"Ellos no eran largos, los días de vino y rosas: fuera de nuestro nublado sueño nuestro camino emerge por un tiempo, luego se cierra dentro de un sueño". Estos versos de Ernest Dowson inspiraron el título de una de las obras cumbres de la cinematografía de Blake Edwards, en la que Jack Lemmon encarnaba magistralmente a un alcohólico que arrastró en su derrumbe a una bellísima Lee Remick.

Más allá del drama del filme, el título evoca una época de felicidad donde todo parece marchar bien y los motivos para celebrar no faltan. El sueño al que hace referencia el poema de Dowson es, para Arsenal y Mónaco, avanzar alguna ronda más en esta edición de la UEFA Champions League. Emerge ahora el camino que esperan tarde en cerrarse.

Londinenses y monegascos han protagonizado en el siglo XXI dos episodios gloriosos en la competición. En 2004, les rouge et blanc, entrenados por Didier Deschamps, alcanzaron por primera vez en su historia la final de la Copa de Europa, en la que cayeron derrotados por 3-0 ante el Oporto de José Mourinho. En 2006 llegaba el turno de los gunners para escribir su página más brillante en sus participaciones en Champions League. Los de Wenger no perdieron ningún partido hasta llegar a la final. Por el camino dejaron atrás al Real Madrid, la Juventus y el Villarreal. Sin embargo, en el Stade de France de París, el Barcelona de Frank Rijkaard doblegó al equipo inglés y se llevó la 'orejona'.

Henry desolado tras la final de 2006. Foto: PA

Aprovechar la ola

El Arsenal se encuentra en uno de los mejores momentos de la temporada, sobre todo en lo que a resultados se refiere. El equipo del Norte de Londres ha vencido ocho de sus últimos nueve partidos, es tercero en Premier League y está clasificado para los cuartos de final de la FA Cup, donde se enfrentará al Manchester United. El culmen de esta racha llegó en la jornada 22 en el partido frente al Aston Villa, que salió humillado del Emirates Stadium tras encajar un doloroso 5-0.

La jornada siguiente, en White Hart Lane, en el derbi del Norte de Londres, los gunners vieron frenada su excelente progresión tras caer por 2-1 en un partido marcado por la gran actuación del delantero de moda en Inglaterra, Harry Kane. No obstante, el Arsenal ha sabido reponerse rápidamente del tropiezo en casa del Tottenham y ha vencido los dos últimos partidos de liga frente al Leicester City y el Crystal Palace.

Para Wenger y sus pupilos, la eliminatoria frente al Mónaco se presenta como una oportunidad de oro para volver a verse entre los grandes de Europa. Afrontarán el partido con gran ilusión y con las bajas de Aaron Ramsey, Mikel Arteta, Alex Oxlade-Chamberlain y Mathieu Debuchy. Además, David Ospina será duda hasta última hora, por lo que Wojciech Szczesny podría regresar a la titularidad.

Los jugadores del Arsenal se felicitan tras el gol de Girpud frente al Middlesbrough. | Foto: Arsenal

Juventud, divino tesoro

El Mónaco se encuentra en un año de transición. En su segunda temporada desde la llegada del magnate ruso Dmitry Rybolovlev como propietario del club, éste se ha visto obligado a bajar sus pretensiones y el pasado verano se marcharon jugadores importantísimos como Abidal, Falcao o James Rodríguez. La respuesta ha sido reinventarse y apostar por una plantilla que mezcla juventud y talento, sin demasiados jugadores contrastados.

Solamente seis jugadores de la primera plantilla superan los 30 años: los dos porteros, Stekelenburg y Subasic; Ricardo Carvalho, Andrea Raggi, Jérémy Toulalan y Dimitar Bervatov. El esquema de juego preferido de Jardim es el 4-3-3 con extremos abiertos y Bervatov o Martial en punta. Su mejor línea es la defensiva, sólo han encajado 19 goles en 25 partidos de liga. Moutinho y Toulalan conforman junto a Bakayoko un centro del campo sólido y eficaz y los extremos Dirar y Ferreira-Carrasco abren el campo y crean peligro con sus llegadas hasta línea de fondo.

El próximo domingo se enfrentan al temible París Saint-Germain en Ligue 1, aunque previsiblemente Jardim no guardará nada en el partido frente al Arsenal. El equipo del Principado de Mónaco tendrá las dudas de Ferreira-Carrasco y Kurzawa. Carvalho, Bakayoko y Raggi serán baja segura.

Ferreira-Carrasco celebrando un gol. | Foto: L'Équipe

El camino a octavos

El Arsenal se clasificó como segundo del grupo D, empatado a 13 puntos con el primero, el Borussia Dortmund. La doble victoria en los enfrentamientos frente al Galatasaray, lo cosechada en Bruselas frente al Anderlecht (ante el que no pudo pasar del empate en el Emirates), y el triunfo en casa ante los alemanes valieron la clasificación para las eliminatorias.

El Mónaco, por su parte y sorprendentemente, pasó como líder del grupo C con 11 puntos, uno por encima del Bayer Leverkusen y dejando fuera al Zenit y al Benfica. Los de Jarim lograron imponerse a los alemanes en los dos enfrentamientos, arrancaron un empate de San Petesburgo además de vencer al Zenit en el Lous II. Contra el Benfica, en cambio, no logró pasar del empate en casa y cayó en Lisboa.

Wenger y el Mónaco

Arsène Wenger forjó su estilo y creció como entrenador dirigiendo precisamente al equipo al que se enfrenta en esta eliminatoria. El alsaciano llegó al Mónaco en 1987 y se mantuvo al frente del equipo del Principado durante siete años en los que logró una Coupe de France, una Supercopa y un campeonato de Ligue 1. Por las manos de Wenger pasaron jugadores como George Weah, Jürgen Klinsmann, Youri Djorkaeff, Lilian Thuram o un jovencísimo Thierry Henry.

Wenger en su etapa en Mónaco. | Foto: EMPICS Sport