Antes de disputar los 90 minutos frente al Arsenal, el Stoke City de Mark Hughes vivía una situación incierta. Desde que se llevaran los tres puntos de White Hart Lane prácticamente un mes atrás, los de Stoke-on-Trent habían caído derrotados en sus tres compromisos ligueros siguientes, si bien es cierto que las sensaciones en cuanto a juego y actitud no podían tacharse, ni mucho menos, de negativas.

Los fracasos en Anfield y Old Trafford, donde las opciones de sacar algo positivo fueron más que reales, dejaron un sabor de boca especialmente amargo en las filas rojiblancas. En este contexto, el triunfo frente al cuadro londinense llegaba en el mejor momento y no es de extrañar la euforia general vivida en la comunidad potter.

El técnico al frente, Mark Hughes, lo demostró exultante: “Para ser perfectamente honesto, he de decir que la primera parte fue excelente. Fueron, probablemente, los mejores 45 minutos que hemos jugado desde que llegué al club”.

Y no es para menos. Desde su llegada, el mánager galés ha ido reconvirtiendo el juego arcaico y directo que, durante la última década, habían practicado los ahora ex pupilos del carismático Tony Pulis. Cuando los resultados llegan, la satisfacción es incuestionable: “Creo que ejecutamos nuestro plan de juego a la absoluta perfección. La idea era hacer llegar el balón al área con la mejor calidad posible y, durante algunos períodos, lo conseguimos con efectos devastadores”.

“La idea era hacer llegar el balón al área con la mejor calidad posible y, durante algunos períodos, lo conseguimos con efectos devastadores”

“Para mí es increíblemente satisfactorio porque trabajamos muchísimo en ello durante los entrenamientos. Comprobar después que las cosas salen sobre el terreno de juego es enormemente alentador”, añadió el ex entrenador de los citizens.

Y es que, tal y como afirma el que fuera jugador de Manchester United y Barcelona, marcharse al descanso con un 3-0 a favor en el electrónico es un hecho poco frecuente en la Premier League, “especialmente ante un equipo como el Arsenal”. “Somos conscientes de nuestras cicatrices después de lo que ocurrió ante el West Ham hace algunas semanas (2-2 el pasado 1 de noviembre) y estoy orgulloso de la manera en la que hemos aprendido de ello, a pesar de una o dos cosas en las que fallamos en la segunda mitad contra el Arsenal”, admitió el galés.

Sobre el tanto anulado a Bojan Krkic –un gol que habría supuesto el segundo del ilerdense en la tarde de ayer y un contundente 4-0 en el morral en el minuto 64–, Hughes confesó su desconcierto ante la severa decisión del colegiado inglés Anthony Taylor: “Todos pensábamos que íbamos 4-0, pero después el árbitro apareció de pronto y anuló el gol. Creo que fue algo injusto con Bojan, porque fue un esfuerzo individual impresionante que él mismo se fabricó”.

La alegría rojiblanca. Foto: www1.skysports.com

“Si el gol se hubiese dado por válido, como creo que debía haber sido, podríamos haber disfrutado la tarde y haber visto el resto del encuentro cómodamente, pero estas decisiones clave pueden cambiar los partidos, como así pasó en cierto modo. La perspectiva del choque cambió significativamente en el espacio de 3-4 minutos”, aseveró el mánager del conjunto del condado de Staffordshire.

Los potters, si bien pudieron pagar caro el ceder el control de lo que restaba de partido a los gunners a pesar de verse en superioridad numérica, también supieron sufrir las embestidas finales de los de la capital: “Hay que darles crédito a estos chicos, defendieron increíblemente bien y lo dieron todo para conseguir el resultado que tanto ansiábamos”.

El orgullo del entrenador rojiblanco es palpable en cada una de sus palabras. Justificado está, por fin volvió la alegría al Britannia Stadium.

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