Volvía el fútbol al Olímpico tras la derrota por dos goles a uno sufrida en Roma ante la Lazio. El Torino llegaba al encuentro con la imperiosa necesidad de ganar para no estancarse en los puestos de abajo. El Parma, por su parte, necesitaba la victoria para no descolgarse en demasía y ocupar durante más jornadas el farolillo rojo de la tabla. La derrota por uno a tres ante el Sassuolo no hizo nada bien por las aspiraciones del conjunto de Donadoni, que acabó sexto el curso pasado.

El balón comenzó a rodar y con ello el dominio local. Los hombres de Ventura comenzaron amasando el balón. Justo el estilo de juego que gusta a Giampiero. Las oportunidades comenzaron a llegar por banda derecha, por donde pasaba todo el juego local. En un centro desde la derecha de Bruno Peres, al que no llegaba Amauri, llegaría el primer gol del encuentro. Darmian cazaba el balón tras no rematarlo Amauri y soltaba un zapatazo en el que nada pudo hacer Mirante.

A raíz del gol, el Torino dio un paso adelante, sabiendo que podía hacer mucho daño al Parma. Las jugadas a balón parado se convirtieron en un recurso peligroso cuando las botaba El Kaddouri.

Llegado el ecuador del primer tiempo, el conjunto de Ventura comenzó a perder intensidad y a ceder el balón al Parma. Aún con todo, los pupilos de Donadoni no se encontraban cómodos con la posesión. Tan solo al final comenzó a verse a un Parma rápido e incisivo a la contra, que no tuvo demasiado acierto de cara a gol. El pitido del árbitro que mandaba a vestuarios dejaba a todos con una sensación de insuficiencia e ineficacia.

La charla en los vestuarios que debió impartir Donadoni reactivó a los suyos. En los primeros minutos del segundo periodo pudo verse a un Parma presionante. Que apretaba la salida de balón local, pero que generaba muchos espacios. En una contra local, Darmian aprovechó esos espacios para generar peligro por la izquierda, tras un pase filtrado de Quagliarella. Rispoli envió a córner arriesgando el penalti.

En el 67 llegó la gran ocasión para el Parma. En una contra dirigida por Cassano, le llegaba el balón a Acquah ante Gillet. El guardameta local repelió la ocasión en primera instancia, pero el balón llego a Coda que con un cabezazo mandaba el balón a la madera. El Parma desaprovecha así una doble ocasión clamorosa.

La locura de los minutos finales

Los últimos quince minutos de partido se volvieron un ida y vuelta constante. Tanto es así, que tras una contra clarísima para los locales que no llegó a buen puerto, el recién entrado Coda ponía el miedo en el cuerpo granata. Llegó a perforar la portería de Gillet -hoy el mejor de los suyos-, pero su gol era anulado por mano en el control.

El Torino pudo cerrar el partido en una clarísima ocasión de Sánchez Miño a portería vacía. Le llegaba el esférico al argentino tras la parada de Mirante a Quagliarella cuando el italiano se encontraba solo en el área. El fallo de Sánchez Miño supuso la última ocasión clara del encuentro, que moriría con el Parma asediando la portería de Gillet, pero sin acierto.

El Torino consigue así su segunda victoria consecutiva en el Olímpico y se aleja un poco más de los puestos de abajo. El Parma, por su parte, se mantiene con sus tres puntos como último clasificado. El sábado, el Parma recibe al Inter, mientras que el Torino se medirá al Atalanta el domingo, de nuevo en el Olímpico.