En una horas comenzará una nueva liga en Portugal. Una competición con sabor a otra época, que hace viajar la mente ocho años atrás. Con la readmisión del Boavista, se ha vuelto a la tabla de dieciocho competidores. Moreirense y Penafiel serán los otros dos conjuntos que retornen a la máxima categoría lusa junto a las 'panteras'.

Sin embargo, esas no serán las únicas tres novedades de una temporada que comenzó con los primeros partidos de las Copa de la Liga y el pasado fin de semana con el Benfica alzando la Supertaça tras imponerse al Rio Ave en la tanda de penaltis. Precisamente los actuales campeones de todo en Portugal – las vitrinas 'encarnadas' exponen los últimos cuatro títulos disputados en el país – son una de las incógnitas que habrá que despejar.

Jorge Jesus tendrá que encarar el curso con una renovación tremenda de la plantilla, en una temporada que el vecino Sporting ha tratado – aún lucha por ello – de mantener y reforzar un bloque que funcionó. Además, el otro gran cambio en la zona alta lo lleva el Oporto, que ha aparcado aquella filosofía de fichar lo desconocido y ha dado a Lopetegui lo que pedía: mucho español y mucho jugador que ha dado pruebas del nivel que puede dar.

Aunque la batalla por el título de esta campaña parece estar más abierta y extenderse más allá de esa terna, incluyendo a un reforzado Sporting de Braga. Los del Miño han recuperado el aire de unos años atrás y deberían entrar en la carrera por alzar el trofeo. Junto a ellos, la evolución de equipos como Estoril, Rio Ave, Nacional, Vitória de Guimarães o Marítimo puede "añadir pimienta" a las posiciones más altas de la competición.

Y como de costumbre en la otra parte caliente de la tabla, la zona baja tendrá esa emoción aderezada con el nerviosismo y el vértigo que da perder la categoría. Con los tres recién ascendidos y algunos clubes imprevisibles por el habitual trasiego de jugadores como Académica, Paços de Ferreira, Belenenses, Vitória de Setúbal, Gil Vicente y Arouca, se podrá ver una bonita disputa por esquivar las dos posiciones que nadie quiere.

Especulaciones que cada equipo podrá cambiar en cada partido. Porque otra de las bellezas del fútbol luso está en la continua aparición de revelaciones en la zona alta y caídas inesperadas de aquellos que supuestamente estaban preparados para volar en las alturas. Emoción y entretenimiento a raudales al fin y al cabo.