El encuentro en el Juventus Stadium fue tal y como vaticinaron los entrenadores de ambos conjuntos en la previa. Para la Juventus no fue un problema esperar en su campo a la Fiorentina, aunque lo acabó pagando con un letargo del que ya no pudo salir cuando el encuentro se le puso patas arriba. "La posesión no es importante para ganar, lo que cuenta es la lectura del encuentro", vaticinó Allegri, sin saber que, precisamente, esas palabras serían las que condenarían a los suyos a la épica en Florencia. 

Para los bianconeri, la ida de Coppa suponía quitarse la espina romana. Saltaron al terreno de juego con tantas ganas, que el tempranero gol de Salah en el minuto 11 supuso algo más que un jarro de agua fría. Fue como si todos los fantasmas que atacan a la 'Juve' en estos últimos tiempos aparecieran de golpe para recordarles que ya no son un equipo invencible. Tampoco en Italia. 

Antes de eso, la garra había llevado a Vidal hasta el área defendida por Neto -sueño prohibido de los dirigentes juventinos-, para acabar errando un tanto ya cantado. El balón se paseó cerca del larguero tras un tiro raso del mediocentro chileno, tan impreciso en el duelo como el resto de sus compañeros. El gol pudo haber cambiado el rumbo de un encuentro en el que, como ya hemos dicho, la Fiorentina navegó con el viento a favor desde el 11'. 

La jugada del tanto viola retrató a medio once bianconero. Una pérdida de balón en el mediocentro dejó a Salah -flamante fichaje invernal- corriendo solo en dirección a la portería defendida en esta ocasión por Sturari. Ni Bonucci, ni Ogbonna, ni Padoin fueron capaces de pararlo. El resultado fue un tiro desde el borde del área bien direccionado que entró por la escuadra derecha sin que el meta juventino pudiera hacer nada por evitarlo. Justo después de eso, Coman sufrió una entrada que le dejó cojeando hasta que Allegri decidió sustituirlo 20 minutos después. El cambio no gustó nada al francés, que al retirarse lanzó las espinilleras contra su banquillo. Las oportunidades en ataque en la Juventus están caras, y el ex del PSG lo sabe bien.

La 'Juve', a ráfagas

La entrada al campo de Tévez dio algo más de vida a los de Turín, que solo diez minutos antes habían conseguido empatar tras un buen centro al área de Pepe y un mejor remate de cabeza de Llorente. El delantero argentino aportó frescura e ideas a los suyos, aunque su entrada no se acabó materializando en una ventaja en el marcador. Fueron los mejores minutos de la Juventus en esta ida de las semifinales, aunque también es cierto que hasta el descanso el gol pudo llegar en cualquiera de las dos porterías. 

Tras el descanso los de Allegri volvieron a apagarse. No se explica de otra manera que recibieran el segundo gol tras una nueva pérdida. Ésta, eso sí, mucho más peligrosa que la que generó el primero, pues en esta ocasión Marchisio tuvo la osadía de regalar la pelota a Salah al borde de su propia área. Una falta de concentración que solo puede decir dos cosas: o la Coppa es secundaria en Turín, o Allegri tiene mucho trabajo por delante si quiere seguir contando con un grupo ganador. 

Cierto es que la Juventus tuvo alguna oportunidad de llevar el empate al marcador, ocasiones que nacieron de las botas de Morata y Pereyra -suplentes-, pero no es menos verdad que la Fiorentina fue quien más cerca estuvo de cerrar la ida con un 1-3 que habría supuesto un pase a la final más que garantizado.

Especialmente clara fue la ocasión fallada por Diamanti. El delantero italiano aprovechó un nuevo error en la media juventina para poner en un aprieto a Ogbonna, bastante discreto en el partido. El defensa bianconero se vio solo frente al ex del Bologna e Ilicic. Por fortuna para la 'Juve', Diamanti decidió obviar la presencia de su compañero y puso rumbo hacia Sturari, pero Ogbonna llegó a tiempo de cortar el disparo

Al final los de Allegri se enredaron solos en el área viola, de la que no fueron capaces de rescatar ni un solo tiro limpio, y acabaron coleccionando ocasiones salvadas por el embrollo de piernas de propios y contrarios. Difícil tarea la de ir al Franchi con la necesidad de ganar por, al menos, dos goles de diferencia. Florencia es tierra hostil para la Juventus. Y, para más inri, la Coppa es su trofeo maldito.