Los cuartos de final de la Taça de Portugal han sido un canto a la fe, una especie de oda a los aficionados de los distintos equipos, sólo que está vez la belleza de estas acciones fue sustituida por la emoción, por la sensación de saber que cualquier situación que se producía en el terreno de juego podía llevar a su equipo en volandas hacia las semifinales de la competición más bonita. En definitiva fue una fase hecha para aficionados a los clubes que la disputaban, pero no para los aficionados al fútbol.

Porque lo que es fútbol, no se vio demasiado, las pizarras se impusieron a la imaginación de los jugadores y los nervios, la pasión y hasta en ocasiones el miedo atenezaron la magia. La responsabilidad fue tal que más que hombres con ganas de divertirse y hacer divertir parecían Prometeos aplastados por la pesada carga de salvar la tierra. Eso sí, al final Benfica, Rio Ave, Oporto y Sporting de Braga lograron sobrevivir e imponerse a esta lucha táctica que en ocasiones aprisiona el fútbol y ya ven más cerca poder disputar la final en la fiesta do Jamor.

Río Ave 1 - 0 Académica

Más que un partido de fútbol se podría decir que parecía un concurso matemático, todo el día con la calculadora en la mano, como si lo que se jugase fuese el descenso y de la victoria dependiese hacerlo o no. Total, que la primera mitad fue propia de monjes franciscanos, visible, arreglada pero sin ningún peligro. Tanto fue así que los mejores jugadores de ambos conjuntos fueron los laterales, Lionn y Marcelo Goina. Declaración de intenciones.

La segunda parte mejoró y como la red de salvamente cada vez se hacía más pequeña el juego mejoro y tanto Río Ave como Académica decidieron que debía intentar jugar al fútbol. No es que lo lograsen pero al menos hubo ocasiones. Agra estuvo cerca de hacer el primero, con cerca estuvieron también Ukra y Braga. No obstante, el gol tuvo como protagonista al Ricardo. El portero de Coimbra que normalmente es el salvador de su equipo está vez fue el “verdugo”. Su rechace en una mala salida cayó en los pies de un jugador verdiblanco, Braga, que agradecido por el regalo, hizo el primer y definitivo tanto.

Sp. Braga 3 - 1 D. Aves

Fue el partido más entretenido de los cuartos de final de la Copa, más que nada porque el coraje del conjunto de Aves a punto estuvo de hacerles pagar a los arsenalistas su exceso de confianza. A los 3 minutos ya ganaba con gol de Alan de penalti, lo que provocó que la intensidad en el juego decayase. Tanto que Aves empató el encuentro en el minuto 30 con gol de Paulo Pereira, también de penalti.

Y así estuvieron, empatados, hasta que finalizó el partido. Lo que obligó a jugar la prórroga y ahí emergió la figura de Rusescu, el fichaje invernal que tiene pinta de ser el más rentable de esta temporada para el Sporting de Braga. Hizo el segundo en el 94 aprovenchando que la fe de Aves seguía activa pero el físico no y Alan en el 105, le acabó de dar tranquilidad a la hinchada del Axa Stadium.

Penafiel 0 - 1 Benfica

Se acercan los partidos finales y hay ocasiones en las que se llega a tener la sensación de que a Jorge Jesús le gusta revivir antiguos fantasmas. No porque Benfica no fuese mejor que Penafiel, sino por la poca cintura que suele mostrar el técnico en determinadas ocasiones. Cuando tiene que tomar decisiones para abrir defensas cerradas suele cegarse y eso obliga a su equipo a tirar de individualidades, de geniales de un segundo que marquen el encuentro.

Esta vez hubo suerte. Sulejmani, que estuvo activo todo el partido, intentádolo una y otra vez chutó un balón raso y colocado a seis minutos del fin del partido, en el 84 que el guardarredes de Penafiel no pudo detener. Lo que logró fue doble, aparte de la clasificación de las águilas. Por un lado enmascaró un partido malísimo ante Penafiel y por otro se ganó el agradecimiento de los aficionados encarnados. En semifinales y gracias.

Oporto 2 - 1 Estoril

Sin duda era el partido más atractivo de los cuartos de final y sin duda la figura del encuentro fue Quaresma. Es curioso lo que este jugador puede dar y lo que podría haber sido si su cabeza hubiese estado a la altura de su calidad. Ricardo fue el líder del equipo, anotó el tanto del empate, se entendió a la perfección con Danilo y Jackson Martínez y cedió su sitio al que acabó con la resistencia de Estoril: Ghilas.

El argelino no tiene demasiadas oportunidades por parte de Paulo Fonseca y lo cierto es que en las otras competiciones que no son la Liga Zon Sagres se está convirtiendo en alguien importante. Un tipo fiable para poder optar a más cosas que de momento ha colocado a Oporto en las semifinales.

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Sobre el autor
Miguel Á. Ortiz
Licenciado en periodismo, antes seducido por la historia y con un máster en Periodismo deportivo, sigo buscando la oportunidad de contar historias. He encontrado el mejor sitio: Vavel.