En un derbi nada importa. Da igual cómo lleguen ambos equipos al encuentro. La historia pesa demasiado en este partido. El Hellas Verona es el club tradicional de la ciudad de Romeo y Julieta. Fundado a principios de siglo debe su nombre al Dios griego del Sol, Helios. Por otra parte está el Chievo, equipo fundado por los habitantes del barrio que le da nombre al otro equipo de Verona. Los aficionados del Hellas, siempre se han sentido superiores a sus vecinos. La eterna disputa entre los de abajo y los de arriba.

Hasta que el Chievo subió en 2001, sus enemigos decían con tono humillante, que ambos equipos se enfrentarían en la Serie A cuando los asnos volasen. Y los asnos volaron en 2001, cuando por fin el Chievo, subió al último escalón del fútbol italiano. Ofrecían a sus rivales esa típica mirada que le dirigen los habitantes del norte de Italia a los del Sur. La diferencia es que Verona está en el norte del país transalpino pero los de barrio de Chievo se sienten sureños ante sus rivales.

Pero la historia guardaba una sorpresa. En el siglo XXI, ambos equipos intercambiaron los papeles. El Hellas se convirtió en el débil y el Chievo, en el fuerte. Los de la periferia se colocaron por encima de los del centro. La venganza fue tan poética que el Hellas llegó hasta la antigua Serie C1 mientras el cielo de Verona se llenaba de asnos voladores.

Pero la odisea del club más  antiguo de Verona por las profundidades del fútbol italiano llegó a su fin en la primavera de 2013, cuando se aseguraron el ascenso a la Serie A. Tendríamos otro año más, la suerte de volver a ver ese Derby della Scalla, cuyo nombre se debe a la familia de aristócratas que dominaba la ciudad durante la Edad Media.

Eterno Luca Toni

Dejando la historia atrás, el partido ha sido duro. El encuentro ha ofrecido lo típico en un derbi. Gran esfuerzo por parte de ambos equipos, orden defensivo y apoyo constante de los tiffosi. Sin embargo, el Hellas Verona, hoy visitante en su propio estadio, hizo mucho más que sus rivales para llervarse los tres puntos. Siempre intentó llegar a porteria rival, convirtiendo a Agazzi, en el mejor del Chievo.

Así, hasta que el enésimo balón a Luca Toni por fin dio sus frutos. El italiano tendrá 60 años, necesitará un andador, pero dentro del área seguirá siendo letal. Le puede llegar un ladrillo por alto pero Toni siempre se las ingeniará para poder controlarlo y como en esta ocasión, desde el suelo, armar el disparo y anotar un gol. Un gol, una vez más decisivo.

El marcador no se movería en todo el encuentro. El Chievo Verona, lo intentó hasta el último minuto pero la defensa visitante se mantuvo férrea, sin fisuras. Hoy el centro de Verona es una fiesta y la periferia un mar de lágrimas.

En esta recta final, a los luchadores del barrio de Chievo les tocará luchar por la permanencia. Los del centro, tranquilos ante la muy competente temporada que están haciendo sus jugadores. Esperemos que el año que viene podamos ver una vez más a los asnos sobrevolar el cielo  de la capital de la región del Véneto.