Es conocido el himno de los hammers, muy cantado antes de los partidos en los aledaños de Upton Park: "I'm forever blowing bubbles, pretty bubbles in the air. They fly so high, nearly reach the sky..." En castellano: "Hago siempre pompas, lindas pompas en el aire. Vuelan muy alto, casi llegan al cielo". Eso es precisamente lo que está haciendo el equipo dirigido por Sam Allardyce este año: volar alto. Y no es producto de la casualidad.

Gran gestión en los fichajes veraniegos

La primera causa de la consecuencia: el equipo londinense se ha movido mucho y muy bien este verano. Tras buscar salida a jugadores que apenas aportaban al equipo o demasiado veteranos, comenzaron las incorporaciones, que han mezclado nombre con juventud y calidad con oficio. Llegó Mauro Zárate, que aunque ahora no cuenta con un puesto en el 11 fue de las primeras sorpresas. Casi acto seguido, Cheikhou Kouyaté, que sigue asombrando por su enorme potencial físico y presencia en el juego. Unos jóvenes Diego Poyet y Aaron Cresswell llegaban como promesa al equipo el primero, y con el rol de lateral izqierdo titular el segundo; justo antes de uno de los fichajes más comentados: Enner Valencia, una de las revelaciones del Mundial con 3 goles en 3 partidos, apuntalaba una delantera hammer que acababa de conocer la lesión de Carroll. A mediados de agosto, Maïga se cambiaba por Sakho en un doble traspaso con el Metz, y aunque fue el fichaje menos sonado ha sido el mejor con diferencia (Sakho es actual jugador del mes en la Premier). Y en el transfer deadline, Diamé hacía las maletas para dejar paso a otro viejo conocido del fútbol inglés: Morgan Amalfitano. Todo esto después de conseguir las cesiones de Jenkinson (Arsenal) y otra de gran nivel como es Alex Song (ex Arsenal y cedido del Barcelona).

Cambio de estilo de Big Sam

Big Sam Allardyce llegó a Upton Park allá por 2011, con la misión de ascender a la máxima categoría a un West Ham que descendió el año anterior tras desperdiciar un 2-0 a favor contra el Wigan en el partido clave. En su primera temporada, el West ham volvió a la Premier. El segundo año, alcanzó una meritoria décima posición. Pero el tercer curso, el pasado, pese a conseguir la salvación como decimotercer clasificado, la sensación fue que el West Ham era un equipo muy inferior en juego. Por ello, al final del año pasado los propietarios del West Ham pidieron a Big Sam una mejora tanto en los resultados como en el juego del equipo, y evidentemente estas mejoras fueron de la mano.

Desde la primera jornada (pese a que fuese una derrota), se está viendo un West Ham muy diferente: más elaboración de la jugada, más juego veloz por banda, más paredes, menos abuso del pelotazo, más presión de equipo en defensa... pero sobre todo, más fútbol, más diversión y más espectáculo. Atrás queda ese equipo que no parecía tener muy claro qué quería que pasase en el partido, que parecía no querer imponerse; ahora es un equipo que si se enfrenta al acutal campeón y subcampeón de la Premier como son Manchester City y Liverpool, respectivamente, sale a imponer su juego para vencer, y vence (2-1 y 3-1 a los citizens y reds).

El secreto está en la táctica

Acostumbrados a ver a un West Ham simple, con un 4-5-1 sin ideas y una referencia solitaria arriba, se evidencia mucho más la pizarra de Sam Allardyce esta temporada. Ahora la disposición táctica varía entre un 4-3-3 y un 4-3-1-2, dependiendo de si Downing y Valencia caen a banda o si el inglés se sitúa como enganche por detrás del ecuatoriano y de Diafra Sakho.

La mejora también es significativa en el apartado defensivo, y desde la portería: el español Adrián está cuajando grandes actuaciones y no para de crecer desde que se ganó la titularidad hace un año. Cresswell está rindiendo a gran nivel al igual que Jenkinson; y la zaga pese a las lesiones se está manteniendo firme con Tomkins, Reid y Collins. Además, el mediocentr que suele alinear Allardyce con Song, el capitán Mark Noble y Kouyaté es una auténtica pesadilla para los rivales en la creación, pues el gran físico de los tres les permite encimar a los medios rivales, sumando gran cantidad de balones robados.

En cuanto al ataque, los datos hablan por sí solos: el West Ham es el quinto equipo más goleador con 19 tantos en 11 jornadas, que son casi la mitad de los que sumó el equipo en los 38 partidos de la campaña anterior (40). Esto se debe a la verticalidad y velocidad en el juego hammer, con rápidas llegadas por banda que permiten al equipo anotar varios goles de cabeza, como los conseguidos por Sakho y Valencia. Además, al buscar más la combinación con paredes, liderados por un excepcional Downing (recién convocad por la selección inglesa), permiten los goles de segunda línea como los que consiguen Amalfitano, Downing o Zárate.

Diafra Sakho y Stwart Downing celebran un gol. Foto: Getty Images