Nápoles e Inter de Milán llegaban al choque separados por tan sólo cuatro puntos, quién le iba a decir al Inter que en la 16ª jornada podía ir a San Paolo a dar un golpe sobre la mesa en cuanto a la Champions se refiere. De Champions venía el Nápoles, tres días antes los de Benítez caían eliminados por tan sólo un gol que dejó muy tocado al vestuario. La victoria por 2-0 frente al Arsenal sirvió de poco con el tanto de Grosskreutz a falta de tres minutos en Marsella, el equipo lo dio todo y debía rehacerse para no descolgarse de los primeros puestos. La Juve había ganado dos horas antes ante un inocente Sassuolo poniendo aún más presión a los de Benítez.

Recuperar y ejecutar

Rafa Benítez siempre deja huella haya donde va, el técnico español es un maestro en la faceta táctica. El Nápoles, cada vez más acostumbrado al juego de Benítez, salió frente al Inter con una misión: recuperar y ejecutar. Y así fue, Higuaín abrió el marcador a los diez minutos. Cuando el Inter parecía controlar la situación, Higuaín se inventó una volea con la zurda que propició el 1-0. Mazzarri resopló en la banda, debían volver a empezar. El Inter no se dio por vencido en ningún momento y decidió irse al ataque, las continuas llegadas de Nagatomo, Ricky Álvarez y Guarín creaban constante peligro. Pasados 20 minutos, el Inter ya merecía empatar pero el gol se resistía. No iba a ser hasta el minuto 34 que llegaría el gol visitante, Cambiasso definía a placer un gran centro de Guarín tras una gran dejada de Palacio.

Volvía a empezar el partido. Con 1-1 y siendo claramente superior el Inter decidió irse para arriba. Craso error, el Nápoles dejó casi sentenciado el partidos en dos jugadas. Recuperó y ejecutó. Primero iba a ser Mertens en el minuto 38, cuando, tras una gran recuperación, Dzemaili le dejaba el balón atrás para que fusilase a Handanovic. Tan sólo dos minutos después, el mismo Dzemaili empujaba a placer un rechace de Handanovic a disparo de Mertens. Mertens y Dzemaili cerraban prácticamente el encuentro. Con dos goles de ventaja el Nápoles esperó aún más atrás, en cualquier jugada podía acabar de sentenciar el encuentro a la contra. Pero Nagatomo se iba a encargar de devolver la emoción al partido, otra vez un gran centro de Guarín dejó solo a Nagatomo para que la empujase en el segundo palo.

'Ricky' Álvarez evitó un posible empate

La segunda parte empezó tal y como la primera, el Nápoles esperaba un posible robo para salir lo más rápido posible con Higuaín, Callejón, Insigne y Mertens. El Inter, dominando el partido, fue descaradamente a por el empate. Maggio se vio sobrepasado en la parte derecha con la continuas llegadas de Guarín y Nagatomo, ambos creaban la mayoría del peligro visitante. Palacio, dando un recital de movimientos, asistió a Guarín en la ocasión más clara para los suyos pero Rafael consiguió desviar a córner. En esa jugada, el portero brasileño tuvo que ser sustituido por un Reina que no estaba al cien por cien. Más presión para el Nápoles.

'Ricky' Álvarez se iba a cargar el partido en el minuto 71, queriendo o no, el jugador tocó el balón con la mano y se fue antes a los vestuarios. Benítez respiraba tranquilo pero no cambió nada de su planteamiento, el Nápoles seguía esperando atrás para matar a la contra. En el minuto 81, un minuto después de la entrada de Icardi, Callejón remataba a placer un gran centro de Insigne para sellar la victoria. Benítez lo celebró con rabia, había conseguido olvidar la eliminación de Champions y el equipo volvía a sonreír. Pandev, que había entrado en esa misma jugada al campo, provocó un penalti en el minuto 93 que se encargó de tirar. Handanovic, bastante ausente durante el partido, consiguió pararlo y evitó la manita napolitana.

El Nápoles consigue superar una semana dolorosa que puede haber reforzado a unos jugadores extra motivados en liga, Benítez sabía que este partido era fundamental y por eso no quiso arriesgar en ningún momento. El Inter ha perdido, de momento, el tren de la Champions League. Están a siete puntos del Nápoles aunque pueden salir reforzados por el juego desplegado.