Suenan alarmas de guerra en París. Los perros ladran asustados y giran sobre sí mismos porque saben quién viene. Los niños, las mujeres y los ancianos son los primeros en ser evacuados. Una pareja se despide con lágrimas en los ojos por si nunca vuelven a besarse. Padres que abrazan a sus hijas y locos de melena y barba blanca en las calles anunciando el apocalipsis. Otros, se entregan al placer como única vía para escapar del fin del mundo. Las obras de arte son protegidas en cámaras especiales para que el retumbo de las pisadas del mortífero enemigo no acaben con siglos de cuidados. El Louvre, el Museo de Orsay, Notredame, El Arco del Triunfo, el Puente Alexandre III. Se teme por ellos. Los más atrevidos fotógrafos se mantienen firmes para poder retratar al gigante monstruo. En la radio, una monótona voz pide a los ciudadanos que se mantengan en sus casas, firmes y silenciosos. Suena la Cabalgata de las Valquirias mientras una manada de búfalos recorre el Parque de los Príncipes.

Es la final de la UEFA y Ronaldo Nazario da Lima está a punto de meter el gol más bonito de la historia. Por un lado tenemos al portero de la Lazio, Marchegiani. En frente está el 10. No se veía una batalla tan desigual en la historia desde la Guerra de los Seis Días. Nadie pondría una mísera peseta a favor del cancerbero. ¿Qué loco iba a apostar por él en una situación como ésta? Su propio padre, mirando para abajo, agarrándole del hombro y con voz entrecortada le diría: - Hijo, jamás pensé que podría decirte algo así, pero no tienes nada que hacer. No vale la pena intentarlo. Con él no.-

Regatear sin tocar el balón. Golpes de cintura para recortar a un portero. Años de samba aplicados a un deporte. Estéticamente perfecto. Digno de una escultura helenística. Segundos después, gol. La gloria es suya. La batalla es suya. París es suyo. Después de la tormenta viene la calma. Los daños en los rivales son irreparables. Nadie volverá a hacer algo así. Ni el mismo será capaz. 6 de mayo de 1998, el día en el que un guerrero neroazurro hizo de este deporte un arte visual, recargado e intenso.