Ver a Filippo Inzaghi y Roberto Donadoni trae recuerdos a la mente. Dos leyendas del Milán frente a frente. Reminiscencias de un Calcio muy diferente al actual. El pasado de un fútbol que otrora ocupó el más alto escalafón del deporte rey. Ya no es lo mismo, pero el partido de hoy ha sido un homenaje al espectáculo, ese viejo amor perdido de los aficionados italianos.

El conjunto rossonero llegaba a Parma con la baja de El Sharaawy. Tras un año gris, Inzaghi ha vuelto a resucitar al Faraón. Si consigue ser regular debe convertirse en uno de los pilares de su equipo. También era baja Fernando Torres. Caía lesionado del tobillo en el entrenamiento previo al partido.

El Milán comenzó el partido con frescura. Veloz y dominante ante la pasividad del Parma. Tiene otra cara respecto a la de los últimos años. Pipo ha conseguido transmitir su nervio a los jugadores. ¿Quién no recuerda sus celebraciones?. Sigue siendo tan expresivo con cada gol de su equipo. A los 25 minutos de juego llegó el primero. El debutante Bonaventura consiguió batir a Mirante con un disparo cruzado, tras recibir una asistencia de Honda. El gol en contra, reactivó al conjunto local. Dos minutos después, Cassano remataba dentro del área un centro desde la banda tras una precisa jugada colectiva.

A pesar de la igualada, en el campo la sensación era otra. El balón era del Milán y las ocasiones también. Ménez estaba siendo el mejor. La llegada del jugador francés ha sido una grata noticia. Además, asume los galones que no pudo asumir en París. Se siente importante y lo demuestra en el campo. De esta manera, jugó un precioso balón a la banda para conectar con Abate. Éste, se disfrazó de Cafú para asistir a Honda, que con un testarazo volvía a poner por delante en el marcador al conjunto milanés. Ménez quería más y la defensa del Parma lo iba a sufrir. Al filo del descanso, Lucarelli le derribó fuera del área pero el árbitro señaló el punto de penalti. El 7 del Milán no iba a fallar. Estaba siendo un verdadero puñal.

Si la primera parte había sido intensa, la segunda lo iba a ser aún más. A los cinco minutos recortaba distancias Felipe tras recibir dentro del área pequeña un mal disparo de Jorquera. El gol metía al Parma en el partido. Además, la expulsión de Bonera por doble amarilla hizo que Donadoni colocara la línea defensiva en el mediocampo, para tratar de encerrar a los visitantes. Sin embargo, para hacer efectiva esa disposición táctica es obligatoria la precisión y la rapidez. Un robo de Nigel De Jong, tras error de Cassano, fue el origen del cuarto gol. El holandés interceptó el balón en su propio campo y trás levantar la cabeza se vió solo. No lo dudó. Impresionante despliegue físico tras una carrera de cincuenta metros y una sutil definición. Nadie podía imaginarse a De Jong anotanto un gol así. Presumiblemente, el partido parecía sentenciado. Nada más lejos de la realidad. Cualquier cosa podía convertirse en verosímil.

Y Menez volvió a brillar

Lucarelli, con un potente cabezazo ponía el 3-4 en el marcador. Los de Donadoni todavía creían en poder consumar la épica. Ménez no lo permitiría. Tras una segunda parte algo ausente, volvió a hacer acto de presencia. Aprovechó un regalo de la defensa para marcar de tacón después de superar al portero con un autopase. La locura se estaba apoderando del partido. Lo hizo completamente con el último gol. De Sciglio jugó con Diego López pero el español no pudo controlar el balón, que además cayó al suelo lesionado. Antológico error que, afortunadamente, no le costó ningún punto a su equipo.

Nueve goles en un partido no apto para cardíacos. Importante victoria que coloca líder a un Milán renovado. Inzaghi está siendo capaz de transmitir su gen competitivo. El club necesita una inyección de testosterona y su entrenador se la está dando. La semana que viene tendrá su primer gran test de la temporada ya que recibe a la Juventus en San Siro. Por su parte, el Parma suma su segunda derrota en dos partidos. Su proximo rival será el Chievo Verona

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