El comienzo del encuentro mostró a las claras como llegaban ambas selecciones al choque, para ambas se convirtió en un partido importante tras el último encuentro oficial. Aunque el ambiente y la tensión estaban en la línea de lo exigido en este tipo de citas, croatas y lusos saltaron al césped con poca predisposición a soltarse la melena y dar un buen espectáculo.

Con las modificaciones prometidas por Bento, el conjunto portugués comenzó mandando e impidiendo que Croacia se juntara entorno a la dupla Modric-Rakitic. En los primeros minutos Almeida pudo estrenar el marcador y pasado el cuarto de hora, Cristiano remató horriblemente una buena jugada de Coentrão.

Varela no se movía de la banda derecha y el crack se movía con la libertad habitual por el frente de ataque, detrás Moutinho, Custódio y Amorim constituían un centro tan sólido como generador de juego. El centro del campo estaba impidiendo crear a los croatas, que no empezaron a aparecer con cierta frecuencia en las cercanías de Eduardo hasta pasados los 20 minutos.

Precisamente cuando parecía que los balcánicos comenzaban a dominar el juego, gran jugada de Modric incluida, y Portugal se echaba un paso atrás para buscar alguna de sus contras letales, llegó la jugada que terminaría por decidir el encuentro. Jugada que refleja a la perfección las posibilidades del conjunto luso.

Varela se fue hacia el centro y dejó la banda para Silvio, que no desaprovechó la oportunidad de aparecer por ahí y ponerla a media altura. El objetivo del pase fue el propio Silvestre Varela. El extremo la dejó atrás de primeras donde Cristiano controló con la derecha para quitarse a su defensa y después rematar al fondo de la red con la izquierda.

Para Varela la acción no es una más, presenta su candidatura a entrar en un once del que se había visto relegado. Ese toque cuando todos esperaban un remate a puerta que se antojaba complicado, pone sobre la mesa de Paulo Bento el nombre del extremo como nueva alternativa en sus posibles onces titulares.

El gol tuvo efectos contrarios en los contendientes, por un lado desconcertó un poco a Croacia, que volvió a parecer ese alumno aplicado con capacidades pero que le falta algo para lograr los resultados de los primeros de la clase, y por otro relajó a Portugal, que por fin se veía superior en juego y resultado.

Antes del descanso hubo un remate al larguero de Cristiano y poco más. Después vendrían los primeros cambios de piezas que conllevarían a un partido mucho más abierto, entre otras cosas porque Vieirinha aprovechó no ser la estrella lusa, pero tener enorme calidad y hambre.

El extremo del Wolfswurgo fue lo más destacado del segundo período y su precipitación fue la única razón que evitó que diera la asistencia del segundo de Portugal. Además provocó las dos tarjetas que el árbitro Studer mostró en el encuentro.

Con el paso de los minutos Croacia fue a por el gol del empate. Primero porque el choque entró en dinámica de ida y vuelta y al final terminó por encerrar a los portugueses en su campo, pero las jugadas no encontraban rematador o eran rematadas de manera mucho inocente. 

Quizás la ocasión más peligrosa para el conjunto de Štimac vino de la mano de la gran promesa Halilović, al que dio la alternativa en el 50' y que necesitó de minutos para encontrar su espacio en el campo. Dejó algunos detalles y dos jugadas que entran dentro de lo más destacable de su equipo.

La primera en un buen eslalon por la banda que no encontró rematador y la segunda en un gran disparo desde el pico del área grande que se envenenó tras tocar al defensa luso y acabó en córner tras la intervención del meta Eduardo.

Entre saques de esquina de Croacia, intentos de contra de Portugal y cambios se consumió una segunda parte más animada que la primera, pero de juego algo feo. A Bento le quedan la victoria y la buena imagen mostrada en la primera mitad y a Štimac la idea de que la historia podía haber sido distinta con Mandžukić.