Hacer ejercicio, dejar de fumar, estudiar más, mejorar en la vida, ser positivo… todas estas cosas son propósitos de Año Nuevo. Propósitos que se piensan el día 31 de diciembre, se comienzan el día 1 de enero y terminan el día 2, cuando se llega, porque los protagonistas del reportaje estuvieron a punto de no llegar ni al segundo día del nuevo año con su propósito: ganar.

El día 1 de Enero de 2015, cuando gran parte de la población mundial se recuperaba de las consecuencias que deja la Nochevieja, en el St. Mary’s Stadium comenzaba, a las 16:00 horas, un emocionante Southampton - Arsenal. El equipo de Koeman era la revelación del campeonato inglés, mientras los gunners una decepción similar a la de temporadas anteriores. Los de Wenger habían dicho aquello de “año nuevo, vida nueva” y se proponían mejorar en todas las facetas.

Si algo es cierto es que la vida está llena de coincidencias. Coincidencias entre personas con propósitos ambiciosos y personas cuyo único objetivo es frenar y diluir los propósitos de los demás por beneficio propio. De estos últimos se disfrazaron Mané y Tadic cuando a los 54 minutos de partido ponían el 2-0 en el marcador y dejaban los tres puntos en Southampton. Empezaba mal el año para los del Emirates y muchos pensaban en cómo acabaría.

Sin embargo, un giro de 180 grados hizo que esa derrota, junto a las cosechadas frente al Tottenham en Premier y al Mónaco en Champions League, fuesen las únicas que acarrearía el equipo de Londres en los primeros 18 partidos del 2015. Así pues, 15 partidos ganados y tres perdidos son los números del Arsenal en el nuevo año. Unos números que han impulsado al equipo hasta la segunda posición del campeonato y que han dejado numerosas claves a desgranar.

Confianza basada en los resultados

Por todos es conocido lo difícil que es en el fútbol adquirir confianza. Si algo tiene este deporte es una gran escasez de memoria y un mal resultado borra todo lo anterior, aunque sea excesivamente brillante. Pero cuando esa seguridad en uno mismo se ancla en un vestuario, nadie puede arrebatarlo.

La derrota ante el Southampton dejó al equipo muy tocado. A principios de la competición, nadie que siguiese la Premier, apostaba tanto al equipo de Koeman, pero con el discurrir de las jornadas se fue afianzando en los puestos de arriba. Aún así, el Arsenal partía como favorito en el encuentro y debía ganar, aunque finalmente no lo hizo.

La derrota no fue el único punto negativo del partido. A partir del mismo, Szczesny dejó de ser el guardameta titular. El polaco fue visto mientras fumaba en una de las duchas del estadio St. Mary’s donde se había disputado el encuentro. El año empezaba de la peor forma forma posible: una derrota ante un rival directo, fractura en el vestuario, mala imagen sobre el césped y Wenger cada vez más cuestionado.

Sin tiempo para recuperarse, solo tres días más tarde, el equipo se medía al Hull City en FA Cup. La victoria por 2-0 en casa ante los tigers disipó las dudas en un equipo que no volvió a perder hasta el mes de febrero. Tres partidos en Premier -ante Stoke, Manchester City y Aston Villa- y uno en FA Cup pusieron al alza las cotizaciones del equipo de la capital inglesa. Sobre todo, esa victoria en el Etihad ante el equipo de Pellegrini reforzó mucho la idea del equipo y se erigió como una de las claves de un equipo que iba lanzado como un cohete.

Sin embargo, los frustradores de propósitos volvieron a aparecer. Encima elegían grandes fechas para hacerlo. El 7 de febrero, con White Hart Lane de por medio, se vivía un gran derbi de Londres entre Tottenham Hotspur y Arsenal. Tan solo once minutos tardó Özil en abrir el marcador, pero la estrella inglesa de la actualidad, Harry Kane, lo cerró con un doblete que volvía a dejar dudas en sus vecinos.

Al igual que tras el partido ante el Southampton, varios jugadores quedaron señalados, la confianza en Wenger volvía a desaparecer y el siguiente partido no tardó en llegar. Una vez más, tres días más tarde, el Leicester viajaba hasta el Emirates para caer 2-1 en un gran partido de los recién ascendidos. La victoria solo dejó tres puntos, porque en lo que ha confianza e impresiones se refiere no hizo más que empeorar.

Cinco días más tarde, otro partido de FA Cup. Esta vez frente al Middlesbrough de Aitor Karanka, al que se impusieron con contundencia 2-0 dejando una gran imagen. Volvía de nuevo la Premier, viajaban hasta Selhurst Park y se imponían 1-2, aunque poco importaba este partido, ya que tanto aficionados como jugadores estaban centrados en el compromiso ante el Mónaco de Champions League.

Desolación de los jugadores del Arsenal tras perder con el Mónaco | Foto: EPA

Finalmente, el partido deseado llegó y, con él, otro batacazo terrible. Parece que este equipo cuando empieza a funcionar lo paran en seco, y lo peor de todo es que estos frenazos coinciden con grandes citas. El partido de ida de la máxima competición europea se jugaba en feudo gunner y el rival no era superior, pero el 1-3 al final de los 90 minutos dejaba muy complicada la clasificación a los cuartos de final de la Champions League.

Con el gran bajón que produce un resultado como ese en una competición como esa, los pupilos de Wenger se tenían que enfrentar al Everton en lo que suponía la vuelta al torneo doméstico. La victoria cosechada junto a la que se produciría días más tarde ante el QPR parecían hacer olvidar la herida de la Champions e impulsaban al equipo para disputar los cuartos de FA Cup ante el Manchester United.

El rival volvía a ser de entidad, por lo que muchos se preguntaban si el fantasma del Mónaco, del Tottenham o del Southampton volvería a aparecer o si finalmente iban a poder plantar cara y demostrar la categoría del escudo que representan. Finalmente esta última fue la opción que eligieron y apearon de la competición copera a todo un Manchester United que había realizado una gran inversión en verano.

Entre críticas, sustos y algún que otro halago, habían encadenado, una vez más, tres victorias consecutivas que, sumadas a la que se consiguió ante el West Ham, dejaban una confianza por las nubes para viajar a Mónaco a jugar la vuelta de los octavos de final de la Champions. Muy pocos apostaban por la remontada, que finalmente no se dio, pero el 0-2 obtenido dejaba la miel en los labios y una moral al alza.

Todo el mundo tenía la sensación que con un poco más en el partido de ida, el Arsenal sería el único equipo vivo en las competiciones europeas, pero el destino, sus jugadores y el rival no quisieron que esta circunstancia se diese. El retorno a Inglaterra fue duro tras la eliminación, pero el equipo había dado la cara y seguía vivo en la FA Cup y recortando puntos a gran velocidad en la clasificación de la Premier.

El objetivo a principios de año estaba claro: ganar. Y lo que es ganar, se ha ganado. Más aún cuando tras el partido ante el Mónaco, los jugadores han dado un plus en su rendimientos y se han impuesto a Newcastle y Liverpool para alcanzar la segunda plaza del campeonato. Precisamente ante los reds se ha conseguido la 15ª victoria del nuevo año imponiéndose con un contundente 4-1 ante el delirio de su afición.

Así pues, se llega a la recta final de la temporada con opciones de estar en la final de la FA Cup, aunque antes deben eliminar al Reading, y con la clasificación para la Champions del año que viene muy encarrilada. Hablar del título es una utopía, aunque si este nivel se hubiese demostrado a principios de temporada, sin lugar a dudas el Chelsea tendría un claro rival.

Recuperación táctica

Cualquier aficionado al fútbol sabe que lo más sencillo ante un estrépito de temporada es echar al entrenador. Pues bien, eso suele ser típico en algunos países, pero no en Inglaterra. Arsène Wenger ha estado discutido en multitud de ocasiones, pero los casi 20 años que lleva en el banquillo del Emirates Stadium refuerzan su idea. Este año, una vez más ante los malos resultados, ha dado la cara y ha demostrado variantes tácticas que han dado un soplo de aire fresco al equipo.

Antes de la llegada del 2015, el técnico francés ya utilizaba el 4-3-3 para dar forma a su once, la novedad radica en la forma de colocar a los jugadores. Mientras que antes la línea de tres centrocampistas estaba muy horizontal, ahora Coquelin actúa como mediocentro puro mientras que Cazorla y Ramsey (o en su defecto el jugador que supla al galés) adelantan la posición actuando como mediocentros ofensivos. Ya por delante la artillería es máxima, pues Özil, Alexis y Giroud, impulsados por su movilidad, dan demasiados quebraderos de cabeza a sus rivales.

Lo que sorprende, es que a medida que discurre el partido, y si el resultado es favorable, el Arsenal modifica su esquema hasta adoptar el 4-2-3-1 que aparece en la imagen. La línea defensiva se mantiene, pero el centro del campo cambia. Ahora Coquelin recibe ayudas de Ramsey o Cazorla en el mediocentro, mientras que el restante ocupa la posición de mediapunta. Özil también puede ser el que llene la posición tras el delantero dejando su banda para el galés o el asturiano.

Estos cambios proporcionan al equipo una movilidad que confunde al rival. En pocas ocasiones Özil, Alexis, Giroud o Cazorla acaban una jugada como la habían empezado por lo que los huecos que aparecen en las líneas rivales son muy sugerentes. El problema llega cuando el equipo no tiene el balón. Estos jugadores están diseñados para tener el esférico en su poder y moverlo con velocidad, pero se ha visto en algunos partidos ante defensas cerradas o ante equipos que quieren la posesión que el Arsenal sufre.

Otra disposición que merece un comentario es la de los laterales. Tanto Monreal, como el recién llegado Bellerín, aportan unas subidas por bandas que obligan al rival a defender con nueve o diez jugadores para poder tapar la avalancha gunner. Cuando alguno de los dos laterales entra en acción por su banda, el extremo de ella se va hacia el centro para crear superioridad.

Artífices del cambio

Si Wenger es importante en este nuevo diseño del Arsenal y en la consecución de resultados, también lo son los jugadores. Ya es conocida la plaga de lesiones con las que el Arsenal tiene que acarrear durante toda la temporada por lo que resulta trascendental que los que ocupen la plazas de los lesionados rindan a un gran nivel.

No fue por lesión el motivo por el que Ospina llegó a ocupar la portería del Emirates. Szczesny fue encontrado fumando en las duchas del estadio del Southampton tras perder el partido 2-0. Fue un acto que cabreó no solo a su entrenador sino que también enojó a toda la afición del Arsenal. Con la llegada del colombiano, que ya suma 990 minutos, el equipo se siente más protegido y con más confianza.

Confianza que llega por la gran pareja de centrales que forman Koscielny y Mertesacker. Ambos son inamovibles de esas posiciones y solo varían los laterales para formar la línea defensiva. Chambers no rinde como lateral derecho, por lo que Bellerín toma cada vez más peso en el equipo. El español se suma al ataque y aporta goles, sin olvidarse de lo que exige su rol, defender. En la izquierda está Monreal, aunque algunas veces reemplazado por Gibbs. Ambos aportan gran profundidad, pero Wenger confía en el español, al que da más minutos.

En el centro del campo es donde está la clave del equipo. Coquelin se ha erigido como la gran alternativa a Flamini y Arteta y maneja al equipo a su antojo. Realiza buenas transiciones defensa-ataque y siempre está bien colocado. Otro fijo es Santi Cazorla. El asturiano, que puede estar ante su última temporada en el Arsenal, es el segundo jugador que más minutos ha disputado, tras Mertesacker. Su polivalencia, entrega y calidad le hace imprescindible en el once de Wenger.

Acompañando al español y al francés suelen repartirse los minutos Rosicky, Flamini, Ramsey y Wilshere. El galés es el más utilizado, pero su problema con las lesiones es un verdadero hándicap. Flamini va perdiendo importancia en el terreno de juego a medida que pasan las temporadas, algo parecido a Rosicky, aunque, este último, cada vez que juega rinde a un gran nivel. El menos utilizado es Wilshere y es que en sus lesiones y los problemas fuera del mundo del fútbol no tiene grandes ayudas para jugar como titular.

Ya en las líneas más adelantadas hay dos hombres clave: Özil y Alexis. El alemán, desde que se recuperó de su lesión, ha vuelto en un gran momento de forma. Aún no recuerda al que brilló en el Real Madrid, pero ha dejado muy atrás el mal rendimiento de su primer año en Inglaterra. El que está viviendo su primera temporada en las islas es Alexis. Tras la salida del FC Barcelona, el chileno tiró del carro en el primer tramo de la temporada, aunque en este 2015, a diferencia de todo el equipo, ha descendido su nivel.

Casos opuestos son los que viven Theo Walcott y Oxlade-Chamberlain. El primero apenas suma 300 minutos y eso que se recuperó de su lesión para la recta final de la temporada. Más minutos lleva Oxlade, aunque Wenger le ha utilizado como pareja de mediocentro junto a Coquelin más que como interior. La recuperación de Özil imposibilita que participe con más asiduidad.

Giroud y Wenger mejor jugador y entrenador del mes de marzo | Foto: Premier League

Ya en la punta de ataque dos nombres son claros: Olivier Giroud y Danny Welbeck. El francés le tiene ganada la partida totalmente al inglés y es que ha sido designado, junto a su entrenador, como mejor jugador del mes de marzo, lo que indica el nivel de su rendimiento. Actualmente está empatado con Alexis a 14 tantos, por lo que ambos son los máximos goleadores del equipo. El ex del Manchester United no lo tiene fácil. Fue clave en la victoria ante su ex equipo en Old Trafford, pero ni aún así parte como titular. El gran nivel de Alexis también es un impedimento.

2015 es largo

Si algo tiene el Arsenal es que demuestra su nivel en tramos de la temporada, pero no consigue enlazar esos tramos para darle una continuidad a los resultados. Aún queda el mes de abril y mayo para terminar la temporada, por lo que de nada sirve lo que se haya hecho al principio de 2015 si no se culmina el trabajo en estas semanas restantes.

Están en disposición de ganar la FA Cup y mantener el título en su poder. Deben jugar las semifinales contra el Reading el próximo 18 de abril. En principio son favoritos, ya que el equipo de Clarke está en Championship. De eliminarlos jugarán una hipotética final contra el Aston Villa o el Liverpool, ya que ambos equipos son los que disputan la otra semifinal. En cuanto a la Premier, el título está más complicado. Quedan siete encuentros y el Chelsea está a siete puntos de distancia con un partido menos.

Sin embargo, el principal objetivo del Arsenal debe ser dar continuidad a un propósito que no se olvidó el día 2 de enero tras perder con el Southampton. Han puesto intensidad, ganas, corazón y fútbol por lo que deben acabar esta temporada y empezar la siguiente como lo vienen haciendo en el 2015.

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