Se fue Vítor Pereira camino a arabia, dejando un equipo rocoso y efectivo como pocos. Con él salieron João Moutinho y James Rodríguez, estos rumbo al Principado de Mónaco. Por tanto tocaba renovar una zona clave que tenía como dueño y señor al 8 de la ‘Seleção’. Estaba claro que la dirección técnica no iba a torcer su rumbo: jugadores jóvenes y baratos. Así llegaron Carlos Eduardo, Héctor Herrera y Juan Quintero para sumarse al retorno de Josué, que en su día tuvo que salir a pulirse fuera.

Con un centro del campo que parecía completo y una defensa que se asociaba a media Europa, los portistas iniciaban su andadura en la temporada 2013/14 imponiéndose al Vitória de Guimarães por un contundente 3-0 en la Supertaça y con unas grandes sensaciones en cuanto al juego desplegado. Con tan poco trabajo del nuevo entrenador, solo se podía esperar una evolución a mejor.

Sprint inicial y tropiezo crucial

De hecho el arranque no pudo ser mejor. En la jornada ocho y con los precedentes del equipo en Liga, el cuarto título consecutivo parecía encarrilado. Todo ello muy lejos de la realidad plasmada sobre el césped, ya que el equipo parecía ir hacia atrás. La fluidez en el juego fue desapareciendo con el paso de los minutos. La propuesta de Paulo Fonseca se encontró con un problema inesperado. El trío del centro del campo con Fernando como ancla y Lucho ejerciendo de mediopunta, no encontraba al tercer elemento. Ninguno de los tres refuerzos creativos llegaron a consolidarse y el intento de utilizar a Defour en funciones de “box to box” se quedó en eso, en un mero intento. Para colmo, Varela había iniciado la campaña totalmente fuera de forma y Licá no se acababa de encontrar cómodo, hasta el punto que pareció una caricatura del que se había visto en Estoril.

Paulo Fonseca en el banquillo del Oporto. Foto: Jaime del Campo | VAVEL.com

En tres jornadas, aquello que se asomaba en cada partido, que se ocultaba con la pegada y el buen trabajo defensivo, se presentó para dejar fuera de sitio a los ‘dragones’. Empates en Belém y en casa ante Nacional precedieron a una derrota en Coimbra, había pasado una Liga y algunos partidos más desde la última vez que había acabado un partido sin puntos para el Oporto.

A las dudas en Liga se le unió un recorrido en Champions para olvidar. En Europa quedó el consuelo de la Europa League y en Portugal continuó el pulso con los dos grandes de Lisboa. De hecho el fin de 2013 dejaba un panorama apasionante en Liga, con los tres gigantes lusos empatados a puntos en el liderato, y una Taça da Liga que dejaría a Sporting u Oporto fuera del camino a Leiria.

Primeros pasos hacia el fracaso

Los ‘dragones’ pasarían la segunda fase de grupos por la diferencia de goles frente a los ‘leones’. Aunque hubo suspense (y tribunales) porque los blanquiazules comenzaron 4 minutos después su partido, hecho que acabó por ser definitivo. También seguirían avanzando en la Taça de Portugal, mientras enero y febrero suponían la despedida del título liguero.

El Oporto se deshacía, perdiendo la solidez defensiva y viendo como Jackson Martínez era víctima de la pobre capacidad ofensiva del equipo. Mientras el Benfica cada vez jugaba mejor y encadenaba una racha de resultados que hacían más incómoda la situación del equipo portuense. El resultado fue la salida definitiva de Paulo Fonseca del equipo y antes ya se había ido el capitán, Lucho González.El panorama del Oporto para el tramo final estaba plagado de eliminatorias a todo o nada. Europa League y dos semifinales contra los ‘encarnados’ en el horizonte. La Liga pasó a segundo plano y el “tetra” del que se hablaba con ilusión en septiembre quedó en el olvido. En el viejo continente algunos temían el resurgir del dragón orgulloso, una vez Eintracht y Nápoles se vieron apeados de la competición por dos Oportos con diferente entrenador y mismo rumbo errático. Poco duró la ilusión generada por la llegada de Quaresma.

Quaresma en un partido de esta temporada. Foto: Juan Ignácio Lechuga.

La caída más dolorosa

Contra el Sevilla en cuartos fue un quiero y no puedo. El gol se había enemistado con los portistas y en el Dragão no consiguieron hacer que su gran superioridad se convirtiera en algo más que en un 1-0. En la vuelta, los hispalenses fueron un vendaval que no perdonó como ellos habían hecho una semana antes. Sin embargo, lo peor estaba por llegar.

Con ventaja en la ida, el Benfica remontó las ‘semis’ de la Copa de Portugal y dejó muy tocados a un Oporto que estaba ya arrodillado ante un rival que volaba alto. De hecho fueron las ‘águias’ quienes dieron la puntilla en la otra semifinal que debían jugar. En la Taça da Liga fueron los penaltis quienes decidieron y lo hicieron de forma cruel con un equipo que no había hecho méritos para recibir otro final, pero ensañándose con el menos culpable de todos. Fernando, el mejor de la temporada blanquiazul, falló el penalti que alejaba los títulos de la desembocadura del Duero.Sin títulos en juego, Pinto da Costa decidió comenzar a dar sentido a la próxima temporada con la llegada de Lopetegui. Con ello parece que la apuesta por los jóvenes que llegaron este año continuará, aunque habrá que esperar a saber quienes salen y los posibles refuerzos. En lo primero la faceta defensiva se puede ver afectada gravemente y en lo segundo es fácil imagina la hoja de ruta que se trazará.

Luís Castro, segundo entrenador del Oporto en la temporada. Foto: Juan Ignácio Lechuga.

Atrás quedará una temporada nefasta, en la que las apuestas de futuro se revelaron algo inmaduras para cargar la responsabilidad que tiene la camiseta del Oporto. También la salida a destiempo de un baluarte de los últimos años como Lucho y la triste lesión en el tendón de Aquiles de Helton. Ahora habrá que pasar por la penitencia de la fase previa de la Champions League y recuperar algunos de los rasgos que hicieron de los dragones un equipo temible en Portugal y respetado en el viejo continente.

Afición del Oporto desplazada a Sevilla. Foto: Juan Ignácio Lechuga,

Hombre de la temporada

Sin duda Fernando dio el paso al frente que se esperaba de él para comandar el medio del campo. Su labor es la menos vistosa en esa zona, pero cada partido del luso-brasileño era una lección de colocación y saber estar. Entre el y Mangala lograron sostener defensivamente a un equipo que se venía abajo en cada ataque rival. En cambio, no encontró apoyo para dar salida a los balones que robaba.

Con certeza, el centrocampista portista recordará dos momentos puntuales negativos y que le tuvieron como protagonista. Primero se perdió la vuelta de los cuartos de final de la Europa League por acumulación de tarjetas y su equipo lo notó, viéndose sobrepasado en todo momento por el Sevilla. Unos días después falló el penalti que dejaba al Oporto fuera de la final de la Taça da Liga. Un final muy duro con un jugador que no merecía tanta crueldad.

Las claves del fracaso

La gestión de la temporada desde la dirección técnica puede ponerse en entredicho desde el inicio hasta casi el final. La salida de un hombre referente como João Moutinho y del primer candidato para relevarle, James Rodríguez, no fueron suplidas con jugadores de garantías. Los que llegaron eran buenas apuestas que aún precisaban de una “cocción” para llevar al “nuevo Oporto” por el buen camino. Los intentos de Paulo Fonseca por encajar el centro del campo no dieron resultado y el técnico cambió muchas veces en poco tiempo de pieza. Así, ni Carlos Eduardo, ni Herrera, ni Quintero, ni siquiera Josué se adaptaron a jugar con Lucho y Fernando.

A ello se le unió la salida de Lucho en el mes de enero. El capitán se bajaba del barco atraído por los petrodólares y sorprendiendo a propios y extraños, pero posiblemente dejando una buena solución para el club y sobre todo para el jugador. También saldría Otamendi, comprado por el Valencia acabó la campaña cedido en Atlético Mineiro. Con este panorama tuvo que lidiar Paulo Fonseca, que seguió sin dar con la tecla hasta que fue despedido. Entonces Luís Castro tomó las riendas de manera provisional. Sin embargo, pasaron las jornadas, no llegó nadie para ocupar su lugar y acabó por concluir la temporada al mando.

Herrera en un lance del juego contra el Atlético. Foto: Jaime del Campo.

Once tipo de la temporada

Las salidas de Lucho y Otamendi, titulares indiscutibles, dejaron abiertas algunas posiciones. Además, la lesión de Helton permitió que Fabiano mostrara que tiene planta para ser titular sin discusión. Esta temporada es difícil afirmar quien es el segundo central, donde Reyes y Maicon se alternaron en la segunda mitad, y en el centro del campo, con dos puestos bailando constantemente. Por otro lado, la llegada de Quaresma cerró las puertas a los extremos que pugnaban por la vacante que dejaba Varela, quien habitualmente fue el extremo derecho. También Jackson tuvo altibajos, pese a que acabó como máximo goleador de la Liga Zon Sagres, y Ghilas estuvo en boca de gran parte de la afición, llegando a tener sus momentos de gloria.

*Alternó mucho con Defour y a veces con Quintero o Josué.

La próxima temporada…

Con el anuncio de Julen Lopetegui como nuevo entrenador del equipo para la 2014/15, la apuesta de la directiva portista es clara. La tendencia a jugadores jóvenes y con gran proyección se va a mantener, pero dejando de lado los experimentos con entrenadores con poca experiencia. El exseleccionador sub-21 de España tiene una buena trayectoria con este tipo de jugadores y su único punto flaco es no conocer en detalle el fútbol portugués, hecho que se ha demostrado nimio con otros entrenadores y otras ligas.

En lo que a la plantilla se refiere, las incógnitas se centran en si llegará alguien dispuesto a poner el dinero que Pinto da Costa pide. Jugadores con pretendientes no faltan y algunos pueden subir su caché con la Copa del Mundo. Mangala y Fernando son los hombres importantes que más suenan para salir del equipo, en gran medida porque son grandes de Europa los que parecen tener sus ojos sobre ellos. Jackson Martínez es el siguiente en esa hipotética lista, pero su irregular temporada ha hecho los rumores de su salida hayan perdido fuerza. Ya en lo que se refiere a refuerzos la situación cambia. La defensa está en cuadro con o sin la salida de Eliaquim Mangala y debería ser la primera línea a reforzar. En la medular hay jugadores, aunque pocos se han demostrado merecedores de un sitio. Carlos Eduardo, Fernando y el comprometido Defour parten con ventaja, mientras Herrera, Josué y Quintero ya mostraron cualidades sin regularidad. Por ello, un jugador de garantías para la creación de juego es una opción que el club se puede plantear.

Mangala defiende una jugada contra el Atlético. Foto: Jaime del Campo.

Para el resto de posiciones no parece haber problemas, aunque dependerá de las salidas y la confianza en el B. En la segunda plantilla hay algunos jugadores que ya podían haber disputado más minutos, como es el caso de Kelvin, quien marcó el gol que puso la Liga 2012/13 en la mano del Oporto. Se podría decir que los dragones tienen materia prima para hacer un buen equipo y según como se refuercen pueden dirigirse hacia ser importantes a corto-medio plazo o serlo a medio-largo. Una vez más, el famoso Pinto da Costa “tiene la pelota en su tejado”.