Fuera Balotelli, fuera Kaká, fuera El Shaarawy, fuera Robinho, Adel Taarabt ha sabido cargar con el peso de un equipo herido en su orgullo. Sin pedir permiso, el marroquí no ha respetado galones y de la categoría de 'nuevo refuerzo' ha trepado hasta la de 'líder e indispensable' en solo cuatro partidos (quince días), en los que lleva ya dos goles y una asistencia. Ante la Sampdoria tuvo su gran prueba, y ha sabido, con los regates que nos tiene acostumbrados, salir airoso de la presión.

Por su riqueza técnica, Taarabt domina ambos perfiles. Le acomoda bien recostarse por cualquier lado y hacer la diagonal o tirar el centro envenenado. Esta vez, ante la 'Samp', Seedorf le confió la banda zurda y la responsabilidad de un equipo huérfano de figuras, y en 12 minutos el ex QPR le dio la razón al marcar el primer gol. Tras un centro desde la derecha, Taarabt, en una faceta desconocida, anticipó a Fornasier, cabeceó y después, con el pie, capturó el rebote que dejó Da Costa.

El entrenador rossonero insistió con el 4-5-1, ubicando como doble pivote ya no a De Jong ni a Essien -como contra el Atlético-, sino a Muntari y Montolivo, dándole más salida y aire al medio al equipo. Honda por derecha, Taarabt por izquierda, Saponara al medio, jugando como Kaká -en el banquillo esta vez- y arriba, sin Balotelli -fuera por ocho días más por una lesión en el hombro-, Pazzini se hizo referente.

Milan, con esta alineación, se resigna al ingenio del marroquí por izquierda, a algún pase largo de Montolivo para Pazzini, y buscó una asociación entre Saponara y 'Pazzo' que nunca se dio. Honda, atascado en la derecha, no goza de la libertad que tenía en CSKA jugando al centro y conduciendo al equipo. Cuando Kaká no está, Seedorf podría intentar ubicando al japones ahí. Quizá se pueda llevar una grata sorpresa.

Poca elegancia y mucha eficacia

Es el quinto partido consecutivo en el que Seedorf utiliza el mismo esquema, y parece que nada lo hará cambiar. Le falta fijar los nombres titulares por derecha y por el medio, detrás del punta. Todo hace indicar que este será el norte que el de Surinam siga. Milan es un equipo que tiene mucho el balón y ordenado en sus líneas, que suele explotar por el lado de Taraabt. Falta hallar el equilibrio por el otro costado y ganar una mayor seguridad defensiva. Ahí dejaremos de tachar a este equipo como irregular.

Precisamente atrás, Adil Rami viene sobresaliendo y se erige como el pilar sobre el cual la defensa debe apoyarse. El francés -que siempre apaga los incendios que su compañero de turno provoca- volvió a tener una gran actuación que coronaría con su segundo gol con la camiseta milanista (58'). Fue de cabeza, tras una asistencia de Taarabt y un choque entre Pazzini y el arquero rival que debió ser falta y que le permitió al central marcar sin obstáculo alguno.

El encuentro se liquidó cuando, a los 72', con solo 14 minutos en cancha, Maxi López vio la roja por reclamar airadamente un penal al juez Daniele Doveri. Impotente y muy molesto, al salir de la cancha, el argentino refleja lo que vive su equipo hoy, que añora las épocas con Cassano y Pazzini y hoy solo deambula en el Calcio esperando el cierre de la temporada.

No hubo más acciones ni más jugadas por destacar. Es muy prematuro decir que Seedorf ya le encontró la manija al equipo, pero sí hay visos de saber cómo debe jugar y la sensación de que faltan ajustar unas cuantas tuercas para que la máquina funcione. El domingo Milan tendrá un durísimo derbi ante Juventus, en San Siro, que puede resultar determinante en lo anímico: un triunfo les dirá que sí, que este es el camino; una derrota volverá a sumergirlos en el mar de la irregularidad.