Puede interpretarse como un síntoma más de la decadencia del fútbol italiano, que se está convirtiendo en una especie de cementerio de elefantes adonde van las estrellas internacionales a retirarse cuando ya han dado lo mejor de sí. También se puede entender como una alarmante falta de confianza en los talentos emergentes de la cantera. Por buscarle el lado positivo, puede significar que se respeta más que en cualquier otro sitio a los veteranos, a los que llevan años y años rindiendo y sudando la camiseta.

Lo que está claro es que el fútbol italiano está envejecido. Así lo demuestran los datos: en la jornada del fin de semana pasado (18 y 19 de octubre), en las cinco ligas más potentes de Europa (España, Inglaterra, Alemania, Francia y la propia Italia), los equipos con mayor media de edad son del Bel Paese.

El ejemplo paradigmático es el Hellas Verona, el club más anciano del continente, al que los cálculos dan 31 años. Del once titular que perdió 1-3 contra el Milan, el futbolista más joven, Tachtsidis, tiene 23 años. Sólo él y otro (el moldavo Ionita) habían nacido después de 1985. Se podían encontrar casos extremos, como Rafa Márquez y Alessandro Agostini, de 35 años, o incluso Luca Toni, que va ya por 37.

Pero no son los únicos. Otros cinco equipos italianos, incluidos los dos primeros de la clasificación, están en el top 10:

Por el lado contrario, en la zona de los más jóvenes, sólo hay un italiano entre los diez primeros. Se trata del Cagliari, que con una media de 25 años justos, se coloca en la cuarta posición, algo que no es de extrañar sabiendo que su entrenador es Zdenek Zeman, famoso por su apuesta habitual por los canteranos. En el once que empató a 2 contra la Sampdoria había jovenzuelos como el portero Cragno (20 años) o centrocampista Crisetig (21). Son raros los jugadores nacidos antes de 1990, y el veterano Cossu (1980) es toda una excepción.

Estas estadísticas vienen a confirmar la tendencia negativa que en este sentido, como en tantos otros, afecta al calcio. Si bien es cierto que la falta de dinero impide la contratación masiva de jugadores extranjeros de altísimo nivel como ocurría antaño, es difícil comprender por qué no se apuesta más por los jugadores criados en los históricamente muy potentes equipos primavera, equivalentes a los filiales españoles. Es uno de tantos asuntos sobre los que deberían reflexionar los clubes del país para tratar de recuperar el peso específico que siempre han tenido en Europa y que, en los últimos años, han perdido.