Anfield clamaba venganza. Cuando el Chelsea llegó al templo red la temporada pasada, allá por el mes de abril, todo hacía presagiar que el cuadro local daría el paso definitivo para terminar levantando el título de la Premier League. Pero si alguien no iba a regalar nada, ese era Mourinho. Y así fue. Los londinenses se llevaron los tres puntos, y desde entonces las burlas de su afición hacia la del Liverpool han sido constantes, especialmente focalizada en el capitán Steven Gerrard, cuyo resbalón propició el gol de Demba Ba que adelantó al Chelsea en aquel partido.

Pero esto era otra historia. Los capitalinos aterrizaban en la ciudad de The Beatles mucho más fuertes y sólidos que la vez anterior, y los de Rodgers atravesaban una crisis profunda de resultados. Cuando algo va mal, todo puede ir a peor, y ese dicho es el que merodea en la cabeza de los aficionados liverpudlians.

Duró poco el dominio local

Arrancó el Liverpool mucho mejor que su rival, volcado sobre su área y tratando de abrir el marcador cuanto antes. Intentó Sterling combinar con Balotelli en la frontal del área, pero el italiano no le entendió y no tiró bien el desmarque. Cuando aún no se llevaban cinco minutos de encuentro, Emre Can cogió un balón en el centro del campo, avanzó con él y disparó desde lejos ante la falta de oposición, pero rebotó en la pierna de Terry y salió a córner. Y en la jugada siguiente, con el Chelsea aún sin conseguir salir de su mitad de campo, se repitió la fórmula: balón que cogió Can, avanzó unos metros con él en los pies y probó desde lejos, rebotando esta vez en la espalda de Cahill e introduciéndose en el fondo de las mallas de un Courtois que nada pudo hacer. Se adelantaban los locales con merecimiento.

Lejos de conformarse con el gol, los de rojo parecían querer más e ir a buscar el segundo. Coutinho encontró a Balotelli en profundidad, el delantero controló, pero Azpilicueta estuvo más rápido que él para cortar el peligro. Y con él, se cortó también el arreón de los de Rodgers. Los visitantes comenzaron a hacerse poco a poco dueños de la totalidad del partido, y la primera que tuvieron la mandaron a gol. Fue un saque de esquina botado por Fàbregas en el que Lovren y Skrtel salieron a por uvas al punto de penalti y dejaron a cuatro rivales completamente solos frente a Mignolet. Terry se encargó de rematar de cabeza, el cancerbero belga de hacer una gran parada, y Cahill de meter el balón en la portería para poner la igualdad en el luminoso antes del cuarto de hora.

El Liverpool intentó estirarse y reponerse del mazazo encajado, pero fueron totalmente incapaces. Balotelli hacía gala de la pasividad que le caracteriza, y Matic ofrecía un nivel espectacular en las ayudas a la defensa para tapar a Coutinho. Sterling, totalmente aislado en la banda izquierda gracias a la inclusión en el once inicial de Ramires para apoyar a Ivanovic en las labores de contención al ariete inglés, apenas podía tocar el balón más de dos segundos. Mourinho tenía el partido exactamente donde quería.

Un contragolpe blue lo tapó en el último instante Johnson dentro del área para denegar el gol a un nefasto Hazard. El belga no se movió, estuvo egoísta en las pocas veces que el balón pasó por sus botas, incapaz de irse de Johnson en todo el encuentro. Hendersón centró un balón desde la derecha que sólo Cahill acertó a cabecear, cambiando su trayectoria, y posteriormente Gerrard hizo lo propio con un saque de esquina que obtuvo la misma resolución. Los del Merseyside querían, pero no podían, y con el paso de los minutos fueron queriendo cada vez menos.

Conforme avanzaba la primera mitad, el Chelsea estaba más y más cómodo, con su rival absolutamente frustrado ante la inoperancia de cuando tenían el esférico en su posesión. Una infantil pérdida de Gerrard en la frontal a punto estuvo de aprovecharla Oscar para poner a su equipo por delante, y en la jugada siguiente fue Henderson quien quiso sacar jugado el cuero desde su propio área y dio un pase horrendo que plantó a Hazard solo frente a Johnson y Mignolet, pero nuevamente el lateral se antepuso. Fàbregas sacó un córner que remató en el segundo palo Matic, sin la fortuna del gol esta vez. Costa probó a Mignolet apenas unos minutos después, pero Skrtel se cruzó para enviar a saque de esquina. Precisamente el delantero hispano-brasileño y el central eslovaco se las tuvieron tiesas todo el partido, dándose palos y agarrones constantemente mientras el árbitro no miraba.

Coutinho, muy timidamente, tiró raso desde más allá de la frontal, pero no supuso ningún tipo de problema para Courtois. Oscar hizo lo propio, pero en el área contraria, saliéndole demasiado centrado como para sorprender a Mignolet. Y de esta guisa se llegó al final del primer tiempo.

Costa enseñó al Liverpool lo que es la pólvora

Tras la reanudación, el guión volvió a establecerse con rapidez. Estirón inicial del conjunto local, espoleado por su afición, que se vio inmediatamente repelido por el actual lider de la Premier League. Viendo que podía hacer mucho daño a su rival, Mourinho optó por ser ofensivo y retiró a Ramires para dar entrada a un Willian que aprovechase el mal partido de Alberto Moreno en el lateral izquierdo. Oscar y Costa fueron los primeros en probar, pero sus sendos disparos se marcharon por encima del larguero. Un tiro de Sterling desde dentro lo atrapó bien Courtois abajo en la que fue una de las muy escasas oportunidades del Liverpool en la segunda mitad.

Un centro de Johnson desde el lateral no encontró rematador ya que no estaba Balotelli siquiera en el área, y posteriormente intentó Coutinho encontrarle por abajo, pero se encontraba en fuera de juego. Costa decidió entonces demostrar a Rodgers lo que es un delantero, y culminó en el segundo palo una tremenda internada de Azpilicueta por la izquierda tras fallo de Johnson y lentitud de Coutinho para silenciar Anfield y hacer a su equipo aún más líder al frente de la tabla clasificatoria.

Rodgers reaccionó con rapidez y metió a Allen y Borini en el campo, si bien estos pasaron igual de desapercibidos que la gran mayoría del resto de sus compañeros. El resultado estaba servido, y las pocas acometidas locales las blocó la zaga visitante sin mayores obstáculos. Un disparo de Gerrard desde la frontal lo despejó con el brazo Cahill de manera muy evidente, pero el colegiado no lo vio o no quiso verlo. Y así se llegó al final del partido.

Así quedan ambos conjuntos

Con esta derrota, el Liverpool se queda enquistado en una dinámica muy negativa y permanece en la octava posición de la tabla clasificatoria con catorce puntos de treinta y tres posibles. Es un inicio realmente horrendo para el conjunto de Brendan Rodgers, que está viviendo una campaña bien diferente a la pasada. A la espera del resto de resultados de la jornada, podrían caer incluso al decimotercer puesto si se dan los resultados necesarios. Se verán obligados a reflexionar en el parón por compromisos internacionales de la semana que viene, y tendrán que estar en plenas condiciones para luchar por los tres puntos en su siguiente compromiso liguero, que será en Selhurst Park ante el Crystal Palace.

Por su parte, el Chelsea refuerza su condición de líder con tres puntos en uno de los campos más complicados de toda la categoría y ya aventaja a su máximo perseguidor en siete puntos, que podrán volver a ser cuatro si el Southampton gana su partido de esta jornada. Cada jornada que pasa es una menos que queda para que el cuadro londinense logre su obejtivo de lograr el título, y seguirán descartando compromisos cuando reciban en su propio feudo al West Bromwich Albion del enrachado Berahino.

LIVERPOOL (1) CHELSEA (2)

Mignolet 6 Courtois 6
Johnson 6 Ivanovic 5
Skrtel 6 Cahill 7
Lovren 5 Terry 6
Moreno 3 Azpilicueta 7
(69') Can 7 Matic 7
Gerrard 4 Fàbregas 5
Henderson 6 (54') Ramires 5
(69') Coutinho 5 Oscar 5
Sterling 4 (94') Hazard 3
(78') Balotelli 4 (90') Costa 6
Suplentes
(69') Borini 4 (54') Willian 5
(69') Allen 4 (90') Drogba -
(78') Lambert 4 (94') Filipe Luis -
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