Partido de máxima importancia se avecinaba en el Turf Moor. Aston Villa pareció ser víctima fácil para unos leones de color morado que en las últimas jornadas han sido los más temidos en la sabana angloparlante. Con la permanencia a tiro de piedra, el Burnley salía una tarde más a plantar cara e intentar ganar por tercera vez consecutiva, confirmándose como uno de los equipos más en forma de la zona baja.

Los villanos salieron al atildado verde del este de Lancashire amedrentados por el background de un equipo que se ha ido deshaciendo de sus rivales a puñetazo limpio, no en un cuadrilátero, sino con buen fútbol, en cancha propia y ajena, escalando puestos paulatinamente y volviéndose a colgar de la terna de equipos en peligro con posibilidades de pasar un año más con los más grandes de la categoría.

Y los de Dyche lo tenían bien claro, iban a salir a ganar una vez más. Los primeros minutos supusieron un continuo toma y daca, sin un claro dominador. Poco a poco, el 4-4-1-1 se impuso a las fracturas defensivas que los de Lambert dejaban. Kightly tuvo la más clara. Con un sutil toque se deshizo por alto de su par y se quedó en el escorzo del área, sin mucho ángulo para poder sorprender a Guzan, sin embargo, el interior claret lo vio claro y disparó raso y cruzado, consiguiendo asustar al guardameta, que veía como la intentona se perdía cerca del poste zurdo.

Fuente: Aston Villa

Cole le ponía mucho empeño en mirar a la portería de Heaton, pero sus driblings y centros acababan con el cuero en poder de los mediocampistas del Burnley. El peligro llegaba nuevamente desde la diestra de Kightly, que dirigía un contragolpe oriundo de un error defensivo, pero la ocasión desembocaba en los guantes de Guzan. Los de Birmingham comenzaban a entonarse mediante buenas combinaciones entre Joe Cole y Cleverley.

A los locales les estaba faltando la profundidad que atesoraban los visitantes, que por medio de Cleverley llevaban todo el peligro ofensivo, aunque el buen hacer de Keane, en su estreno como titular con la camisola violeta, y la contundencia de Shackell, hicieron que las oportunidades quedaran en agua de borrajas.

Tras el 0-1 de Cole, a punto estuvo Barnes de poner las tablas antes del descanso

La primera mitad se iba oscureciendo y, a la vez, encendiendo para los intereses de The Villans. Después de una falta amonestada con la cartulina amarilla de Marney, Guzan sacó en largo, muy largo. Kightly saltó para despejar ese globo que, de no haber tocado, hubiera caído en la frontal, pero la mala fortuna se alió con el que hasta entonces estaba siendo el mejor de los de Dyche, y su despeje en vez de ir hacia adelante, fue hacia atrás. La posesión la recogió Cleverley, que pasó en profundidad a Cole para que éste disparase al fondo de las mallas. Lo que todo aficionado claret se preguntaba al descanso era: "¿Se obrará también hoy el milagro?".

Casi no hubo que esperar al final para responder, porque Barnes, que hasta entonces había estado desaparecido, brincaba para rematar un balón que caía en el centro del área defendida por Okore y Clark. Su testarazo, tras dar un bote en el césped, se estampó con la madera ante la mirada incrédula del cancerbero de Illinois. Resultó cometer falta en el salto y para más inri, fue también sancionado con la tarjetilla gualda.

El correcalles no cesó en la segunda mitad. Salió más enchufado el equipo de las Midlands Occidentales, aunque los zagueros locales se cerraban bien para evitar problemas a Heaton. Ni Cleverley, ni Agbonlahor, ni Weimann desde lejos acertaban a abultar el morral de goles, mientras en la otra punta de Turf Moor, Ings esperaba una ocasión que no llegaba nunca.

Tuvo Kightly el empate en sus botas. Hutton y Okore dejaron que avanzase por el área pequeña con el balón pegado al pie, conectó con el esférico, pero su disparo se estrelló con Guzan que, providencial, hizo que el marcador no variara. Joe Cole ponía el miedo en el cuerpo en el otro área con un certero disparo desde la frontal que acertó a atajar Heaton.

Dyche necesitaba aire y su equipo más mordiente en tres cuartos de cancha. La inclusión en el campo de Jutkiewicz y Arfield surtió efecto desde el primer minuto. El ariete ex de Middlesbrough estuvo a pique de llegar a un centro de Kieran Trippier y batir a Guzan para poner el 1-1 en un luminoso que después de dos jornadas sonriendo al Burnley, hoy, cuando más se necesitaba, le dio la espalda.

Este empate supone un total de 7 puntos conseguidos de los 9 últimos posibles para los de Dyche

El Aston Villa seguía presionando, en busca de la sentencia. El Burnley, por el contrario, se estaba dejando ningunear y no reaccionaba a los cánticos y apoyos de su público. Turf Moor, un día más, se volcaba con su equipo pero no su equipo con ellos. Ings era un islote desde la salida de Barnes del terreno de juego. Faltaba un conector entre las líneas posicionales más adelantadas, ya que Jutkiewicz salió para construir una punta de lanza de dos. El goleador local no tenía los dientes afilados, cosa que no significa que se echara panza arriba tostándose al sol sabanero, todo lo contrario; una semana más, hasta el minuto 90, rebañó cualquier balón suelto e hizo dudar un par de veces al arquero estadounidense.

Siete minutos para el recuerdo

Okore tiene un físico imponente, amedrenta nada más verlo, pero Jutkiewicz no tiene miedo a nada. Pese a ser inglés, tiene un apellido y unas características de juego muy al estilo del prototípico striker blacánico: fuerte y osado. Éste, veloz, se intentó zafar del costamarfileño con pasaporte danés, y, efectivamente, lo hizo. Pero el corpulento defensa le trabó para que el gol no estuviese cantado. Pena máxima que se encargaría de tirar Ings. El león que se cambió al nicho de los oportunistas.

Graham Scott pitó mientras el respetable animaba a su jugador franquicia, confiados en que es el elegido para que Burnley sea un año más una Premier Town. Fuerte y al centro, como los grandes. Guzan se lamentó, pero nada pudo hacer ante tal definición, en la que iba explícita ganas por seguir arriba, amor por el fútbol, humildad y rabia contenida.

Con el de hoy, Ings marca su tercer gol en los últimos dos encuentros

Pero la gesta no quedó ahí. El león despertó de un largo letargo y se dispuso a correr detrás de la presa fácil antes de que la oscuridad y el frío echaran el cierre a la jornada. Fue cosa de poco, un ardid sencillo el que volvió a poner a Ings delante de las tres maderas. Pero esta vez no pudo ser, y una de ellas, la derecha, impidió que Turf Moor se viera en verde después de varias semanas en rojo. La orquesta no desafinaba en una obra que duró siete minutos y tan intensa fue que los villanos se asfixiaban desde las gradas, público temeroso del poderío renaciente de color cárdeno.

Era Jutkiewicz el que ahora lo intentaba. Testarazo inapelable que se marchaba cerca, muy cerca, de la desprovista meta de los de Birmingham. The Ginger Mourinho dirigía desde la zona técnica, diciendo a sus pupilos que solo restaba un minuto para que el señor del silbato diera el toque de queda a unos minutos donde el conejillo tuvo suerte y el cazador más que mala puntería, tuvo poco tiempo de reacción. Grealish se quedaba solo y los de Lambert podían voltear la tortilla una vez más. Su disparo fue una caricia para Heaton y así el partido terminaba, con un empate con sabor a victoria local, pese a haber sido desde los once metros. Siete minutos de total apoteosis. Siete minutos marca claret.

Puntuaciones Premier League VAVEL

Burnley (1) Aston Villa (1)

Heaton 5 Guzan 4
Trippier 6 Hutton 4
Shackell 4 Okore 3
Keane 5 Clark (90'+6') 5
Ward 6 Cissokho 5
Marney 5 Cleverley 8
Jones (83') 5 Sánchez 5
Kightly (64') 7 Westwood 5
Boyd 6 Cole (66') 7
Barnes (64') 6 Weimann (77') 6
Ings 7 Agbonlahor 5
Suplentes
Arfield (64') 5 Grealish (66') 7
Jutkiewicz (64') 7 Richardson (77') 4
Wallace (83') - Lowton (90'+6') -
VAVEL Logo
Sobre el autor
Pablo Merino García
Un tipo peculiar que escribe sobre fútbol, o lo que le echen. Rock, jazz, blues, buen cine, un escrito apetecible, algo de bourbon y muchos sueños por cumplir. Un clásico, es simple.