La llegada de Di Carlo ha transformado diametralmente el equipo toscano. La demostración y gran punto de inflexión puede ser este partido, ya que el Livorno duerme fuera de puestos de descenso y no ganaba fuera de casa desde el 31 de agosto. Mucho, muchísimo tiempo sin ganar fuera de casa. La introducción del 3-5-2 parece haber cambiado no sólo el dibujo sobre el campo, también la mentalidad de los futbolistas, que se sienten más cómodos y arropados los unos con los otros. Con esta nueva mentalidad y sistema el Livorno apretó y asfixió a los locales, que cuando quisieron reaccionar ya tenían el partido muy cuesta arriba y empedrado. Muy cuesta arriba por estar dos goles abajo en el marcador, y empedrado por, además, estar con un hombre menos. Y no un hombre cualquiera, Conti, el hombre de la casa.

Para el Livorno el partido lo empezó ganando Di Carlo desde el banquillo y lo sellaron Emerson y Paulinho sobre el campo. Emerson marcó, sin duda, uno de los goles de la jornada al colocar en la escuadra derecha de Avramov un tiro que lanzó desde unos lejanísimos 40 metros. Desde la banda derecha y donde no había nada Emerson encontró un cañón y lo hizo explotar. Gol por toda la escuadra al que el veterano portero sólo supo acompañar con la mirada, sin mover si quiera un musculo de su cuerpo. El sello a la cuenta anotadora visitante lo puso Paulinho de penalti. El portero adivinó el lado. Pero la ejecución de la pena máxima fue excelente e imparable.

Para el Cagliari el partido lo empezó perdiendo Avramov y lo remató Andrea De Marco, el señor colegiado. Avramov primero porque no supo reaccionar a un tiro lejano, lejanísimo. Potente y ajustado, sí. Pero el cancerbero no hizo ni el más ligero ademán por atajar un balón que se dirigía a su portería desde 40 metros de distancia. Emerson bien podía haberlo anunciado por telegrama. Y segundo, no contento con la estatua que había dejado en el gol, provocó el penalti que trajo el segundo gol al medir mal una salida en un centro lateral del montón y sin gran peligro. López debe hacerse ver lo de los porteros del Cagliari. El encuentro del Cagliari lo remató De Marco, ya que después de señalar un penalti que los locales protestaron bastante, expulsó a Conti por protestar un grave error suyo, al no hacer respetar, ni mínimamente, la distancia en un saque de falta. El futbolista no debe perder las maneras y, si hubo insulto, la expulsión es justa. Pero el error del árbitro que provoca las protestas del capitán es un error de manual, ya que en el momento del golpeo el defensor se encuentra a apenas un par de metros del punto de ejecución.

La expulsión de su capitán cortó en cierta medida las alas al intento de remontada local. Intento que cristalizó de la mano de Nené que marco un grandísimo gol, el cual, sumado al empuje de sus compañeros, estaba poniendo contra las cuerdas al Livorno. Los minutos finales fueron muy largos y sufridos para el Livorno y sobrepasaron al árbitro, que perdió por completo el control del partido. Acumularon más y más entradas feas, pérdidas de tiempo y expulsiones hasta el final del partido más allá del minuto 96. Pero sin cambios en el marcador. Importantísima victoria para el Livorno.