Un Milan el de Allegri que volvía tras el parón internacional a casa con tal de mejorar su imagen y, a través de puntos, su posición clasificatoria más que alejada del lugar que correspondería a una escuadra como la milanista. La necesidad rossonera se plasmó en forma de intensidad durante los primeros compases del encuentro, así como en la alineación del técnico italiano. Sin Montolivo en el campo, la manija correspondía a Poli, pero sería De Jong quien al filo del cuarto minuto de juego con un balón largo a la espalda de la defensa encontraba un desmarque perfecto de Kaká. El brasileño encandiló a la grada con un control magistral dentro del área en pos de dejar franco el esférico para una definición excelsa. Se adelantaba con prontitud el equipo local poco después de que Muntari con un disparo lejano probase los guantes de Perin.

Poco duraría la alegría milanista, pues la primera llegada al área de penal acabaría con una carga por detrás de Emanuelson que, como es lógico ateniéndonos al reglamento, terminó en penalti. Gilardino, punta de lanza del Milan en tiempos pasados, fue el encargado de transformar una pena máxima que igualaba el marcador cuando tan solo se habían disputado ocho minutos de juego. Desde el tanto genovés, la producción ofensiva lombarda proseguía como anteriormente y parecía que era cuestión de tiempo que el estadio, la historia y la camiseta milanista hiciese la portería algo más grande para su equipo. Con Mario Balotelli como principal mano de obra en la parcela atacante a fin de generar jugadas, pero con un equipo que presentaba poca cohesión y a menudo se veía con las líneas muy separadas.

Balotelli, protagonista involuntario

El propio delantero exinterista sería quien con una chilena espectacular desde el punto de penal, emulando a Rivaldo contra el Valencia, avivó y certificó la mayor posesión del balón. Mattia Perin pudo atrapar fácilmente la acción ofensiva del ‘45’, así como un disparo cruzado del ariete con raíces ghanesas que fue desviado levemente por el cancerbero del Genoa. Continuaba el Milan generando y Balotelli siendo el protagonista. Se plasmaría con un pase al corazón del área que controló el atacante dejando atrás a Manfredini, quien le cogió y fue expulsado al ser el último jugador. Todo parecía que se inclinaba a la portería de Perin, más aun teniendo en cuenta la efectividad de ‘SuperMario’ en los penales. Sin embargo, Perin le ganó la batalla y el lanzamiento de gran deficiencia permitió a los visitantes continuar con la igualada.

Poco más conseguiría llevar a término el Milan en la primera mitad hasta que Allegri en el descanso decidiese lanzarse a por el partido dando entrada a Birsa por Muntari. El avasallamiento milanista era más que visible, pero siempre con poca nitidez y llegando por acumulación más que por juego. Un incesante goteo de balones hacia el área genovesa y, casi siempre, con finalizaciones ya sea a manos de Perin o fuera. De hecho, dos cabezazos consecutivos de Matri y Kaká consiguieron alzar la figura del cancerbero como uno de los principales hombres destacados del partido. Dos paradas que por el momento servían al Genoa para mantenerse con vida en un partido que ya había visto más de un aficionado en San Siro. Nuevamente desde el perfil izquierdo llegaría un centro de Emanuelson para la testa de Balotelli que acabaría mansamente en las manos de Perin.

El frontón genovés evidenció la impotencia milanista

Jugadas calcadas en busca de la calidad individual y siendo un juego totalmente esquivo a la asociación, presentando una capacidad colectiva ínfima. Una idea refrendada desde el banquillo con la inclusión de la penúltima modificación posible que podía hacer Allegri, siendo Robinho el hombre seleccionado para dotar un plus a las continuas ofensivas rossoneras. Principalmente porque el elegido para abandonar el terreno de juego era Poli, jugador con mayor capacidad creativa en medio campo del cuadro milanista a excepción de un ausente Montolivo en el encuentro.

De una fase en la que los centros desde la izquierda supusieron el mayor peligro para la meta de Perin se pasó a disparos lejanos del Milan. Primero un desesperado Balotelli estrellando el tiro contra la maraña de futbolistas visitantes, y después un participativo pero poco atinado Emanuelson desde el pico del área de penal. La ruleta rusa a la que jugaba el equipo milanista continuaba siendo de suerte esquiva, pues una buena acción de Birsa acabó con un saque de esquina tras disparo lejano que desembocaría en una genial acción de Kaká dentro del área grande. Un disparo clásico del ‘22’ del Milan que rozó el larguero y acrecentaba las dudas de la grada.

La sonrisa irónica de Allegri al final, plasmó la historia de un partido merecido pero inmerecido para el MilanCon el Genoa bajo el larguero de Perin, cada vez más cerca de su portero, las llegadas prolíficas milanistas no cesaban pero tampoco encontraban las redes de la portería. Emanuelson con un nuevo centro, esta vez ya desde dentro del área, dejaría un remate de cabeza franco a Birsa que la envió demasiado cruzada. Con una acción similar, un centro desde la izquierda, Robinho recibió dentro del área y con dificultades disparó a las manos de un Perin que sin hacer acciones extraordinarias no falló en las incesantes intentonas lombardas.

La fortuna no parecía estar de cara para los rossoneri y ni con balones al área llegaba el tanto local, todos los toques parecían iban en contra del Milan y la posibilidad de victoria se alejaba como el Genoa se acercaba a su línea de fondo. La imagen del partido y el resumen de la impotencia en la cara de un Allegri que sonreía irónicamente tras la última jugada. El enésimo saque de esquina con un disparo de Robinho desde dentro del área que rebotaba en la zaga y le caía a Zapata para rematar mordido un balón que se iba llorando casi rozando el palo de la meta defendida por Perin. Continuaba la racha de partidos del Milan sin vencer hasta cinco y perdían la posibilidad de vencer a un conjunto con diez hombres durante casi una hora de partido.

Foto: AFP.