El partido estaba marcado en rojo como trascendental en la lucha por Europa del campeonato italiano. El equipo veronés llegaba con la moral por las nubes después de ganar el derby contra el Chievo la semana pasada y con la vista fija en los puestos de Europa League, todavía posible pero con muchos contrincantes a los que superar. Mientras tanto la Fiorentina tenía la oportunidad de poner puntos de por medio con respecto a uno de sus perseguidores, el Parma, que había pinchado el día anterior, y meter un poco de presión al Nápoles en posición de Champions, un sueño lejano pero todavía posible si miramos los puntos que restan para el final.

En la Fiorentina, Vincenzo Montella volvía a poder contar con Borja Valero, y siguió con la tripleta de ataque que tan buen resultado le dio en el partido contra Udinese la semana pasada, Cuadrado, Ilicic y el joven Matos. Por parte del Hellas, Andrea Mandorlini volvía a alinear los mismos once jugadores a excepción de Rómulo, cuyo puesto en el centro del campo ocupó Sala.

El juego de la Fiorentina es tan jugoso de ver como extraño de alabar mirando los resultados. Jugoso porque juega como un grande. Tiene la pelota, la toca, ataca con todos, encierra al adversario, es protagonista incluso fuera de casa (cosa muy difícil en un campeonato como el italiano, donde jugando de visitante salta un un gen que les hace replegarse y esperar a la mayoría de los equipos). Desde el principio el equipo local resistía los largos ataques del conjunto viola con 9 jugadores por detrás del balón, y esto contra la Fiorentina significa estar casi en área propia. Difícil de alabar porque con este dominio, esta forma de jugar y esta superioridad, debería llevarse los partidos sin sufrir. El gen resultadista te hace mirar que no ha ganado por tres goles desde enero, teniendo en todos los partidos, excepto contra la Juve (51-49) más posesión, a veces abusiva. Y casi siempre sufre este equipo. Una falta de gol alarmante es el principal motivo de esta enfermedad futbolística. Con dos delanteros como Rossi y Mario Gomez sin lesiones y en forma, este equipo estaría destinado a hacer algo grande.

Así empezó el partido. Con dos ocasiones de Aquilani e Ilicic y el Hellas encerrado de forma lamentable para un equipo en casa, sin ser capaces de llegar al centro del campo con el balón controlado y sin preocupación aparente por ello. Pero los fiorentinos se han acostumbrado a sufrir. En una escapada de Iturbe, el balón llegó a Luca Toni, uno de los del grupo de veteranos que quiere estar en Brasil con la Nazionale azzurra, protegió el balón con Gonzálo Rodríguez intentando robárselo ridículamente, como jugar con un niño al que doblas en estatura, se la devolvió de cara a Iturbe cuyo tiro potente pero centrado obtuvo la respuesta de un rechace desafortunado hacia el centro del área por parte de Neto y Sala remató de cabeza para adelantar a su equipo con su primer gol en Serie A y darle a los resultadistas un motivo más para agarrarse a esa corriente tan oportunista. No iban a tener más. Después de unos minutos de recuperación psicológica por el golpe, el equipo de Montella volvió a coger el timón del partido, con Borja Valero como capitán y Pizarro, Aquilani y Cuadrado como tenientes. Estos cuatro jugadores estaban por encima de todos los demás, y todos lo sabían. Un nivel diferente, superior. Un remate de Cuadrado de cabeza que se fue por milímetros fue el prolegómeno del gol del empate viola. En uno de los tantos ataques rondando el área buscando una grieta entre tantos rivales, Cuadrado buscó a Borja para dársela y desmarcarse. El genio español aguantó el balón lo justo y dio la asistencia perfecta rompiendo toda la defensa. El colombiano definió fuerte al primer palo, imposible para Rafael, haciendo así su séptimo gol en liga.

Si en Italia se echan las manos a la cabeza al ver que Borja Valero no va a la Selección Española es por partidos como este. Todo giró en torno al español. Un tiro suyo desde la frontal obligó a Rafael a realizar una gran parada. Después de la primera asistencia magistral, otro centro raso suyo desde el lateral izquierdo del área fue rematado en el segundo palo después de que nadie tocara por un Aquilani muy enchufado en este partido poniendo por delante justo antes del final de la primera parte. La Fiorentina se iba al descanso ganando después de un susto pero con una sensación de superioridad tremenda.

La segunda parte empezó con el Hellas Verona un poco más ofensivo, más abierto al menos, intentando presionar por fin la salida de balón del equipo rival, por primera vez en todo el partido. Pero la calidad de los de Montella hacía que no sirviera de nada. Pizarro sacaba la pelota desde atrás cómo y cuándo quería, conectaba con Borja y Aquilani y otra vez el ataque rondando el área rival. Las notas negativas del equipo fueron Ilicic (gran jugador, mal delantero) y Matos (sin espacios para correr se le hace difícil), teóricos suplentes pero que las lesiones han hecho titulares y clave, puede que demasiado pedir. Cuadrado revoloteaba por todo el ataque combinando con todo el que veía. En uno de esos ataques, Pizarro centró al segundo palo para la llegada desde atrás de Aquilani, que de cabeza, queriendo o sin querer, dejó la pelota franca para que el genio Valero completara 63 minutos de puro espectáculo. Dos asistencias, un gol y creatividad en cantidades industriales. Cinco minutos después, lo primero que hizo Matri después de entrar en el campo fue dejar sólo a Cuadrado con un pase excepcional. Donadel no tuvo más remedio que derribarlo antes de que entrara en el área, ganándose así la expulsión, puede que evitando el cuarto gol. La falta quedó en nada pero con la Fiorentina tan bien y el Hellas con uno menos, todo parecía indicar que el partido estaba sentenciado. Pero a este equipo le gusta sufrir. Iturbe se fue de Pizarro dentro del área, y sin demasiado para ello se fue al piso. El árbitro pitó el penalti y un ex viola como Luca Toni lo transformó en gol con una tranquilidad de espanto. Recortaba distancias con uno menos y la sombra de la tragedia sobrevoló el Arno, lejos del estadio donde su equipo jugaba.

La Fiorentina se recompuso y volvió a causar estragos en la defensa veronesa. Una combinación entre Borja Valero, Cuadrado y Aquilani al primer toque terminó con el disparo del italiano rozando el palo. En otra jugada muy parecida, Matri centraba para que Cuadrado empujara el balón a la red pero el balón tropezaba en la mano de Maietta y de nuevo el colegiado señaló el punto a once metros del gol. Curioso que en la lucha por lanzar la pena máxima, Cuadrado cogiera el esférico y se lo diera a Matri para que lo transformara él. Lo aceptó y así lo hizo. Dos a cuatro en el minuto 83 y al fin algo de relajación, ya que el golpe para el ánimo del equipo local fue muy duro y no parecía tener fuerzas para volver a levantarse. Y más aún cuando tres minutos después, un tiro de Cuadrado fue rechazado de mala manera por Rafael, poniéndoselo muy fácil a Aquilani para completar su doblete personal y uno de sus mejores partidos en toda la temporada. No sólo está luchando por un puesto en la convocatoria con la selección, sino por un puesto en el once titular. El partido estaba acabado en espíritu, pero Iturbe tenía en la recámara un auténtico golazo como guinda final a un gran partido. Cogió la pelota en el centro del campo, condujo con el mismo pegado al pié, se fue del defensor que le salió al paso y clavó un zurdazo a la escuadra de la portería de Neto que ni la olió. 20 años tiene este joven argentino que tiene muy buena pinta.

Victoria número mil en la historia de la Fiorentina en Serie A, importantísimos tres puntos con un juego excelente pero concediendo tres goles sin apenas sufrir excesivas ocasiones, algo a mejorar sin duda de cara a la próxima temporada. A falta de 15 puntos le saca 5 al Inter en la posición de acceso directo a Europa League. Mientras tanto, el Verona se aleja de posiciones europeas y demuestra por qué es el tercer equipo más goleado del campeonato aún siendo décimo en la clasificación.

Foto: Futbolred.com | Cdn3.vox-cdn.com