Los de Conte no supieron gestionar el 0-2 con el que llegaron al descanso. El doblete de Tevez parecía encarrilar el partido y descifrar una nueva victoria fácil para los juventinos. Pero si hay un fallo en el engranaje de la Signora a la hora de recibir goles a balón parado, el Hellas hoy volvió a activar la tecla de peligro, con sendos goles de cabeza.

El empate en el derbi romano, permite a los bianconeros mantener la ventaja de más 9 sobre la Roma, que todavía tiene un partido pendiente por disputar, pero la sensación que deja el empate de Verona, es que los bianconeros pudieron sentenciar el Scudetto y acabaron perdonando ante un equipo que se merece jugar en Europa la próxima temporada,a tenor de los resultados obtenidos hasta la fecha.

El Hellas salió con sus mejores hombres. Madorlini apostó por el mediocampo formado por Halfresson, Donadel y Romulo y con un tridente ofensivo compuesto por Jankovic, Iturbe y Toni, que fue sin duda el mejor de los suyos, demostrando que todavía tiene cuerda para rato. El gigante italiano, permaneció como un islote entre defensas juventinos en la primera mitad, pero tras la reanudación se echó a los suyos a su espalda de casi dos metros.

La consigna de Madorlini para con los suyos era clara: todos defendiendo muy juntos en campo propio y solamente Toni arriba para fijar la defensa juventina. Pero la Juve salió a por faena. A los cuatro minutos, Tevez que ya había probado suerte dos minutos antes con un cabezazo, bate a Rafael, tras un disparo desde la izquierda de Asamoah, que el portero local repelió en primera instancia, pero nada pudo hacer con el remate de primeras del Apache en el rebote.

Pero el protagonismo del delantero argentino no acabaría allí. A los 21 minutos, una gran asistencia de Pogba, es cazada en el área por Tevez, que tras esperar el momento oportuno, vuelve a batir a Rafael con un disparo raso y fuerte. 0-2 y con 21 minutos solo de partido, parecía que el festín de la Juve ante el Verona sería sonoro.

Una gran combinación de Llorente y Tevez, estuvo a punto de significar el hattrick para el 10 bianconero, pero su disparo se marchó alto. Con Pirlo llevando a su antojo la batuta del equipo y con Pogba y Vidal muy desocupados de defender, la Juve se mostraba muy superior y en el horizonte empezaba a gestarse esos ciclos de relajación que padece la Juve cuando se sabe netamente superior a sus rivales y deja de pisar el acelerador.

Ante el Inter, le pasó con el 3-0 en el marcador y el gol de Rolando metió el miedo en el cuerpo a la afición bianconera. Hoy ese gol que debía servir cual bofetada en la cara para reaccionar, lo hizo un ex juventino, con mucha hambre de gol y con mucha carrera a sus espaldas, Luca Toni.

Esa espalda con la que ganó la marca a Chiellini y Bonucci a los siete minutos de la reanudación, con un gran remate de cabeza marca de la casa, ante el que nada pudo hacer Buffon. El lanzamiento de Romulo desde la derecha, hacía presagiar a algunos que ese centro acabaría en gol, viendo que han sido muchos goles esta temporada, los recibidos por la Juve en acciones similares a balón parado.

Con casi todo el segundo tiempo por delante y con el Hellas espoleado por su afición, la Juve perdió su identidad de juego y acabó por desesperarse sin hacerse con el control del balón. Chiellini se lesionó dejando su puesto a Ogbonna, mientras que Llorente dejó su puesto al debutante Osvaldo, que envió el balón al palo en su primera acción. Una jugada que pudo haber cambiado el signo final del partido.

En los cambios se pudo ver la mentalidad de los dos entrenadores también. Mientras Conte metió a Peluso por Asamoah, Mandorlini creía en el empate y dio entrada a Martinho, Juanito y Cirigliano por Cacciatore, Donadel y Jankovic.

En los últimos minutos el Verona jugó ya a cara descubierta, en busca de un empate salvador, que se encargaría de firmar Juanito, en la última acción del partido, cuando el crono señalaba el minuto 94. Una falta en mediocampo mal defendida por la Juve, acabó con Romulo centrando solo desde la derecha y con Juanito adelantándose a toda la defensa juventina, para batir a un Buffon, que minutos antes había sacado una mano milagrosa a remate de Toni.

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