüedad, evitaban que se pudiera dar por cerrado. El Asteras no creaba ya ocasiones, y echando un vistazo atrás, todas aquellas generadas durante el comienzo de la segunda parte terminaron de mala manera, fuera o, una de ellas, contra el palo. Y en la que tuvo clara el equipo heleno, Vorm sacó una magnífica mano para cerrar su portería.

Faltaba el detalle de calidad del encuentro, tras unos toscos minutos sin ningún destello. Lo puso Badibanga, el mejor de su equipo a pesar de entrar desde el banquillo. El curioso futbolista del Asteras, por su intrépido peinado, remató de ruleta en el interior del área, con un movimiento prodigioso de cadera. No tuvo problemas Vorm en atrapar el, más que un remate, desvío de congoleño.

Cuando todo parecía abocado a terminar sin sobresaltos, un rifi rafe en el área entre Barrales y Fazio significó la expulsión del zaguero argentino y la pena máxima para el Asteras. No erró el delantero del equipo griego, poniéndole picante a los minutos finales del choque. Acoso y derribo de los helenos, encerrando al Tottenham, que sin darse cuenta se metió en un embrollo. La tuvo Badibanga, pero no acertó en el cabezazo. Así, el choque finalizó con la victoria visitante de un Tottenham en apuros durante toda la segunda mitad, que se sirvió de cinco buenos minutos para regresar con tres nuevos puntos.

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